Capítulo 21

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Buenos Aires, Argentina
1 de Septiembre, 2022

Elettra:

¡La rompiste! —exclamé en el momento en que mis brazos rodearon su cuello—

Empezó a girar sobre si mismo soltando carcajadas— Lo logré, lo logré —chillaba feliz—

Cuando nos separamos lo miré y no pude evitar que mis ojos volviesen a llenarse de lágrimas

Dios, la rompiste —repetí en un hilo de voz—

Me tomó de las mejillas sonriendo genuinamente y sus labios se posaron sobre mi frente

Ana y Orne tampoco tardaron en felicitarlo entusiastas. Sonreí al darme cuenta de que me acordaría de esa noche para siempre, las tres juntas habíamos logrado ver a Ruggero

Es algo que nunca creímos que iba a poder pasar.

Ay mi pequeño —ahora era el turno de su familia, mis ojos se llenaron de lágrimas nuevamente— Estoy tan orgullosa de ti

Lo logré, mamá. Lo logré —la voz rota de Ruggero llegó a mis oídos—

Sollocé ante la escena, Bruno tampoco tardó en abrazarlo entre lágrimas

Mi mano cubrió mi boca mientras sin poder evitarlo lágrimas ofuscaban mi vista, sentí una mano acariciar mi hombro. Era Ana

Era anormal el cariño que le tenía a esa familia, y las chicas lo sabían perfectamente. Me la paso todo el año esperando a que se encuentren

Aunque parezca loco los considero como mi familia. Realmente los quiero mucho

Decidí desviar la mirada de la escena en el momento en que el italiano chiquito hizo acto de presencia

Cerré mis ojos respirando profundamente

Lo último que quería era lastimarlo, hablé sin pensar y me sentía tan jodidamente éstupida.

Siempre pensé en cómo Leonardo se había sentido con la ausencia de su hermano, y llegué a la conclusión que debió haber sido muy difícil. Pero en el momento el enojo actuó por mí y no lo pensé

Nunca lo había visto así. Se vio tan vulnerable, en sus ojos pude ver todo el sufrimiento que tenía guardado para él

— ¿Está todo bien amiga? —la voz de Orne llegó a mis oídos haciendo que la mirase—

Me limité a suspirar— Después les cuento

Frunció su ceño pero terminó asintiendo, mientras que yo me volteé al sentir una mirada penetrante sobre mí

Y no me equivocaba. Santiago me estaba mirando fijamente mientras abrazaba a mi mejor amiga de los hombros, parecía casi... enojado

Con su cabeza me señaló la salida del lugar, tragué saliva

— Voy al baño —murmuré—

Sin esperar ninguna respuesta por parte de la argentina lo seguí hacia la salida, terminamos afuera. El clima estaba algo fresco pero nada de insoportable

Alcé mi mirada hacia él

¿Que le dijiste? —preguntó serio—

¿Que?

A Leonardo, ¿que mierda le dijiste?

Yo... —suspiré— La cagué, y estoy más que consciente de eso.

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