Capítulo 4

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Buenos Aires, Argentina
Junio, 2022

Ruggero:

Estaba en el camerino rezando de mil maneras para que en esta noche nada saliera mal.

Frotaba mis manos sin parar y caminaba de un lado a otro mirando mi reloj. En treinta minutos empezaríamos

Maldita sea Santiago, a la próxima avísame que vas a llegar tarde —escuché que dijo mi hermano en el momento que abrió la puerta de golpe—

No seas exagerado Leonardo, solo fueron diez minutos, además, tenía que hacer cosas importantes

Se quejó Santiago entrando después de Leonardo, rodeé los ojos mirando su escenita

Ah si, ¿más importantes que tú mejor amigo? Porque si es así, no sé porque sigues acá conmigo

Parecían una pareja que tenían crisis por falta de comunicación. Joder, que niños

¡Pero aquí estoy explicándote todo a detalle como tu mejor amigo que soy!

¿De verdad sigo siendo tu mejor amigo? —preguntó mi hermano— siento que ya me has reemplazado —se señaló a él mismo, indignado—

Nunca te reemplazaría, ¡eres como mi hermano desde que tenemos cinco años!

Y si, lo eran desde que tengo memoria

Ya, está bien, entendí —Leo alzó sus manos rendido— te perdono

Pero no te pedí perdón —dijo Santi confundido—

Reí

¡Que te perdono, he dicho! —chilló Leo—

¿Ya terminaron o mando a pedirme un café? —dije cruzando mis brazos a la altura de mi pecho, los dos me miraron de inmediato—

Ruggero —dijo Santiago aliviado— perdón la tardanza pero tenía que ayudar a mi hermana en unas cosas importantes

Negué sonriendo

No hay drama, aún es temprano —lo saludé con un corto abrazo palmeando su espalda— ¿están listos?

Más que listos —dijo Leonardo sonriendo— ¿sales a que hora?

En treinta minutos o más, pero ustedes podrían ir mientras a pedirse unas bebidas o algo —les propuse—

Está bien, te tomo la palabra porque realmente necesito un trago fuerte —dijo Santi, y reí—

Por dos —dijo Leo— además, ven hermano que tengo que presentarte a los amigos de Ruggero

Bueno —respondió Santi encogiéndose de hombros mientras era jalado por Leo— te vemos en un rato —me dijo—

Asentí riendo mientras alzaba mi mano despidiéndome de ellos y los vi irse

Suspiré mirándome al espejo.

Está siendo una noche fantástica y aún no comienza del todo

Santiago:

Habían pasado aproximadamente diez minutos desde que Leo me presentó a algunos amigos de Ruggero que no conocía hasta la fecha y ahora estábamos charlando un poco de los planes que tenemos en mente

Me acerqué a la mesero para pedirle de favor si podía traerme una birra con hielos. Mientras esperaba checaba mi teléfono si tenía algunas novedades nuevas en mis redes sociales o algo más.

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