Despierto con el sonido del trasiego de la gente, creo que ya estoy empezando a echar de menos la vida en el campo, durante estos meses allí no sé si he sido feliz pero al menos he vivido en paz.
Me levanto de la cama, me acerco hasta la mesita y saco la palangana la lleno con la jarra y comienzo mi aseo.
Veo en la descalzadora un paquete con un bonito lazo me acerco y lo desenvuelvo nerviosa. Dentro de él hay un vestido blanco con un sombrero y unas zapatillas a juego. También hay una nota:
Feliz cumpleaños, que este sea el primero de muchos a tu lado.
Atte. Andrew.
Una sonrisa cubre mi rostro, he tenido vestidos bonitos desde que me case, pero nunca uno tan bonito, igual es el mejor por qué me lo ha regalado él.
Bajo al comedor y lo veo allí sentado con su porte de caballero y su semblante relajado.
- Buenos días-.
- Buenos días, ya veo que te gusta mi regalo- dice sonriendo.
- A mi no me gusta, a mi me encanta! Gracias...- digo un tanto ruborizada.
Después de esta pequeña charla cada uno sigue con su desayuno, veo como comienza a leer el periódico. De un momento a otro su semblante cambia y deja el periódico de golpe.
Eso me asusta, por lo que cojo el periódico y comienzo a ojear intentando descubrir el motivo de su enojo. Llegó a la sección que tanto odio estoy segura de que aquí yace el problema. El intenta quitarme el periódico pero soy más rápida, me levanto y comienzo a leer:
La gaceta de Lady Cotilla.
Curiositas y Curiositos cómo han estado? Espero que bien, después de unos meses tranquilos en nuestra pequeña sociedad londinense. Me llegan nuevas e interesantes notícias.
Nuestras informaciones nos hacen suponer que Lady Anwen más conocida por Lady Adefesio se encuentra de nuevo en Londres.
Todos recordamos cómo salió disparada de aquí después de la muerte del antiguo Duque de Winsor, ahora viene lo importante...
Lady Anwen se está hospedando en la casa de ni más ni menos que de Lord Andrew, más conocido por todas las matronas y debutantes como el Duque de Winsor y hasta aquí todo bien, no?
Pues no, llegan hasta mis oídos curiositas que estos dos se han comprometido y ahora que ha pasado el duelo pueden casarse.
No les huele a ustedes raro? Por qué a esta servidora si! Será que lo ha embrujado? Si es tan horrenda como las malas lenguas cuentan, que habrá visto en ella y más cuando toda la flor y nata de la sociedad está interesada en este Lord tan interesante.
Será algo que tendré que averiguar...
Cambiando de tercio, que opinan del nuevo cortejo de Lord Levingston y Lady Marguerite, sera que el libertino Lord ha dejado sus malos hábitos...
.....Cierro el periódico y dejo de leer, ya no necesito saber más. Ahora tengo claro el porque de su enfado.
- Siento que por mi culpa la gente hable de ti...- digo bajito y un tanto avergonzada.
- No es eso lo que me molesta Anwen, tu no tienes culpa de nada. Ellos no te conocen ni si quiera te han visto como para poder opinar sobre ti. No saben cuan equivocados están con tu belleza. Tu familia te ha hecho creer por años que no eres bella y más bien eres todo lo contrario...-
Sus palabras son tan bonitas y tan dulces que no siento ganas de rebatirle. Solo le sonrió, eso es más que suficiente por hoy.
La comida pasa tranquila, después de comer salgo un rato al jardín. Mientras estoy allí Andrew se encuentra en su despacho. Uno de los sirvientes se acerca y me dice que me prepare para salir que el señor le ha pedido que sea informada.
Arreglo mi pelo y colocó mi bonito sombrero, aplico un poco de polvos sobre mi rostro. Bajo a la planta de abajo y allí me espera mi enamorado, que raro suena pensar en el de ese modo, pero a la vez es tan bonito sentirse querida.
Hoy nos dirigimos ha una taberna es la primera vez que voy a frecuentar un sitio así, Andrew me ha dicho que no hay mejor regalo de cumpleaños que descubrir y experimentar cosas nuevas.
No voy a negar que estoy un poco nerviosa porque mentiría y tendría que ir rápido a confesar mis pecados.
Me cuenta que hay dos tabernas importantes en Londres la primera es la Bald Pelican, esta es una taberna frecuentada por el vulgo, barata y de poca y mala reputación, en cambio la White Hart Inn tiene fama de ser frecuentada por caballeros y cortesanos. En unos minutos nuestro carruaje se detiene, Andrew me ayuda a bajar del carruaje miro fijamente a mi alrededor.
Estoy ante un edificio de madera, yeso y vidrio, en su interior se están produciendo enfrentamientos o eso es lo que quiero pensar. El jaleo es superior al que estoy acostumbrada a soportar. Esta tarde los parroquianos van a ser entretenidos con la interpretación de una obra sobre San Jorge y el dragón, un cartel en la pared lo anuncia.
Ver una obra de teatro me tiene muy emocionada, aunque por otra parte estoy asustada por los comentarios de la gente. Tengo que ser fuerte sino por mi por Andrew el ha apostado por mí y no le puedo fallar.
Un señor muy amable nos ayuda a llegar hasta una pequeña mesa redonda. Mientras caminamos entre la gente y el alboroto, el señor nos cuenta que durante todo el día los criados de la posada y los mozos de cuadras han estado ocupados levantando un escenario que consiste en un entarimado, colocado en uno de los extremos del patio.
Al fondo del escenario cuelga una cortina, pintada y adornada con lo que parecen nubes y montañas. También nos dice que deberíamos haber avisado ya que los mejores asientos se encuentran en las galerías que rodean el patio. Esos asientos están reservados para las clases altas de la sociedad, en fin quizás sea mejor ver el espectáculo desde aquí. Quizás podamos pasar más desapercibidos.
Aunque algo me dice que esa Lady Cotilla de seguro que tiene la vista puesta sobre nosotros. Aveces pienso que debo de tenerla bajo mi cama, se entera de las cosas que hago incluso antes que yo misma.
El espectáculo está a punto de comenzar, de un momento a otro salen los actores y extrañamente el silencio se hace en lugar.
Disfruto tanto de la obra, rio, lloro y hasta paso miedo en el transcurso, por una vez en mi vida, no siento miedo a defraudar a nadie con mi comportamiento.
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Lady Adefesio
Lãng mạnAnwen queda huérfana de madre, después de unos meses su padre decide casarse de nuevo para darle una madre a su adorada pequeña. Pero no será una madre lo que encuentre precisamente la pequeña Anwen sino más bien un verdugo, ella se encargará de ens...