Capítulo 86

26 2 3
                                    

Cancún, México
Diciembre, 2022

Ana:

Desayuno. Era la hora

Un día más en esta playa preciosa pero ahora todo lo sentía diferente y saben perfectamente porque

Entré al elevador junto a mi mejor amiga que obviamente aún llevaba sus ánimos por el suelo

Dios, quiero pegarle a Leonardo Pasquarelli.

— Ya, sonríe amiga —la abracé por los hombros— anda vamos a tomarnos una foto para subirla a nuestras redes

— Me veo horrible —repuso tapándose la cara—

— Ya somos dos —contesté y voltee la cámara al espejo del elevador— ¡sonríe!

Creo que ninguna de las dos veníamos con ropas adecuadas, y es que anoche nos desvelamos y hoy se nos pegaron las almohadas

Ele iba en unos pantalones deportivos y un camisón, yo por mi parte en shorts y una hoddie que le robé a Santi. Simplemente queríamos desayunar cómodas

Salimos del cubículo y vi a mi amiga correr hasta el restaurante, personas se nos quedaban viendo, perdón, horrible outfit.

Terminé de etiquetar a Ele y sonreí subiendo la historia cuando sentí unos brazos rodearme por atrás

— Hola —susurró besándome tras la oreja— ¿cómo durmió mi princesa?

— Acostada —bromeé y me miró ofendido—

— ¡Dios! Intento ser romántico y eres una mata momentos —me soltó tomándome de la mano siguiendo el camino al restaurante—

— Ya, perdón, así soy yo y lo sabes —me encogí de hombros y sonrió— ¿qué tal tu noche?

— Mm, agobiada —hizo una mueca— Leonardo es un idiota

— No debiste pelearte con él

— Claro que debí —fruncí mi ceño— se lo merecía por hijo de puta

— Pero mírate esos golpes

Lo detuve en la entrada para examinar su cara, llevaba un moretón en su ojo, una ceja partida y sobre su labio yacía una pequeña herida

— Au —hizo una mueca cuando toqué levemente su mejilla— me dolió

— Pues mi curación te ha quitado un poco la hinchazón, si sigues tomándote el analgésico que te di, mira, en dos días estarás listo —troné mis dedos en un click—

— Buen diagnóstico futura doctora —intentó sonreír abiertamente pero no pudo—

Sonreí leve y tomé sus mejillas— ¿Seguro que estás bien?

— Sí, ¿porque me lo preguntas?

Analicé su rostro y a pesar de que con el golpe se disimulara podía notar que había llorado, y claro, esos ojos rojos hinchados puedo identificarlos.

— ¿Qué hiciste anoche después de que nos dormimos?

— Me fui a mi habitación para bañarme —contestó tratando de no mirarme a los ojos— y me dormí

— Mm, no te creo

— Yo no te miento

— Pero esta vez lo estás haciendo —contraataqué— ¿porque lloraste?

— No he llorado —bajó la mirada— de verdad, solo no dormí bien

— Santiago te conozco

No contestó y apretó sus labios levemente ahora mirándome, entonces lo abracé al sentir lo que iba a suceder, de pronto sentí sus lágrimas en mi hombro

THE JOURNEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora