Capítulo 2

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Buenos Aires, Argentina
Junio, 2022

Ruggero:

El camino hacia mi departamento fue rápido y tranquilo. Leonardo y Santiago me venían contando de sus tragedias en el aeropuerto de Roma.

Ellos siempre han sido así, de torpes y distraídos

¿Tienen hambre? —pregunté mirándolos por el retrovisor—

Los dos venían atrás como los mejores amigos que eran desde chiquitos, parecían dos chicles

Demasiada —respondió Santi— ¿nos vas a invitar?

Por supuesto —detuve el auto frente al semáforo— ¿pasta o...

Hamburguesas —dijeron los dos al unísono y rodé los ojos—

Bien, hay que consentir a la visita

[...]

El mesero se había retirado una vez que habíamos hecho nuestros pedidos, así que aproveché el momento que comenzaba a tener con los dos adolescentes. Bueno, no tanto, ya eran adultos

Bueno, cuéntenme. ¿Qué tal el vuelo? —pregunté recargándome en la silla, ellos me miraron—

Largo, agotador, me venía durmiendo... —comenzó a decir Santi—

Aunque también estuvo aburrido, estresante... —continuó Leonardo— de todo un poquito

Ah, ¿no disfrutaron? —pregunté divertido—

Un poco pero bueno, la comida que nos servían, justifican el largo y aburrido vuelo —dijo Leonardo y con Santi reímos—

Buenísimo, ¿y algo más que quieran contarme? No sé, ¿la universidad, por ejemplo?

Ah, bueno eso, como sabes yo estoy con todo el movimiento del intercambio a la Universidad de Palermo —dijo Santiago sonriente— en estas semanas el trámite estará quedando listo

¿Y el hospedaje? Sabes que podes quedarte conmigo hermano —le dije y negó de inmediato—

Mi hermana me ha dicho que me hospeda en su casa mientras busco algún lugar. Me aseguró que no habría problemas con su esposo

Bueno sabes que si por algún motivo no podes quedarte en casa de Chiara, las puertas de mi casa están abiertas

Lo sé, gracias hermano

Hermanito —llamé a Leonardo, me miró— ¿vos lo pensaste? Contas con mi ayuda

Suspiró pasando sus manos por su cabello

Si, un poco. Pero tengo miedo sabes —nos miró a los dos— no me creo capaz de llevar la otra mitad de mi carrera en otro idioma y nación completamente diferente a la mía

Sabes que las oportunidades se presentan solo una vez en la vida, si no la tomás, en tren puede irse —dijo Santi— anda, pensalo

Asiento dándole la razón, Mancini palmeó la espalda de Leo

Mira, sabes que yo te pagaré hasta el último centavo de la universidad, yo te lo prometí y pienso cumplirlo, está mi casa, me tenes a mi... no vas a estar solo

¿Y mis papás? —me miró y ahí entendí su indecisión— no quiero dejarlos solos

Te entiendo más que nadie Leonardo, pero papá y mamá siempre van a querer lo mejor para nosotros.

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