Capitulo 10. Gael & Beth, tú estás muerta!

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Han pasado ya varios días, desde que Beth y yo nos juramos amor eterno ante Dios. No puedo ser más feliz, creo que nada en el mundo podría estropear la sensación de calidez que me embarga ahora.

Solo hay una cosa que me aflige... no haber podido darle una luna de miel a  Beth. Tengo demasiado trabajo, cosa que es buena claro ya que así podré darle la vida que se merece a mi esposa. Pero siento que entre el trabajo en bufete y las empresas de mi abuelo no me queda casi tiempo para estar con Beth.

Vuelvo a casa demasiado tarde, me hubiese gustado poder comer con ella pero hoy no a sido posible. En unos meses lo tendré todo bien sujeto y podré contratar a alguien para que alivie mi carga de trabajo.

No toco la puerta ya que esta, está mal cerrada. Escucho a Anwen conversar con otra mujer. Una voz que se mete en mi corazón, llenandolo de dolor.

Debo de estar volviendome loco, no puede ser ella se ninguna de las maneras, ella está muerta!

Me acerco más a la sala y puedo escuchar mejor de lo que están hablando, es imposible creer lo que mis oídos llegan a escuchar. Se trata de mi madre, fingió su muerte para protegerme... me abandono, me ha engañado. Me siento estúpido, enfadado y estúpido.

Ella se levanta del sillón cuando me ve, intenta acercarse hasta mi posición. Pero yo la freno con mi mano, salgo corriendo de la casa como alma que lleva el diablo.

Las lágrimas cubren mi rostro y la rabia rebosa por cada poro de mi piel. Cómo ha podido hacerme esto? Cómo ha podido fingir su muerte? Y por qué demonios aparece ahora después de ocho años!

Camino y camino durante horas, hace ya bastante rato que la noche cayó sobre Londres. El cielo está nublado como mi mente, decido que lo mejor es volver a casa, espero que esa mujer ya no esté allí. Porque no la quiero ver, no la quiero en mi vida.

Es una maldita mentirosa, y yo idiota de mí y idolatrando a mi madre, y ella a saber que es lo que ha hecho durante todos estos años.

Vuelvo a casa y todos están levantados. Beth les dice que pueden acostarse que nosotros nos marchamos a nuestra habitación.

Ella me dice que la espere en el recibidor, mientras tanto pasa la cocina y coge una bandeja con lo que supongo que debe de ser la cena.

Olfateo el olor que me llega desde la bandeja, mi barriga comienza a rugir. No he comido nada en todo el día y con  la desazón simplemente lo he obviado.

Me siento en la mesa y comienzo a comer, mientras lo hago no puedo evitar llorar. Me siento avergonzado, Beth se acerca y toca mi hombro. Qué clase de hombre soy si no puedo evitar llorar, como voy a protegerla, cómo voy a demostrar mi valía.

Ella habla y yo escucho no soy capaz de articular ni una palabra. Es tal la congoja, la sorpresa y la decepción que siento que no soy capaz.

Escuchó cada una de sus palabras con atención, ella me explica los motivos de mi madre para abandonarme, temía que cuando yo alcanzara cierta edad, en esa parte no prestó demasiada atención, mi padre biológico reclamaría mi custodia. Ella temia por mi vida, ya que mi padre no era precisamente una buena persona. Estaba convencida de que si yo me iba con él, él terminaría matándome para hacerse con la fortuna de su padre.

No tenía otra opción, Beth también me he explica más partes de la historia. Y me dice que me tomé mi tiempo, que no ha sido el único sorprendido en el día de hoy.

Quizás tenga razón y deba de pensar, pero estoy tan dolido estoy tan molesto. Que no sé si seré capaz de perdonar, y eso es lo que más le angustia a mi corazón.

****

Mi padre ha venido hoy a verme, al principio no quería verlo. Pero es tan  cabezota que ha sido imposible que no pasará a verme.

Hoy tampoco he ido a trabajar, simplemente no tengo fuerzas, he pedido unos días que gustosamente me han concedido. Se ve que ser el yerno del Duque de Windsor tiene sus privilegios.

Papá me ha explicado todo lo que más o menos me contó mi esposa. También me ha pedido perdón por haberme ocultado tal cosa, por mantenerme engañado durante tantos años. Para él tampoco ha sido fácil fingir la muerte de su esposa, los viajes en secreto para verla y un sinfín de cosas más.

Me ha pedido que vea a mamá, que hable con ella, y si no soy capaz que al menos la escuché. No tengo por qué perdonarla y tampoco volver a tener una relación con ella. Mi padre me ha dicho que ella no me quiere exigir nada, que hasta entiende mi rechazo.

Ahora la pelota está en mi tejado, no sé qué voy a hacer, no sé qué decir... Esto de verdad no lo hubiera esperado nunca. Aunque me alegra que de verdad esté viva muy dentro en el fondo de mi corazón hay una mancha de oscuridad, de miedo, de rechazo y de odio...

Salgo acompañado de mi padre, después de varios días sin salir a la calle el aire fresco me está sentando bien. Caminamos en silencio, he preferido caminar a que el cochero nos llevara. Así mientras camino puedo poner mis ideas claras, o eso por lo menos es lo que quiero.

Estamos en la entrada de una casa de principios de siglo, si me fijo bien creo reconocerla, esta es la casa que le dejó su abuela a Jonathan, mi padre, que no de sangre pero si de todo lo demás.

Saca una llave del bolsillo y abre la puerta, camino detrás de él, en silencio. Escucho de nuevo la voz de mi madre, papá le anuncia que estoy en la casa.

Ella se levanta rápido y coloca su vestido, enrosca su cabello una y otra vez entre sus dedos. Está nerviosa, recuerdo como cada vez que algo le afligía ella hacía lo mismo.

Noto como una sensación de calidez llega hasta mi pecho, poco a poco la oscuridad que hay dentro se va apagando. Ahora solo necesito escuchar las explicaciones de su propia boca. Después tomaré una decisión.

Lady AdefesioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora