Capítulo 8

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Buenos Aires, Argentina
Junio, 2022

Ruggero:

!Mis niños, hola! —exclamó mi mamá emocionada apareciendo en la pantalla junto con mi papá—

Hola —respondimos los dos felices— ¿Como están?

Todo bien —sonrió mi papá— Gracias, ¿y vosotros? ¿Como les fue en la fiesta de la otra noche?

— Nos fue súp...

Mamá —se quejó Leonardo interrumpiéndome— Una de las niñas que Ruggero invitó me ensució mi camisa favorita, tendrás que ponerle mucho esfuerzo cuando vuelva a Italia para quitar esa mancha

Lo fulminé con la mirada

Elettra se tropezó, no fue su intención

Sisi...como digas —se cruzó de brazos dejándose caer en el sillón—

Charlamos un poco poniéndonos al tanto

Nos dijeron lo lindo que era el mar ya que allá hace calor, extraño muchísimo a mi bella Italia y espero tener la posibilidad de volver pronto

Tengo que decirles algo... —alargó mi hermano tronando sus dedos sobre su frente como de costumbre cuando se pone nervioso—

Pude ver como ambos fruncían sus ceños extrañados ante lo que dijo— Dinos todo —habló mi papá—

Ehm... ya les había dicho que me gustaría tener la posibilidad de crecer en mi carrera universitaria, porque siento que me hace falta algo —explicó—

Ambos asintieron

No se los dije porque no estaba seguro pero... me ofrecieron un intercambio, podría terminar mis estudios acá en Argentina —soltó para después tragar saliva esperando las reacciones de mis padres—

— Oh... —escuché el murmuró de mi mamá y a pesar de que los vea solo por una pantalla puedo notar como mi padre la abraza más a él dándonos una sonrisa tranquilizadora—

Hubo un silencio de un par de segundos

¿Y piensas aceptar verdad? —la voz de mi papá llegó a mis oídos—

Leonardo asintió— Si.

Los dos suspiraron y mi corazón se encogió al ver como una lágrima se derramaba sobre la mejilla de mi madre

La cosa que más me destroza es definitivamente ver a mi mamá llorar.

Pero si ustedes prefieren que no acepte me quedaré en Italia, realmente quiero que me digan que es lo que piensan sobre esto —habló mi hermano débilmente—

Ambos se miraron entre ellos, mi mamá se limpió las lágrimas y sonriendo negó con su cabeza

— Es hora de que tú también encuentres tu camino —murmuró— Y estoy segura de que la vas a romper

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