Capítulo 40

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Buenos Aires, Argentina
Octubre, 2022

Elettra:

Abrí la puerta del departamento intentando hacer menos ruido posible, y cuando por fin estuve adentro la cerré a mis espaldas

— ¡Ay! ¡Dios mío! —grité de susto al voltearme—

Ahí estaban ambas mis amigas, cruzadas de brazos y mirándome furiosas

— Hijas de puta —jadeé mientras llevaba una mano a mi pecho sintiendo mi pulso acelerado— Se me detuvo el corazón

— Cállate mejor eh —me cortó Ana— ¡Son las seis de la mañana! ¿Adonde mierda estuviste toda la noche?

— Me perdí hablando con Leo —contesté en un murmuro—

— ¿Aún eres virgen, verdad?

— ¡¿Que?! —me exalté ante las palabras de Orne— Obviamente si

Mi ceño se frunció aún más al notar la expresión picara y divertida de Ana— ¿De que hablaron toda la noche?

— Cosas nuestras —contesté rascando mi cuello—

— Mhm cosas vuestras —murmuró Orne asintiendo—

— Bueno, me voy a dormir —hablé sin más para pasar a su lado y subir las escaleras en dirección a mi habitación—

— ¡A la próxima si no nos das señales de vida no sales más!

¡Ok mamá! —grité en respuesta cerrando la puerta de mi habitación—

Días después...

Era un día un poco tranqui.

Habíamos decidido venir a la bresh que estaba programada para esta noche. Y pues aquí estábamos.

Llegando al dichoso lugar en grupo, Ruggero, Orne, Ana, Santiago, Leonardo y yo.

Esta noche iba a presentarse Emilia Mernes y pues la ansiedad estaba a mil.

Una vez que encontramos nuestra área. Me aferré al brazo de Orne cuando me di cuenta de la multitud de gente que había

¡Dios! A veces esto me causa conflicto

— ¡Bueno chicos! —gritó Ruggero para que lográramos escucharlo gracias a la fuerte música— ¡si se van a apartar de aquí, me avisan!

— ¡Si, pero no grites! —gritó Orne a mi lado, reí— si te escuchamos pendejo —susurró y ahogué una carcajada—

— ¿Qué? —Ruggero alzó una ceja—

— Nada bebé —Orne se tapó la boca y el italiano rodó los ojos—

Por otro lado, Santiago y Leonardo habían comenzado su noche. Ruggero quedó en encontrarse aquí con Agus y Maxi, pero conociéndolos, llegarán re tarde

— Vaya —la voz de Anita nos hizo mirarla— nunca pensé estar en una bresh

— Y, como habíamos prometido... —dijo Orne abrazándonos— de acá salimos borrachas

— Quiero —dije riendo— es algo que no se ve todos los días.

[...]

Movía mi cuerpo al ritmo de la música sintiendo la vibra y la emoción que todo me transmitía en este momento

Estaba siendo una espectacular noche, con mis amigos y personas que más quiero.

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