Capítulo 57

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Ciudad de México, México
Octubre, 2022

Santiago:

Llegó la hora. Y ya estábamos listos para irnos a la fiesta de disfraces

No voy a mentir que estaba emocionado, hacia años que no iba a una fiesta así. Me hacía falta y mucho.

Me miré al espejo y acomodé mi sombrero junto al traje café que llevaba puesto

Hermano, amo este trío —dijo Leonardo saliendo del baño de Ruggero—

El italiano mayor estaba cambiándose en el closet y solo lo esperábamos a él para ir por las chicas al lobby del hotel.

Por Dios, estar vestido así me recuerda a tiempazos tremendos —Ruggero apareció y abrimos la boca sorprendidos— hermanos, no pudimos hacer mejor elección

Los tres nos miramos al espejo enorme y analizamos la situación

Los tres mosqueteros. ¿Original, no?

Literalmente complementábamos en cada ámbito del disfraz así que aprovechamos una sesión fotográfica o una storie para Instagram

Por favor espero que estén sus equipajes listos porque tenemos vuelo en la madrugada eh —pidió Ruggero en cuanto salimos de la habitación—

Sí hermano, solo deberías darnos oportunidad de cambiarnos de ropa —dijo Leo—

Bueno pero tiene que ser rápido —dijo ansioso esperando el elevador—

¿Y a ti que te pasa? Te veo nervioso —pregunté juntando mis cejas— y ya hace rato eh. Andas muy sospechoso

Eh nada —contestó—

Finalmente no preguntamos más nada, llegamos a planta baja y caminamos hasta el lobby entonces me quedé shock.

Estaban hermosas las tres pero había una en especial que me llamaba la atención

Su disfraz era de un angelito negro, estaba preciosa. Consistía de un conjunto de short pegado al cuerpo y de cuello por los hombros, por la espalda le acompañaban unas pequeñas alas negras. De zapatos llevaba unas botas largas por encima de las rodillas y créanme se veía demasiado sexy.

— Wow —habló Ruggero sonriéndoles—

— ¡Oh por Dios Ruggero! —chilló Orne—

— Se vistieron de mosqueteros, tal cual...

— Soy Luna, sí —Ruggero interrumpió a la mexicana sonriendo— fue mi idea

— Basta me voy a llorar —chilló la argentina una vez más—

Reí y me acerqué a la mexicana que me miraba

— Estás hermosa —la abracé por los hombros—

— Y tú muy guapo —apoyó su cabeza en mi pecho y besé su sien— por cierto, ¿los viste?

Fruncí mi ceño y la vi señalar a Leonardo y Elettra

Se daban miradas bastante fuertes y lo noté en mi mejor amigo, notaba las intenciones se acercarse a ella pero su orgullo lo detenía

Al contrario de Elettra, ella no lo dejaba de mirar

— Sigo preguntándome el porqué no se dan la oportunidad, no son prohibidos

— Y bueno nena, Leonardo es complicado

— ¡Vámonos! —interrumpió Ruggero—

[...]

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