『 𝟎𝟎𝟔. 𝐮𝐬 』

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29 de Mayo, 2007.
Volterra, Italia.

Volterra, Italia

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Sus orbes color oro fundido se abrieron lentamente a la vez que se quejaba. Sintió un par de brazos levantándola y miro a la mujer con confusión que era desviada por aquel dolor punzante en su cabeza.

Sentía un pitido en sus oídos mientras la mujer le hablaba y acariciaba su cabello. Se le hacía familiar, no, las facciones de esa mujer le recordaban a alguien, pero su falta de comprensión de la situación le impedía saber a quién. La mujer frente a ella colocó una pequeña flor amarilla en su cabello mientras continuaba hablando.
A lo lejos podía escuchar conmoción que cada vez se acercaba a ellas.

Estaba confundida.

Sintió a la mujer ayudándole a levantarse mientras veía como un grupo grande de gente que desconocía se acercaban a ellas mostrando como llevaban aparentemente atrapado a un chico. La vista de Anneliese estaba levemente nublada y parecía no poder reconocer facciones, se le hacían familiar, pero no lograba encontrar a quienes le pertenecían.

Sintió un mareo envolverla a la vez que el chico se agarraba de su brazo en cuánto varias de las personas se acercaban a atraparles. Intentó soltarse del agarre, pero tal parecía que no tenía suficiente fuerza. No tenía sentido, era un vampiro, era capaz de aniquilar a aquellas personas con solo tocarles. Pero se sentía agotada, débil...humana.

Los hombres la zarandeaban a medida que la obligaban a caminar escuchando a su alrededor gritos de enojo de parte de estos. Cerró sus ojos cuando sintió su cabeza palpitar del dolor a medida que el pitido en sus oídos crecía y crecía.

En cuanto levantó la mirada observó como todo estaba oscuro, era de noche. Y lo único que brindaba iluminación provenía de las antorchas que los humanos llevaban en sus manos. Sintió sus manos atadas. Miro a todos lados con desesperación y confusión en cuanto notó a la mujer de antes ser retenida por las personas.

— Estos dos han sido acusados de brujería, ¿qué dicen?

Anneliese logró reconocer las palabras y vio la cara de rabia de las personas. Gritaban y pedían el quemarles. Sintió al chico de antes a su lado intentando liberarse sin éxito. Estaba igual que ella. Por más que trataban de soltarse, no podían.

— El pueblo ha hablado, está vil presencia ha de ser destruida. ¡Para salvar nuestra aldea! — exclamó el hombre adulto a la vez que lanzaba su antorcha a la pira donde estaban atados.

𝐃𝐔𝐒𝐊 𝐓𝐈𝐋𝐋 𝐃𝐀𝐖𝐍 | ᴛᴡɪʟɪɢʜᴛ | ALEC VOLTURI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora