Capítulo 52

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Bariloche, Argentina
Octubre, 2022

Elettra:

Salí con apuro de la habitación, ¡se me estaba haciendo tarde para el desayuno! Maldita sea

Toqué varias veces el botón del ascensor y cuando por fin las puertas de ese se abrieron, me llevé la sorpresa del siglo

Agus y Leonardo estaban ambos adentro mirándome

<<Fua, se te juntó el ganado>>

Dios, Elettra, ¡cállate!

— Mira que el ascensor no sirve de mucho si te quedas afuera —soltó el cordobés divertido—

— Ah si, obvio —sacudí mi cabeza ya entrando—

Me acerqué a Agus y me puse de puntitas para dejarle un beso sobre su mejilla en forma de saludo

Terminé en medio de los dos, y me dispuse a mirar a Leo

Hola grandulón

Él simplemente movió su mano mirándome de reojo— Hola

Carraspeé disimuladamente bajando mi mirada al suelo mientras sentía esa confusión tan conocida que ya había hecho acto de presencia dentro mío en los últimos dos días

No lo entendía a él, a su indiferencia y a su distancia.

No nos entendía a nosotros, de verdad.

No tardé nada en sentir su mirada sobre mí y maldije mentalmente ante la corriente que sin poder evitarlo empezaba a recorrerme

— ¿Saben que los nervios son lo que más delatan a una persona enamorada?

Mis ojos se abrieron ante las palabras de Agus, lo miré de inmediato

— ¿De que hablas? —cuestionó Leonardo—

— Nada más decía —el cordobés levantó ambas sus manos— ¿O acaso te sentís identificado con eso?

— ¿Que? Nono —Leo negó de inmediato— ¿Como se te ocurre?

La mirada de Agus fue a mí y me sentí chiquita, inmediatamente desvié la mía fijándola en el suelo

Por fin se escucharon las puertas abrirse y los dos chicos me hicieron seña de salir, les agradecí débilmente para después salir disparada con dirección a nuestra mesa

Buenos días familia —sonreí sentándome al lado de Santiago— ¿Como durmieron?

— Yo re bien —se señaló Ruggero— Me compré unos tapones para los oídos que funcionan perfectamente

— ¿Tapones? —mi amiga soltó una carcajada— ¿Para que o que?

— Pues, porque perdí los otros al final de la gira de Soy Luna —señaló obvio— Y para dormir con Agus se necesitan

Reprimí mi risa y pude ver como mis amigos hacían lo mismo

— ¿Sigues con esa historia? —preguntó Agus fingiendo dolor— ¿Es enserio?

— Hermano...

— No —alzó su mano de manera dramática haciéndome soltar una carcajada— Me duele Ruggero, de verdad te lo digo

— Y es que roncas como un camionero —se exaltó— Es imposible dormir en la misma habitación que tú

Se perdieron en su propio mundo empezando a discutir del tema, Ana estaba hablando con Orne, mientras que Leo... bueno, él se había alejado por una llamada

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