Capitulo 4. Lastima

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Despierto demasiado cansada, no se el tiempo que llevo durmiendo pero debe de haber sido poco porque mi cuerpo aún necesita más.

Abro bien los ojos y puedo ver a Andrew sentado en un sillón, no recuerdo que mi dormitorio tuviese uno así, supongo que lo ha debido de traer él.

Me incorporo en la cama y noto como estoy en camisón, cojo las mantas y me tapo rápido espero que el sobrino de mi esposo no me haya visto así.

— Gracias por velar mi sueño, ya se puede marchar.—

—  Mientras mi tío no esté, debo de velar por su seguridad, el doctor ha dicho que su cuerpo está muy maltratado hay algo que pueda hacer para remediarlo.—

—  No se preocupe me recuperaré, siempre lo hago.—

— ¿Qué fue lo que pasó en el mercado ayer?—

—  Sin querer derrame la taza de té sobre mi pierna. Aveces soy un poco torpe...—

— Y mentirosa también! Helga me lo ha contado todo. No puede permitir que la sigan humillando ahora es una Duquesa.—

— Una Duquesa de palo, este matrimonio es una farsa, su tío solo se casó conmigo por lastima, quién querría casarse conmigo siendo tal esperpento.—

— Se tiene un muy baja estima es usted una mujer muy bella.—

— No siga, se de sobra lo poco agraciada que soy. No hace falta que me diga cosas bonitas para subir mi ánimo. Estoy acostumbrada ya.—

— Me gustaría que me acompañará a un baile que se organiza este viernes, si usted se encuentra bien.—  dice cambio rápidamente de conversación.

Se que lo hace por lastima, pero nunca he estado en un baile, me gustaría de verdad el poder ir a uno, pero no sé si soportaré las humillaciones.

— Mañana iremos a comprar un vestido nuevo y no se puede negar.—
dice saliendo de la habitación.

Estoy contenta y a la vez asustada. Helga viene y me ayuda a vestirme, bajo un rato al jardín y aprovecho los rayos de sol.

Mi piel es pálida y mis ojos castaños grandes al igual que mi cabello, hacen que me cuenta de mi falta de atractivo no tengo ninguno, es simple las verdaderas beldades son rubias y de ojos claros además de estar llenas de curvas...

El vestido que hemos comprado es realmente bello, cubre todas mis cicatrices y por primera vez en toda mi vida me hace sentir bella, aunque solo sea para mí.

Durante los días restantes he visto muy poco a Andrew, el tiempo que hemos compartido ha resultado muy agradable ya lo considero mi amigo, nose muy bien que es lo que se hace con los amigos, pero nosotros reímos, conversamos y damos paseos juntos.

El viernes en la tarde Helga me ayuda a vestirme, llevo un vestido blanco roto con pequeños cristales cosidos en el corpiño, me han recogido el pelo dejando algunos mechones sueltos. También me han dado un poco de rubor, no llevo joyas ya que nadie nunca me ha regalado una pero aún así me siento como una princesa.

Andrew me espera al final de las escaleras, no deja de mirarme y de verdad que me incómoda un poco, besa mi mano y me acompaña hasta el carruaje.

— Estás bellísima, hoy deberé tener cuidado de que ningún caballero quiera intentar cortejarte.—

No digo nada solo sonrió, no creo que nadie se fije en mi solo quiero disfrutar de la velada y de la comida.

Poco después llegamos a una gran casa, caminamos cogidos del brazo hasta el interior de la casa, está está llena de jovencitas y caballeros. Una señora muy graciosa me entrega un carnet de baile y le pone también un carboncillo. Lo ata fuerte a mi muñeca pero con cuidado de no dañarla. Yo la miró con curiosidad...

— Es para que se anoten los caballeros que deseen un baile contigo. Yo seré el primero.— dice cogiendo mi carnet y apuntando su nombre en él.

—  No hagas eso ni siquiera se bailar, no lo hago desde que tenía ocho años y de eso ya ha pasado mucho tiempo, estoy segura de que le pisaré.—

El se ríe, la música comienza a sonar y él me lleva hasta la pista de baile, me quedo quieta, siento que todo el mundo me observa y comenta sobre mi. El me dice que solo debo mirar sus ojos, que olvide que hay gente. Ahora en ese salón solo estamos él y yo.

Siento que a su lado nada me puede pasar, el baile termina demasiado rápido. Este a sido mi primer baile y no puedo dejar de sentirme en una nube.

Volvemos a la zona de los aperitivos, allí hay algunas matronas hablando animadamente, una se acerca a nosotros.

— Andrew cuanto tiempo querido, me vas a presentar a tu acompañante. Sin duda ella es la que acapara hoy todas las miradas.—

Esas palabras me calan bien hondo, por un momento olvide que soy Lady Adefesio. Cualquier persona se sentiría avergonzada por mi mera presencia.

—  Ella es la nueva Duquesa, yo hago de acompañante hasta que mi tío vuelva de un viaje de negocios.—

— No eres de por aquí verdad, porque una beldad como la tuya sería recordada por la sociedad en su presentación. Vaya suerte ha tenido el viejo verde, ya hablaré con el cuando regrese, mira que no invitarme a la boda!— dice ligeramente molesta.

— Lady Mariam que diría mi tío si la escuchara...—

— Y me va a escuchar, el estúpido de mi hermano ni siquiera me invitó a la boda, además no me gusta que me llames así, recuerda que soy tu tía—

Por lo que acabo de entender esta señora es mi cuñada, pero no es la madre de Andrew, vaya lío tengo ahora mismo.

Un caballero muy apuesto se acerca hasta mi posición y me pide bailar, antes de responder el coge mi carnet y de apunta el próximo baile.

Andrew me da una sonrisa tranquilizadora, después de ese baile bailo con varios caballeros más, estoy agotada y me duelen los pies, la mayoría han alabado mi belleza, lo que me ha hecho sentir verdaderamente incómoda. Después de un rato le pido a Andrew regresar a la casa.

Salimos por la puerta y allí parada está mi peor enemiga. Mi madrastra...

— Se ve que ahora dejan venir a estas fiestas a lo peor de la sociedad.—

— ¿Y usted es? Porqué aquí mi acompañante es Duquesa y por lo que yo sé usted es solo una condesa. Así que cállese la boca sino quiere que yo eche la mía a andar. — dice Andrew sujetando mi mano con firmeza.

Es la primera vez que alguien me defiende, una sensación extraña se instala en mi corazón. Será eso que llaman amor? No seguro que es gratitud. Pienso autoconvenciendome a mí misma. O podría ser amor?

Saco eso de mi mente rápidamente, el es el sobrino de mi esposo, solo me cuida por qué ahora somos familia. Además de eso yo no soy digna de amor soy Lady Adefesio....

Lady AdefesioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora