XXXII | Discusiones de medianoche

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—Deberías estar arriba con tus amigos y no lavando los trastes— hablo Molly Wealsey mirando al chico pelinegro.

—No me quita nada ayudarte a recoger la cocina Molly— contesto el joven guardando los platos y cerrando la pequeña puerta, era lo menos que podía hacer cuando ella lo atencion tan bien cuando llego a cenar— Además, ellos están bien.

Molly saco un frasco de cristal lleno de ranas de chocolate y se lo tendio al chico, el pelinegro tomó dos y le agradecio.

—Llévate el frasco, los niños han de querer— señalo hacia las escaleras.

—Gracias Molly— agradecio y tomó el frasco, paso al lado del señor Weasley que leía el periódico y se dirigió hacia las escaleras.

Las risas de todos llegaron hasta el, abrió la puerta, la empujó con el pie y las miradas de todos se coloco en el.

—¿Donde estabas?— pregunto su hermana Scarlett— Tuvimos que cenar sin ti.

—Me doy cuenta— contesto Victor dejando el bote de ranas de chocolate en en centro— Me quede hablando con papá sobre algunos asuntos, nada grave.

Su hermana asintió con la cabeza y estiro su mano tomando una rana de chocolate.

—Estábamos por empezar a jugar la botella — alzó una botella de vidrio Fabiola Weasley— ¿Juegas?

El chico se encogió de hombros y se sentó en el piso, Fabiola coloco la botella en el centro, le dio vueltas y comenzaron el juego. Tras varias verdades y retos divertidos llegó un turno que hizo que todos dejaran de reír, Maeve mandaba a Victor.

—¿Verdad o reto?— le pregunto la castaña mirándolo fijamente.

Victor pensó que decidir y al final opto por la primera opción. Meave apretó los labios pensando que podía preguntarle, su relación que había tenido con se había ido en picada tras descubrir que era una apuesta.

—¿Por qué me apostaste?— pregunto con seguridad y mirándolo a los ojos.

Victor no le bajo la mirada para buscar una respuesta, ella quería la verdad y se la daría, de eso trataba el juego.

—Solo quería demostrar que podía tener lo que yo quisiera Maeve— le contesto con frialdad— Y al final lo logre.

Los jóvenes intercambiaban miradas entre ellos esperando la reacción de Meave ante la respuesta del joven, la chica parpadeo y luego sonrio. Hyperon lo miro con ojos muy abiertos gritándole con la mirada "¿Que has hecho?"

—Me alegra saber que al fin conozco al verdadero Victor y que te hayas quitado tu máscara que reflejaba sinceridad.

—No es mi culpa que hayas creído todo, yo no te pedí que creyeras que soy sincero, lamento decepcionarte Maeve, pero así están las cosas. Al final de todo, yo gane mi apuesta y es lo único que me importa.

Maeve bajo la mirada unos momentos y luego asintió con la cabeza, sus ojos comenzaron a  cristalizarse pero no iba a llorar frente a nadie, sus lágrimas no las merecía, alzó la mirada con una sonrisa.

—Gracias, era lo único que quería saber— se levantó del piso y paso al lado de Victoria quien coloco una mano en hombro para consolarla.

Victor la miro alejarse y hablo.

—Al menos tengo la valentía de decirte la verdad de frente— sus palabras la detuvieron antes de que saliera de la habitacion— En cambio tu, no me dijiste nada sobre tu amigo que te consuela cuando yo no estoy—lentamente se giro a verlo.

—El es sincero y genuino, no es como tu— le reprocho regresando a enfrentarlo.

Victor se levantó colándose frente a ella, Maeve tuvo que levantar la mirada aún más por la diferencia de altura que ambos tenían.

—¿Sincero y genuino?— le pregunto Victor con amargura— Eso mismo creías de mi, ¿Como sabes que el no hará lo mismo?

—¡Por qué el no es como tu!

James Potter se acerco hasta Victoria y le murmuró.

—¿Detenemos esto?

La joven pelinegra negó con la cabeza.

—No, son sus problemas, no vamos a hacer nada, ademas— miró a Maeve y sonrio— Tiene agallas.

—...¿Y como sabes que es como yo?—le pregunto el alzando la voz— No lo conoces, tu creías conocerme y mira lo que resultó

Maeve negó con la cabeza y una lágrima cayó por su mejilla.

—No todos son como tu Victor Ryddle. No todos hacen la bajeza que tu hiciste conmigo.

Golden tomó de su cerveza de mantequilla sin dejar de sonreir, ir a la casa de los Weasley iba a ser más interesante de lo que había creído.

—Todo sería más fácil si no estuvieras aqui, no tienes el talento para ser una bruja, un chasquido de dedos y estas fuera.

Maeve soltó una pequeña risa.

—Tu no tienes el poder para hacer eso y se que tu padre no me haría algo así.

Victor se quedo callado porque las palabras de la chica eran ciertas, no, su padre jamás haría eso.

—¿Creíste que sería una chica fácil que caería rendida a tu pies?— le pregunto acercándose a el— ¿Eres el nieto de un gran villano y te gustan las cosas faciles?—negó con la cabeza— Eso no es una característica de un Slytherin y si tu y yo no teníamos un odio entre nosotros, ya lo hay.

Maeve salió de la habitación sintiendo sus ojos arder, se permitió soltar una lágrima en el pasillo.

—¿Pasa algo mi niña?— pregunto Molly al ver el estado de la chica.

Maeve negó con la cabeza y Molly se acerco a ella, sintió los brazos de la mujer y se permitió llorar.

—¡Gracias Victor!— exclamó su hermana mirandolo— Gracias por arruinarnos la noche.

—Ella comenzo—señalo el chico con enojo.

—¡No! ¡Comenzaste tu!— lo señalo su hermana— Tu hiciste la apuesta y mira las consecuencias, ella tiene razón.

Cada uno comenzó a abandonar la pequeña habitación dejando a Victor y Hyperon, el rubio lo miro.

—Lamento que todo haya terminado terminado.

Victor negó con la cabeza.

—No, yo lamento que ella esté aquí, que haya arruinado mi vida y todo lo que esta a mi alrededor. Es cierto, no debí apostarla— miró a su amigo rubio— Pero ella no se quedará en el mundo mágico, no se lo voy a permitir.

Hyperon dio un paso hacia atrás sin dejarlo de observar, lo que había comenzado como una apuesta terminó en una tragedia y temia que su amigo hiciera cosas que no podría arreglar y terminará arrepentido., el rubio se dejó caer de espaldas y miro el reloj que marcaba la media noche.

—¿Tu lo sabias verdad?—pregunto Victoria Ryddle desde el marco de la puerta, el rubio la miro y no hablo— Lo sabia, tu siempre sabes todo ¿Por qué no lo evitaste?

—Porque no creí que llegara hasta este punto...—la miro fijamente— ¿Todo bien con Aaron?

La pelinegra le sonrio.

—Bastante bien... ¿Todo bien con Winter?

El rubio le sonrio y asintió con la cabeza. El destino los había unido años atrás y afortunadamente su ruptura no había provocado daños irreparables.

La gloire à mes genouxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora