𝐃𝐔𝐒𝐊 𝐓𝐈𝐋𝐋 𝐃𝐀𝐖𝐍 | 𝐭𝐰𝐢𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭
❝ 𝘐 𝘸𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘴𝘦𝘦 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘯 𝘳𝘪𝘴𝘦 𝘰𝘯 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘴𝘪𝘯𝘴, 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘥 𝘺𝘰𝘶 ❞
「 El clan Cullen se formó mucho antes que con la llegada de Edward a la vida de Carlisle. Anneliese fu...
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El crecimiento de Renesmee era algo que tenía preocupados a todos, no sabían si aquello significaba que ella crecería Demasiado rápido más que un humano común y corriente hasta morir finalmente. No existía o nadie conocía información acerca de gente similar a Renesmee, un híbrido.
Anneliese se quemaba su cabeza intentando averiguar o localizar gente que fuera similar a su sobrina/ahijada. Pero al igual que toda su familia, no tenía resultados. Aquello le estresaba.
Y estreso enormemente a todos el paquete que llegaría unos días después de que Renesmee dijera sus primeras palabras.
Eran los Volturi.
Todos recordaban perfectamente las palabras escritas en aquella carta acompañada de una de las tantas joyas de la Corona de John de Inglaterra del siglo XIII.
"Ansío conocer a la nueva Sra. Cullen. Felicidades."
Los pensamientos de Anneliese fueron interrumpidos al sentir unos pasos que intentaban ser sigilosos. Sonrió de lado y se giró antes de que la pequeña de 2 meses le asustara.
— ¡Ah! ¡No se vale!
— Tienes que intentar ser igual de sigilosa como cuándo cazas, Blair.
— Sería inútil, siempre estas alerta Eli.
Una de las costumbres que ambas habían adquirido era el uso de apodos o segundos nombres, Anneliese le llamaba Blair o Ness y la pequeña le llamaba Meghan/Meg o Eli.
Haciendo un gesto falso de enfado, Renesmee se sentó en un sofá burdeo que estaba en la habitación de Anne. Aunque desde el nacimiento de la menor de Los Cullen, esta había pasado a ser la segunda habitación de Renesmee, pues está le gustaba las vistas y cada pequeño detalle de la habitación de Anneliese, como los leves toques dorados que sabías que eran de oro real con solo verlos, los cientos de atuendos de la época de la vampira, retratos y miles de pequeños adornos por toda la habitación. Renesmee había adquirido un gusto por todo lo antiguo gracias a su madrina, le gustaba ver y aprender todo sobre ella.
Anneliese se giró mirándola desde donde ella se encontraba sentada, negando con una sonrisa se bajo del barandal de su terraza y se acercó donde la pequeña. Le miró a los ojos y acomodó su cabello rizado largo de color castaño con toques de un bronce.
