Capítulo 32

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Mar del Plata, Argentina
Septiembre, 2022

Ana:

Teníamos un gran problema: el auto no se encendía y lo necesitábamos urgentemente.

Así que nada, con las chicas nos encontrábamos en el auto mientras que los chicos estaban afuera haciendo mil llamadas e intentando buscar una solución

A pesar de que estuviesen bastante alegres ambos por las cervezas que habían bebido en la playa.

— Bueno, mientras tanto hablemos de lo cochinas que fueron antes

— ¡Fue culpa de los retos! ¡¿Ok?! —se exaltó Elettra—

— Exacto —la señalé dándole la razón— Lo que si me interesa saber es, ¿cuándo piensan chaparse tú y Leonardo?

— Nunca —negó de inmediato— ¿Porque deberíamos?

— Porque te gustaba Leonardo —Orne se encogió de hombros—

— ¡¿Pero que dices?!

— Tiene razón Orne en este caso —murmuré con una mueca, la italiana frunció su ceño— Te la pasabas hablando de él

— Y si, de lo lindo que era, de su voz, de sus manos y...

— Sólo cállense, ¿si?

Ambas alzamos nuestras manos en defensa y sin decir más nada nos dispusimos a adentrarnos en nuestros propios problemas

Digamos que lo que antes tuve que hacerle a Santiago si había traído bastantes consecuencias...

No fue el único en haber estado en dificultad, nunca me había pasado esto.

Y por Dios, lo que sentí no se compara con nada, de verdad.

En conclusión, para que mentir, ese chico me estaba volviendo completamente loca.

Pero me alegraba saber que no era la única en el grupo en esas condiciones

Había notado la tensión entre mi amiga y Leonardo, ¿como no hacerlo? Si esos dos en cuestión de segundos se hubieran puesto como conejos delante nuestro si no fuese porque sonó el timer

Pero se trataba de mucho más de esto... cuando se miraban, aunque no lo admitiesen, había algo de distinto en ellos

Un brillo de más.

La puerta a mi lado se abrió y Santiago se bajó para vernos, carraspee nerviosa desviando mi mirada

— Chicas, nos vamos a un hotel acá cerca, ¿si? Mañana por la mañana pasarán para chequear el auto y ayudarnos

Las tres asentimos y salimos del auto, me estremecí cuando el brazo de Santiago rodeó mis hombros

A la mierda, va a ser una larga noche.

[...]

Tragué saliva sintiendo como me abrazaba más a él desde atrás

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