Capítulo 9

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Buenos Aires, Argentina
Julio, 2022

Ana:

— En dos semanas se verán de vuelta, ¿si?

— Pero dos semanas son muchas —se quejó la italiana mirando a Ruggero, él solo se rió leve abrazándola de los hombros—

Acabamos de despedirnos de Orne, y bueno, está más que evidente que la italiana se puso dramática

Entramos por la gran puerta del aeropuerto y tragué saliva al ver que habían realmente mucha gente

No me gustan las personas.

— Bueno chicos, en tres horas saldrá su vuelo —le explicó Ruggero a Ele y Leo, ambos asintieron con caras de pocos amigos—

Las últimas dos semanas se las pasaron ignorándose entre ellos, y si hablaban de alguna manera era por discutir ya que el italiano chiquito provocaba de alguna manera a mi amiga molestándola

Pero aún no la hemos visto realmente enojada, Ele siempre me dijo que no nos convendría

Y bueno, yo tampoco me muero por descubrir ese lado suyo.

Prefiero quedarme con la Elettra sonriente y de buen humor

— Vayan a hacer el check-in —pidió Ruggero— Nosotros los esperamos acá

Mi amiga solo asintió e intentó tomar su gran maleta para dirigirse hacia allá

La puta madre —maldijo al ver que se le trabó, Santiago se dirigió hacia ella para ayudarla— Gracias —murmuró con una sonrisa—

Y se fueron los dos hacia el check-in de su vuelo.

[...]

De lejos veíamos a Ele y Leo pesar sus maletas, Ele estaba teniendo algo de dificultad en subir la maleta a la especie de balanza pero por suerte el italiano la ayudó

Un milagro.

— ¿Y ahora que haremos?

La voz de Santiago me sacó de mis pensamientos, lo miré; a mi lado solo estaba él ya que Rugge se había ido a comprar unos cafés por todos

— ¿Que haremos? —me extrañé—

— Sin nuestros amigos digo —explicó— ¿Que haremos?

— Bueno —alargué volviendo mi mirada hacia adelante, me rasqué el cuello algo nerviosa— Podríamos pasar más tiempo juntos

Solté y después casi quise arrancarme la lengua por haber dicho semejante estupidez así de golpe

Dios, soy tan...

— Me encantaría —escuché su voz feliz y volví mi mirada hacia él sorprendida—

— ¿De verdad?

— Obvio que si —se rió leve— ¿Que dices si salimos esa noche? Que sé yo... vamos a tomarnos algo...

Subí mi mirada hacia él

— Me parece bien —susurré ruborizándome— O sea... perfecto

Al parecer estaba por decir algo pero Ruggero lo interrumpió

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