Capítulo 41

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Buenos Aires, Argentina
Octubre, 2022

Ana:

Terminé de maquillarme y revisé los últimos detalles antes de salir de mi habitación para prepararme el desayuno.

Rápidamente me coloqué mis tenis y antes de que pudiera ponerme de pie recibí un mensaje en mi teléfono

Confundida extendí mi brazo en la mesita de noche y lo desconecté de la carga.

Era WhatsApp con novedades de la última persona que me gustaría ver hoy

Mancini: Decile a tu a amiga que deje de meterse en donde no le importa

Yo: Perdón?

Contesté de inmediato. No sabía de quién hablaba.

Mancini: Es tema tuyo y mío, no debería
haber terceros y lo sabes

Yo: Me puedes decir de quien hablas?

Mancini: No sé, deberías saberlo vos

Yo: No lo sé, por eso te estoy preguntando

Mancini: Toca averiguarlo

Rodando los ojos, bloqueé el teléfono marcándole el visto y lo coloqué en el bolsillo trasero de mi pantalón

Hora de ir a comer.

[...]

Serví el café frío en mi vaso mientras al mismo tiempo preparaba mis huevos fritos y tostadas.

Eran más o menos las diez de la mañana. Anoche llegamos a eso de las dos y pues todos están trasnochados.

Escuché pasos en las escaleras y supuse que era Orne. Jamás Elettra se levanta tan temprano

— Buenos días —sí, era ella— ¿que preparas?

— Hola amiga —sonreí— café, ¿quieres?

— No, creo que prefiero una malteada

— ¿Te la hago? Soy buena en eso

— Está bien —sonrió sentándose en el taburete de la cocina— ¿estás bien nena? Te veo muy callada —preguntó después de unos segundos largos—

Me encogí de hombros mientras sacaba la fruta para cortarla en trozos pequeños

— Santiago me ha mandado mensaje hace unos minutos —suspiré colocando la tabla de cortar sobre la mesada—

— ¿Qué te ha dicho? Anoche no se hablaron en lo absoluto

— Y no Orne, sé que él y yo cortamos en buenos términos pero, quieras o no, la distancia nos pone de mal humor a los dos

— Me caga que no nos hayas contado a detalle todo con Elettra. Podíamos ayudarte

— No hay preocupación en eso. Sé en que posición estoy en la vida de Santiago y lo mejor es que vaya haciéndome la idea de que no va a pasar nada

Continué cortando la fruta en el silencio eterno que se hizo entre las dos

A los amigas no les conté todo lo que había pasado, solo en resumen y tampoco quiero hacerlo. Siento que esta situación debería quedarse entre él y yo.

— ¿Qué te escribió en el mensaje?

La miré

— Que le dijera a mi amiga que no se metiera en cosas que no debería —contesté— ¿amiga? Tengo dos, y dudo bastante que hayas sido tu

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