Capítulo 26

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Cordoba, Argentina
10 de Septiembre, 2022

Elettra:

Me miré muy fijamente en el reflejo de los espejos de los baños del restaurante, maldije. ¿Porque no podía tener un color normal?

Dios Elettra —maldije en lo bajo—

Mi cara se encontraba más roja que un tomate, y cada que me recordaba de lo que había pasado se volvía más colorada aún

No entendía como es que había podido pasar esto...con él...

Una de mis manos se dirigió sin poder evitarlo a mis labios acariciándolos con las yemas de mis dedos. Una corriente me recorrió de pies a cabeza

No me lo puedo creer —volví a quejarme pasándome las manos por la cara—

Suspiré pesadamente al verme en el espejo ya que como si no bastase me veía a decir poco horrible con esa ropa un poco más ajustada a lo que estaba acostumbrada

Cerré mis ojos intentando callar las voces que ya habían hecho acto de presencia en mi cerebro

Pensaba haber superado esta puta etapa, joder.

¿Porque esa mueca de asco?

Me sobresalté cuando una persona salió de uno de los cubículos detrás de mí— Dios Anto, me asustaste

Se rió leve— Bella, ¿está todo bien? —cuestionó mientras se lavaba las manos—

Si, obvio —sonreí abiertamente— ¿La fiesta está increíble, no?

Asintió, mordí mi labio inferior nerviosa al ver como ladeaba su cabeza observándome— Tú no estás bien, ¿has llorado?

No no, no pasa nada —me apresuré en fingir una sonrisa mientras me abrazaba a mí misma—

En lo que va de la noche no te he visto ni beber ni comer nada —señaló, sentí mi corazón encogerse—

Es que he comido mucho en el almuerzo hoy

Pero si hemos comido una ensalada

No tengo hambre —murmuré débilmente sintiendo el gran nudo en mi garganta— Ahora me voy, que Ana me espera en la barra

Okok, ve ve —suspiró haciéndome una seña con la mano—

Caminé hacia la puerta reteniendo mis ganas de llorar, me sentía tan éstupida.

Ah, Elettra

Un llamado de su parte provocó que me voltease para verla, me sonrió abiertamente— Te ves muy preciosa, ¿lo sabes no?

Mi corazón se encogió nuevamente y sentía que el nudo en mi garganta iba a explotar en cuestión de segundos

Tú también Anto —sonreí sincera— Ese vestido te sienta espectacular

Salí de los baños dirigiéndome hacia mi amiga, que había divisado en la terraza

Caminé entre toda la gente buscando calmarme un poco de lo que recién había pasado

Pero al llegar ahí me arrepentí de mi elección...

— ¡¿Como pudiste besar a Leo?! ¿Que fue lo que pasó?

— Nono —me apuré en responderle— No pasó nada de esto, Ana

— ¡¿Te besaste con el hijo de puta?!

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