LXI | Elecciones

17 2 0
                                    

Victor negó con la cabeza mirando a su padre, el joven dio media vuelta para ocultar su rostro afligido en donde las lágrimas amenazaban con salir.

—No padre— negó el chico y lo miro tratándose el nudo de la garganta que se le había formado— No quiero ser yo quien decida entre la vida de Maeve y mi hijo.

Fleur paso una mano sobre el hombro de su hijo y miro a su esposo esperando que hombre tuviera alguna solución para dicho problema. El padre de Maeve, Amycus, se mantenía callado, su hija Golden le había avisado de todo y Golden movía la pierna con nerviosismo.

—¿Que dice mi hija?— pregunto Amycus mirando al joven.

—Quiere que salve al bebé pero ella debe morir— contesto el joven mirando al hombre.

Amycus asintió con la cabeza entendiendo dicha situación, en otro momento pudo maldecir y odiar a los Ryddle por meter a su hija en eso, pero no era momento de señalar culpables.

Victor Lucifer y Delphini Lilith se observaron de reojo teniendo en mente un plan, puesto que en su familia solo una persona podrías salvarlos de dicha situación sin perder a nadie.

—Sería regresar al punto de inicio—hablo el hombre mirando a su hermana y los demás lo miraron sin entender— Dos guerras para nada.

—Pero lo necesitamos —hablo Delphini mirando a su hermano— Tu hijo lo necesita.

***

—¿Y no podemos pedirle el favor por medio de la ouija?—pregunto Blaise temeroso ante aquella idea.

—No, no se puede hacer— negó Victor mirando a su amigo.

El moreno hizo una mueca.

—¿Y si en vez de ayudarnos nos quiere matar?

—No lo hará.

—¿Como estas seguro que eso no pasará?

—Porque soy su hijo y no puede hacerlo.

Harry alzo una ceja ante ello y Victor hablo.

—Ya se Potter, no me veas así,es la única solución que le encuentro al problema. Gallert no puede hacerlo porque no tiene la sangre Ryddle, solo un Ryddle puede hacerlo y cabe la cosa que yo no soy.

—¿Vamos a conocer al abuelo?—pregunto con emoción Ethan ante la idea de su padre— Cool.

Victor miro a su padre.

—¿Estas seguro que quieres hacer esto?

El hombre le sonrio a su hijo.

—Por supuesto, eres mi hijo y haré todo lo posible para que tu seas feliz.

Amycus escuchaba el plan de su enemigo.

—Pregunta—hablo el hombre y lo miraron— ¿Vas a revivirlo ahora? ¿Precisamente en este momento?

El hombre asintió con  la cabeza.

—Claro Amycus, no vamos a perder tiempo.

Amycus hizo una mueca.

—¿Que pasa Amycus?— le pregunto Victor mirandolo— ¿No te emociona ver a quien tu ves como tu verdadero amo?

Amycus negó con la cabeza.

—No creo que a tu padre le agreade verme por aquí.

—¿Por qué no?—alzó una ceja el hombre.

Amycus volvió a hacer una mueca.

—Veraz, en la batalla de Hogwarts de 1998 le robe dinero de su banco en Gringotts, cuando se entero, el mando a matarme pero tu lo destruiste antes de que lo lograra y los mortifagos pasaron a ser tuyos por lo que sus ordenes se borraron.

Victor sonrió ante ello.

—¿Y cuanto le debías?

—10,000 galeones.

—Uy, eso no es mucho dinero— opino Theodoro Nott desde una de las sillas— Pero recordando que ese dinero lo debías en 1998 y han pasado 24 años tu deuda ha crecido y para liquidarla tendrías que dar todas tus propiedades a los Ryddle.

—¿Quien eres y como sabes tanto de deudas?— pregunto Amycus mirando al castaño.

Theo saco unos lentes de su saco negro, Astoria negó con la cabeza y los hijos de Theo sonrieron.

—Theodore Nott, pariente cercano de la familia Ryddle y encargado de administrar la fortuna de las familias más importantes en el mundo mágico, entre ellas las mía. Y bueno, si hacemos cálculos de su deuda, le debe hasta la vida a la familia Ryddle o bueno, a Tom, ya que a él fue quien le robaste.

Amycus dejo de mirar a Theo y evito el rostro sonriente de Victor.

—Esa es una información interesante Theo, muchas gracias amigo— miró a Amucys— Se que no quieres a mi hijo con tu hija pero...

—No voy a aceptar tu chantaje...

—Pero deberás aceptar mi chantaje si no quieres morir cuando mi padre sea revivido. Yo te cuido de mi padre y su aceptas que mi hijo y tu hija se queden juntos y no vas a intervenir.

—Pero...

—¿Pero?— pregunto Victor y alzó una ceja— ¿Dijiste pero?

La gloire à mes genouxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora