Capitulo 7. Gael & Beth, la verdad aveces duele

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— Está bien te lo contaré todo—respondio Gael dando un suspiro, después hizo una pausa para volver a hablar.

— Esa mujer, su nombre es Loreto, no creo que su nombre sea relevante pero tú me has pedido sinceridad... es de origen español. Cómo te dije anteriormente solo estuve una noche con ella, para mí no fue más importante que el descubrimiento de mi sexualidad pero para ella fue algo más... Desde esa noche ha estado todos y cada uno de los días buscándome. Ofreciendome sus servicios de manera gratuita... A lo que por su puesto me he negado. Se que esto es difícil de creer pero no te estoy mintiendo Beth...—

— Tienes razón es difícil de creer! Solo una noche con ella y ya está prendada de ti?—

— No sé que responder Beth, todo lo que he dicho es verdad, siento haberlo ocultado, hasta haberte mentido, pero tenía miedo a tu reacción, tenía miedo a perderte por una estúpida noche...— responde Gael afligido.

— Está bien, coge tu chaqueta... iremos a ver a esa mujer y le dirás qué estás prometido y no estás interesado en sus propuestas—

— Pero Beth...—

— Pero nada, o es que tienes algo que ocultar. O quizás nada de lo que me has dicho es verdad?—

— Voy a por mi chaqueta...—

Caminamos por la calle en silencio, antes de salir le he tenido que explicar a papá hacia donde nos dirigíamos, como suponía ha montado un espectáculo, pretendía ni más ni menos que acompañarnos. Bastante bochornoso es ir a ver a esa mujer como también que llevar a mi padre de escolta.

Al final se ha conformado con que nos acompañará el mozo de la casa, al menos así ha asegurado que en caso de problemas es un hombre que puede aportar su fuerza física. En fin que sociedad más machista. Todo es por y para los caballeros...

Pasado un rato llegamos a ese barrio, ese barrio donde las señoritas ofrecen sus servicios a cambio de unas monedas. Que vida más triste, pero para muchas de ellas no existe otra salida. Al menos eso es lo que me ha explicado mamá.

El olor es asfixiante, se mezclan varios aromas... perfumes, sudor, tabaco y algo más que no se identificar.

A medida que avanzamos por la calle, diversas mujeres se acercan a Gael y al mozo para ofrecerles sus servicios. Esto es el colmo, se ve que no tienen verguenza ni el mínimo decoró.

Mira que estar ofreciendo sus servicios, estando yo aquí delante!

Llegamos al final de la calle, tocamos la puerta del último edificio. Tras unos segundos que para mí son eternos una señora mayor abre la puerta.

— Estamos buscando a Loreto— digo atropelladamente.

— Está ocupada con un cliente, puedo ofreceros a otra chica para entreteneros, eso sí al ser tres os cobrará un extra...—

Pero que dice está señora! Yo no he venido hasta aquí para eso, me siento enfadada y ruborizada a partes iguales.

— Señora, no hemos venido hasta aquí para eso... solo queremos hablar con ella un momento.—

— Está bien... cuando termine la avisaré de que la estáis esperando—dice la señora mirándome de arriba abajo y cerrándome la puerta en la cara.

— No deberíamos haber venido, este no es un barrio para ti— dice Gael tímidamente.

— Y para ti si!— respondo ofuscada.

— No, claro que no... Beth no puedo decir nada, sin que me recuerdes mi falta. Es como si nunca fueras a poder perdonarme...— dice abatido.

Yo... no se que responder, creo que tiene razón, esto no puede seguir así. Si no soy capaz de olvidar creo que lo de perdonar de poco sirve.

— Se puede saber que buscáis de mi, puedo hacer un trio pero esto ya se pasa de lo normal...—

— No estamos interesados en tus servicios, más bien queremos comunicarte algo.— respondo y le doy un leve empujoncito a Gael.

Me fijo en la señorita en cuestión, es bastante redondeada y con grandes atributos, tiene la cara salpicada de pequitas, sus ojos son verdes y un poco saltones. Su nariz es afilada y sus labios muy finos. En cambio su pelo es  rojizo y rizado, lo lleva recogido en un moño alto. Lo que hace que su cara sea aún más redondeada.

— Señorita Loreto, hemos venido a informale de que soy un hombre prometido y que no deseo que me busque más...—

— Mmm... Es una pena querido, pero en fin, solo espero que ella no te aburra en el lecho, entonces vendrás a buscarme y quizás yo no te reciba. Ahora sí me disculpan tengo trabajo que atender.—dice la señorita haciendo una reverencia y poniendo una mueca de burla.

Salimos de esa horrible calle y volvemos a casa, creo que ya me siento mejor conmigo misma. Pero en cambio Gael cambia cabizbajo y con la mirada perdida.

Llegamos a casa y el sube a su dormitorio sin mediar palabra. Me quedo en la sala y tomo un café, paso el resto del día aburrida sin nada que hacer ni con quién charlar.

Al fin ha llegado el momento de la cena, ahora no estaré sola, estarán mis padres y Gael. Por fin se acabó el aburrimiento.

Comenzamos a cenar y nadie habla, todos tienen la cara larga, por lo que deduzco que mis padres han discutido y Gael está como siempre supongo. Aunque lo noto más apagado de lo habitual.

Después de la cena todos se retiran a sus dormitorios, esto no es para nada lo que esperaba. Así que no tengo más opción que hacer lo mismo que ellos. Subo a mi dormitorio me pongo el camisón y me meto en la cama, está va a ser una noche muy larga.

Es temprano y no tengo nada de sueño.

Tocan a mi puerta, me desperezó y me levanto de la cama, no sé qué hora es pero imagino que es pasada la madrugada.

Abro la puerta y veo que es Gael el que está al otro lado.

— Qué es lo que pasa? Todo está bien...?— pregunto y doy un bostezo sin poder evitarlo.

— Hay algo que tengo que decirte...—

— Y no puede esperar a mañana?—

— No—

— Está bien, pasa—

Me asomo al pasillo y veo que no hay nadie. Gael entra en mi dormitorio y yo cierro la puerta despacio y con cuidado de no hacer ruido. Solo me faltaba que mi padre se despertara y nos pillara en la habitación solos.

— Beth, he estado pensando en nuestro compromiso... creo que lo mejor es romperlo, yo te he fallado y tú no serás capaz de perdonarme—

Lady AdefesioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora