Capítulo 87

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Cancún, México
Diciembre, 2022

Elettra:

Odiaba tener el corazón roto. De verdad se los digo

Esto me estaba quitando hasta la cosa que más amaba en el mundo, o sea, dormir.

Y yo que pensé que mejoraría con el pasar de los días... la segunda noche resultó ser igual o peor que la primera

Ruggero se quedó conmigo hasta que me quedara dormida, después de ayudarme a comer algo y abrazarme mientras me ahogaba en mis mismas lagrimas

Al dormirme, solamente soñé con Leonardo.

Así que en conclusión, no dormí practicamente nada. Pero Agus me había mandado un mensaje diciendo que si no salía de mi cuarto iba a llevarme a la playa a la fuerza

Y no gracias.

Me miré en el espejo y analicé mi figura

Iba con un bikini color azul y una pollera que utilizaría para cubrirme un poco hasta llegar a la playa

Suspirando recogí mi pelo asqueroso en un modo desordenado

Y si... ni siquiera me había lavado desde lo sucedido. Así que daba asco, en todos los sentidos.

Tomando mi bolso salí por la puerta y la cerré a mis espaldas, al levantar mi mirada me llevé la sorpresa del siglo

Una chica estaba saliendo de la habitación de Leonardo, y él estaba detrás de ella manteniendo la puerta abierta con solamente sus pantalones deportivos puestos

Mi pecho sufrió otra fuerte punzada. No podía moverme, joder

¿Como pudo hacerme esto? ¿Había otra, es enserio?

— Oh, hola —me saludó la chica— Te sientes bien?

Niña...

Pestañeé intentando reprimir mis lagrimas

No me lo puedo creer —susurré mirándolos a los dos—

Mi mirada se fijó en él, y Dios, en su cara se veía la pena

Necesitaba irme de ahí.

Sin pensarlo dos veces caminé rápidamente lejos de los dos, llegué hasta las escaleras

Elettra, por favor, detente

Escuché su voz detras de mí y aumenté mi paso, limpiándome las lagrimas furiosamente

Vete a la mierda Leonardo —gruñí— Ve a follar a esta chica y no me jodas más

¡No es lo que parece!

Me di la vuelta enfurecida para verlo

No quería llorar.

Nunca fui nada para él, solamente... un objeto

Y él para mí lo había sido todo.

Que fuerte, ¿no?

¿Me crees estupida?

Él abrió su boca por hablar, pero lo interrumpí antes que pudiera hacerlo

Dímelo en la cara Leonardo, ¿te parezco estupida? ¿no? Por eso jugaste conmigo —intenté que mi voz no se quebrara pero fue inevitable— Que chica tan fácil te encontraste por Dios

Mi ironía lo desestabilizó bastante

Deja de hablar así de ti misma —dijo solamente, vi pena en sus ojos— No sos ninguna chica fácil

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