Capítulo 55

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Ciudad de México, México
Octubre, 2022

Ruggero:

Y una mierda, me estaba cagando del frío.

Cuando bajamos del avión no me di cuenta del aire fresco que hacía pero al salir realmente del aeropuerto, me re morí

Abrazándome a mi mismo subimos a la sub, eran aproximadamente las doce del medio día, casi la una de la tarde y cabe decir que la más emocionada del grupo era Ana

La miré tomarse fotos con Elettra mientras que Leonardo y Santiago ayudaban al chico a subir las maletas. Orne filmaba

— Y aquí un flojo y señor de casi treinta años que ya está viejo y le pesa un montón ayudarnos porque bueno, el dolor de espalda

Me enfocó la cámara y abrí la boca indignado

— Serás una hija de puta —le aventé mi almohada pequeña y ella carcajeándose la evitó— eso fue una ofensa

— Eso fue una real verdad

Se giró a seguir grabando y sonreí con diversión.

Nuestra estadía en México será increíble. Lo presiento

[...]

Almuerzo. ¡Por fin! Bueno ya era prácticamente comida

Vivimos al restaurante del hotel a comer antes de irnos a descansar. Queríamos salir a pasear pero el cansancio era mucho más grande

— Mm, que rara comida hay aquí —habló Santiago— ¿qué es eso de Enchiladas de Mole?

Ana soltó una carcajada y bebió de su agua

— Son unos tacos con pollo dentro y el mole es como... una salsa con varias mezclas de chiles que le dan ese color café, está muy rico y más con el ajonjolí. Es de mis comidas favoritas —contestó y Santi sonrió satisfecho—

— ¡Por Dios! ¡Eso parece fuego! —chilló Elettra mirando el menú— no, no, me mato

— ¿Qué mirás boluda? —Orne se inclinó a ella que estaba a su lado—

— El infierno —contestó— no, me niego al probar el picante. Eso se ve demasiado rojo. Es intenso

— Miedosa —se burló Leonardo a lo que la italiana abrió la boca indignada—

— ¡No lo soy! Solo que me da miedo comer algo que mi estómago no está acostumbrado a recibir. Puede hacerme daño

Dijo nerviosa, pero acá entre nos sabíamos con perfección que le daba miedo el picante

— Yo quiero unos tacos al pastor —alcé la mano—

— Yo prefiero ahora unas enchiladas rojas —habló Ana— ¿ustedes eligieron?

— Los chilaquiles —Orne sonrió — Karol siempre los men... —se percató de lo que dijo y bajó su voz— cionaba

Me removí incomodo y carraspeé

— L-lo siento

Levanté mi pulgar dándole a entender que no se preocupara

Con Karol estaba todo más que bien. Solo que aún no quiero decirles nada. Me ponía nervioso ese tema

¿Entonces se decidieron? —pregunté mirando a los dos italianos faltantes—

Quiero unos tacos igual hermano —dijo Leo asintiendo—

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