𝐃𝐔𝐒𝐊 𝐓𝐈𝐋𝐋 𝐃𝐀𝐖𝐍 | 𝐭𝐰𝐢𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭
❝ 𝘐 𝘸𝘢𝘯𝘯𝘢 𝘴𝘦𝘦 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘯 𝘳𝘪𝘴𝘦 𝘰𝘯 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘴𝘪𝘯𝘴, 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘮𝘦 𝘢𝘯𝘥 𝘺𝘰𝘶 ❞
「 El clan Cullen se formó mucho antes que con la llegada de Edward a la vida de Carlisle. Anneliese fu...
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Anneliese abrió los ojos y nuevamente se encontró con su antiguo cuarto. La piedra y madera por todos lados. Miro las velas que flameaban y frunció el ceño viendo la ventana hacia el exterior, todo estaba a oscuras.
Se levantó e intentó abrir la puerta, notando como estaba cerrada. Forcejeó con la puerta soltando un gruñido de frustración. Todo el lugar estaba en silencio.
Tomó de su cajonera un pequeño metal y se acercó al pomo de la puerta viendo como sus manos temblaban mientras intentaba abrirla. Sentía una sensación terror, sentía como su cuerpo estaba agitado y desesperado.
Una vez abrió la puerta salió de su habitación lo más silenciosamente posible, sintió el frío de Stirling pasar por todo su cuerpo, solamente le cubría su cuerpo su camisón de dormir y se encontraba descalza al estar tan desesperada por escapar.
Apresuró el paso a medida que escuchaba sonidos por la escalera principal. Se suponía que ella estaba sola en su hogar junto a su hermano, nadie más debía de encontrarse ahí.
Se encontraba aterrada, las lágrimas que corrían silenciosamente por su rostro eran la prueba de ello. Y lo estuvo aún más cuando logró escucho muchos pasos en dirección a la segunda planta. Comenzó a correr sin importarle el ruido que provocaban sus pasos acelerados, no se encontraba sola en el castillo como lo creía. Y venían a deshacerse de ella.
En cuánto abrió la gran puerta que daba hacía el pasillo de la segunda dejó que sus lágrimas cayeran con mayor fuerza mientras temblaba.
— No, no...Duncan... — lloró mientras retrocedía lentamente.
Su hermano le miró con sus ojos fríos. No le importaba si ella lloraba.
— Atrápenla — ordenó.
Soltó un grito desgarrador cuando dos hombres grandes que estaban detrás de su hermano le agarraban de los brazos y la arrastraban sin nada de cuidado. Escaleras abajó. Sentía como la madera le raspaba sus piernas y podría asegurar que tendría marcas y sangre en ellas. Lloraba y le imploraba a su hermano que le seguía detrás. Los dos hombres que la sujetaban la lanzaron a una habitación de piedra que logró reconocer.
