𝐃𝐔𝐒𝐊 𝐓𝐈𝐋𝐋 𝐃𝐀𝐖𝐍 | 𝐭𝐰𝐢𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭
❝ 𝘐 𝘸𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘴𝘦𝘦 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘯 𝘳𝘪𝘴𝘦 𝘰𝘯 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘴𝘪𝘯𝘴, 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘥 𝘺𝘰𝘶 ❞
「 El clan Cullen se formó mucho antes que con la llegada de Edward a la vida de Carlisle. Anneliese fu...
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El salón principal del castillo Volturi estaba sumergido en un silencio. Aro se dedicaba a ver como dos guardias prendían fuego a los restos de aquel vampiro que habían aprisionado y que había sido enjuiciado por sus crímenes al estar exponiendo a su raza.
Sus hermanos, Caius y Marcus veían aburridos como el cuerpo lentamente era calcinado. Era ya el 4 vampiro de la semana al que debían de matar. Sentían que poco a poco su especie estaba descontrolándose y no sabían la razón del porque. Al parecer los vampiros olvidaban que debían de seguir ciertas reglas para mantener en secreto su existencia. Y ellos debían de hacerse cargo que aquello se mantuviera.
Escucharon pasos sincronizados y los tres líderes elevaron la vista a la vez que las puertas del salón eran abiertas. Sus dos guardias de mayor rango, Jane y Alec, junto a Demetri y Felix hicieron presencia no sin antes rendir sus respetos a sus líderes.
Jane fue quién caminó directo a Aro tendiéndole su mano mientras el vampiro tocaba ligeramente esta permitiéndole ver los sucesos de la misión.
Su vista estaba perdida en algún punto para luego gruñir enfadado a la vez que dejaba la mano de Jane para devolverse a su asiento. La vampiro lentamente se colocó a un lado de su gemelo en orden.
— Seguimos sin dar a ningún lado, ¿Cómo es posible? — dijo Aro mirando a Demetri, el rastreador más poderoso que conocía.
— Con todo respeto, pareciera que cada tres pasos que nosotros damos, son 5 los que ellos dan.
— ¿Ellos? — Caius preguntó.
— Existe más de una sola esencia en el lugar, no van solos — Jane informó.
— Desearía saber como pueden estar tan adelantados a nuestros movimientos, ¿Hemos de tener algún espía entre nosotros? ¿Alguien ha osado a penetrar nuestro clan y vende información a nuestros enemigos?
Jane miró a su gemelo que comenzaba a mover su cabeza extrañamente. Como si estuviera siendo molestado por alguna mosca o bicho. Pero no había nada. Él parecía absorto en sus pensamientos, cómo si no escuchara las reprimendas de Aro al trabajo fallido de ellos. Jane no sabía lo que le sucedía.
No sabía que Alec lo sintió.
Y le dolía como un infierno. Malditamente lo sintió. El mismo dolor del fuego que lo abrazó siglos atrás. Pero esta vez sabía que el que estaba siendo dañado no era él.
