La gloire à mes genoux

XXXIV | Expectativas y otra verdad

El joven Ryddle cerró la puerta y Maeve alzo la vista del libro al verlo salir, sentada en una silla blanca del exterior de la casa se observaron por largos minutos.

—Quiero hablar contigo— rompió el silencio y ella lo miro, asintió con la cabeza cerrando el libro.

—Te escucho.

Victor se coloco frente a ella, los ojos de Maeve se posaron en el, algunos mechones de cabello del joven se movían gracias al viento y vestía todo de negro, miro sus brazos y apartó la mirada ruborizada.

—Lamento todo lo que sucedió, no debí hacer eso, pensé solo en mi y no en los problemas que tendría a la personas que yo afecte, perdóname.

Maeve lo observo, era una disculpa sincera pero eso no arreglaba el hecho que la había lastimado, sin embargo, no le gustaba ser reconrosa aunque la gente se lo mereciera.

—Yo tambien lo lamento— soltó y Victor la miro— Lamento creer en ti, lamento permitirte acercarme a ti...— dejo el libro sobre la pequeña mesa de madera que estaba frente a ella y se coloco frente a él  ambos se observaron fijamente— También lamento que me hayas atraído desde que te vi y ser tan tonta para caer en tus mentiras y lamento tener grandes expectativas de ti.

El joven asintió con la cabeza sin dejarla de ver.

—Me mentiste— siguió Maeve y trago saliva con dificultad— Sabias que era nueva en este mundo y te aprovechaste de eso, ojalá existiera un hechizo que me permita borrarte de mi vida.

Maeve sintió un nudo en la garganta y se dio media vuelta para entrar a la casa, cuando su voz la detuvo.

—Existe un hechizo— hablo Victor sin mirarla, sus ojos negros miraban hacia la nada mientras hablaba mientras sentia una opresion en el pecho— Se llama Obliviate y puede borrar todo lo que te hice.

Maeve fruncio el ceño pensando que era otra mentira más, Victor la miro.

—Si no me crees, puedes preguntarle a mi hermana, ella te confirmara que existe— sin dejarla de mirar siguio— Yo tambien lamento todo pero también estoy feliz de haberte conocido, es cierto que te mentí, pero no fue en todo.

Maeve regreso y se coloco frente a él.

—¿En que no mentiste?

Victor coloco su mirada en ella.

—Cuando te bese fue porque quise hacerlo, no entro dentro de mis planes y lo hice porque quise.

Maeve dio un paso hacia atrás sin decir nada, dio la media vuelta y entró a la casa, sus ojos cafés se llevaron de lágrimas y miro al techo para intentar detenerlas.

—¿Duele verdad?— pregunto una voz a su espalda.

Maeve se giro topandose con Golden quien tenia una gran sonrisa. La chica tapo su barniz y se levantó acercándose a ella.

—Duele saber que todo fue un juego, que el jamás estaría interesado en ti y que eres una más de su lista, porque tiene una lista ¿No te hablo de ella?

Maeve solo la observo y Golden le soplo a sus uñas, luego le sonrio.

—Así es la vida cariño, tu eres una muggle desechable y yo una sangre pura, después de todo esto él y yo regresaremos y será una gran pesadilla en mi vida— le sonrio— Te dije que acabaria contigo y lo he logrado.

Maeve observo a Golden darse la vuelta soplando sus uñas

—¿Como sabes que realmente te quiere?

Golden la miro y sonrio.

—Porqué lo se, se como me mira y se que somos la pareja perfecta.

—¿Y si estas equivocada?— volvió a pregunta Maeve— ¿Y si al final tampoco te corresponde como tu quieres?

—Meave, el lo hará porque en el mundo mágico nos relacionamos gente importante con gente importante, yo soy descendiente de una de las familias más antiguas del mundo mágico y tu eres nadie aquí.

Maeve sonrio un poco ante sus palabras.

—Nadie— hablo para si misma y la miro— En este mundo todos somos nadie hasta tu. Somos algo cuando nos necesitan y cuando ya hemos sido usados, nos convertimos en nadie— se acerco a ella— El ya no te quiere ¿Por qué no te quieres un poco?

—¿Y dejarte el camino fácil para que te quedes con el?—pregunto Golden alzando una ceja—No lo creo.

Maeve asintió con la cabeza.

—Es una lastima que siendo una persona tan atractiva pienses así por un hombre— la miro— Eres bonita y cualquiera quisiera estar contigo.

Golden le sonrio.

—No es cualquier hombre Maeve, su padre es el líder del mundo mágico y algún día el también lo será y yo seré conocida como la esposa del nuevo señor tenebroso.

Maeve abrió sus ojos con sorpresa.

—¿Todo esto lo haces por quien serás en un futuro?— pregunto y Golden le sonrio— Ni siquiera lo quieres.

—No te metas en lo que no te importa Maeve— sentenció la castaña mirandola— Ya bastatantes problemas has traído desde tu llegada.

—¿Y si tu eres el problema no te has dado cuenta?— se acerco a ella con los brazos cruzados.

—Ya callate, estoy harta de tus tontas preguntas— la callo Golden y negó con la cabeza— Merlin, me recuerdas tanto a mi hermana menor...

—No sabia que tenias una hermana— soltó Maeve alzando una ceja.

Golden parpadeo al darse cuenta del error que había cometido y luego nego con la cabeza.

—Si y no es algo que te importe— soltó Golden y se coloco frente a ella— No sabes cuanto te odio.

—Yo no lo hago—negó Maeve.

Golden alzó una ceja y sonrió, jalo el cabello de la chica y arranco unos cabellos. Maeve la miro con enojo

—Ups— exclamó Golden.

Maeve se giro a verla y de un momento a otro estaban rodando por el piso de la casa Weasley jalandose de los cabellos.

—¡Otra vez están peleando!— exclamó Lily hacia sus amigos.

Todos regresaron a la casa y se asomaron, Victor cerró la puerta y las miro rodar en el piso.

—¿Podrías hacer algo?— pidió Scarlett mirando a su hermano mayor.

El joven asintió con la cabeza y logró separarlas, ambas se gritaron de cosas y el se coloco en el centro.

—Basta, no puedes seguir discutiendo así.

—¡Tu lo provocaste!—le grito Golden a Maeve, luego miro a Victor— Si no te hubieras metido con esta muggle...

—¡Basta!— le grito y ella cayo— No puedes hablar así de ella.

—¡¿Y por qué no?!— le grito— ¿Por qué te gusta? ¿¡Es por eso?! ¿Te gusta la sangre sucia?

—¡Esa sangre sucia es tu hermana!

Golden se quedó callada y Maeve lo observo, todos callaron ante eso último.