Capítulo 79

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Cancún, México
Diciembre, 2022

Karol:

Me subí al auto que Agus conducía mientras me contaba un poco la situación que estaba sucediendo en estos días

Ya sabía la historia de los chicos, tanto de Leonardo, su amigo Santiago y Ana y Elettra

— El primer día si estuvo demasiado crítico pero ahora está todo más tranquilo. La relación mejora de a poco

— Eso es bueno

— Sí pero aún Ruggero carga con el enojo y no quiere hablarlo con nadie

— Ruggero es una persona muy rencorosa y será así, hasta que Leonardo y Elettra le pidan perdón. Cosa que no tiene que suceder, es vida de ellos.

— Sí pero él no lo entiende Karol

Emprendimos rumbo hasta el hotel y bastaron unos minutos para llegar

Con nerviosismo me bajé y Agus me ayudó con la maleta para entrar al hotel y hacer el check-in

Lo que ellos no solucionaron en una semana, yo lo haré en dos días

[...]

— ¿Dónde está Ruggero? —pregunté al entrar a mi habitación—

— Debe estar en su habitación, después de desayunar vuelve a subir para ducharse

— ¿Me puedes llevar con él?

Asintió de inmediato.

Tomé mi teléfono y lo guardé en el bolsillo trasero de mis shorts, iba simplemente ellos, con un top, y tenis. Mi cabello atado en una coleta debido al calor insoportable de Cancún

Me indicó subir dos pisos y buscar el número de su habitación así que lo hice sola pidiéndole privacidad

Suspiré profundamente cuando di con la habitación y con las manos temblorosas toqué la puerta

Segundos después oí su voz avisando que ya venía y sequé el sudor de mis manos sobre mi ropa

Suerte Karol. Tú puedes

— H-hola, ¿te puedo ay... —se quedó callado al verme— ¿Karol?

— Hola —abrí mis brazos sonriéndole y él no dudó en atraerme a su cuerpo—

— Que linda sorpresa por Dios —me meció sobre su pecho sacándome risitas—

— Me alegra que haya sido así —tomé sus mejillas sonriéndole— ¿cómo estás?

Su sonrisa se borró e hice una mueca

— La respuesta la sabes —me soltó para jugar con sus manos— estoy en crisis

— Pues vamos a solucionarlo

Lo empujé dentro de la habitación y cerré la puerta tras mis espaldas

— No quiero hablar de eso Karol —se quejó dejándose caer en la cama— no estoy de humor

— Nunca estás de humor cuando se trata de problemas

— Está vez es en serio —me miró mal y me senté en la cama de enfrente subiendo mis pies—

— A ver, cuéntame. Y no me importa que no quieras

— Pues nada, ya lo sabes todo —comenzó a decir con cansancio— en parte mi hermano tiene razón, soy un idiota y no me porté muy bien con él en el pasado, pero por otro lado tengo mis argumentos defensivos

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