Después del incidente nuestra vida se ha vuelto un poco más tranquila y eso me agrada la verdad.
Me siento un poco menos sola gracias a la compañía de Christine y su abuela. La abuela de Christine es de gran ayuda, me ayuda mucho con Beth, también es obstinada y quiere trabajar en la casa para pagarnos de alguna manera. Andrew ha tenido que ser un poco duro con ella, le ha dicho que si quiere ayudar en lo único que podemos necesitar su ayuda es en el cuidado de nuestra hija.
No es que nos haga falta, pero ella se siente útil, sus ojos brillan de felicidad y los de Beth igual, estás dos han congeniado de una manera asombrosa.
Christine ha comenzado a estudiar en una prestigiosa academia de señoritas. Pensé que costaría un poco que la admitieran y más con el curso empezado pero nada de eso. Andrew tiene más influencias de las que creía, ya que fue dicho y hecho.
La vida parece sonreírme pero mi corazón aún guarda tristeza, echo tanto de menos a mí mitad, a mi amiga, a mi confidente, mi Mariam...
Hoy se celebra un acto benéfico a favor del orfanato, es algo que me inquieta y me preocupa. Todavía recuerdo a ese par de niños, ojalá y también los podamos ayudar. Andrew me ha propuesto participar de una manera más activa en ese tipo de actividades, dice que mi corazón guarda mucho amor y que sería bueno que lo compartiera.
La modista acaba de traer los vestidos, tengo preparada una sorpresa para Christine y su abuela, las vamos a llevar a la gala, por suerte recibimos cuatro invitaciones así que, que mejor manera de regalarles una velada agradable.
Llamo a Louis para que vaya a buscarlas, Christine ya debe haber vuelto del colegio y la abuelita a estas horas debe de estar en su casa preparando la merienda. Que bueno que viven dentro de la propiedad, asi todo es mucho más sencillo.
En unos pocos minutos las dos están en la casa grande, Christine tiene los ojos muy abiertos parece muy sorprendida por mi llamada.
— Qué pasa Christine es como si nunca te hiciera llamar?—
— No es eso, lo siento ando un poco distraida—dice Christine intentando excusarse.
— Señora disculpe a mi nieta, anda distraída porque un muchacho anda tras ella. Ya me he encargado de regañarle, no hemos venido aquí en busca de amoríos si no para que ella obtenga una educación y una buena posición social.—
— Abuela si yo la llamo así por qué usted me llama señora? No se preocupe por Christine ella tiene su cabeza bien amueblada y tampoco es malo que se relacione con chicos de su edad. Por cierto Christine más tarde hablaremos tú y yo...— esto último lo digo mirando a Christine y guiñándole un ojo.
— Lo siento Anwen, a partir de ahora te tratare como si de mi nieta se tratase. Y ahora cuéntanos por qué nos has hecho llamar?—
— Sus palabras me llegan hasta lo más profundo del corazón, nunca he tenido una abuela, será un placer que usted sea la mía. Ahora acercaros y coger cada una un paquete el de la abuela es el azul y el de Christine el malva—
Las dos se acercan hasta los paquetes y sacan sendos vestidos. La abuela no puede evitar emocionarse y Christine está como loca con su vestido.
— Niña, por qué nos has comprado esto? Es tan bonito y tan delicado que siento que lo voy a estropear— dice la abuelita limpiándose una lágrima traicionera.
— No se cuestionan los regalos! Y además es para que se los pongan esta noche ya que se vienen con Andrew y conmigo a la gala. Así que a prepararse que salimos en menos de dos horas...—
***
El momento ha llegado, veo como Christine y la abuelita llegan hasta la entrada de la casa. En verdad están bellísimas. La abuela parece otra, está radiante y no solo por el vestido sino también por la sonrisa que le acompaña.
— Voy a ser la envidia de toda la sociedad, me acompañan las cuatro mujeres más bonitas de todo Londres...—
— Adulador, una de ellas es un bebé aún, recuerdas?— respondo a mi esposo con una sonrisa pícara.
— Señoras al carruaje, la fiesta nos espera — dice Andrew dedicándome una sonrisa.
Una a una nos ayuda a subir al interior, podría haber dejado a Beth en la casa con Louis ya que se ha vuelto de mí total confianza, pero si nos demoramos un poco seguro que pide de comer y si no estoy yo, no sé podrá alimentar. Aún no he decidido si buscar un ama de cría ya que para mí no es tanto trabajo.
Estamos en la entrada de un palacio, el camino hasta la casa está adornado de setos muy bien arreglados e iluminados con antorchas. Al llegar a la puerta principal dos hombres vestidos totalmente de negro nos ayudan a bajar.
Andrew se adelanta y entrega las invitaciones, el mayordomo nos indica cuál es nuestra mesa, la decoración es fastuosa, noto como la abuela tiene miedo a romper algo. En el fondo me recuerda mucho a mí.
La gala transcurre con normalidad, nos sirven la cena y dejan un sobre en nuestra mesa. Andrew me explica que sirve para hacer la donación. Saca la chequera y escribe una cantidad la cual no soy capaz de ver. Dobla el papel y lo introduce en el sobre.
Mientras disfrutamos de la cena una orquesta de cámara ameniza la velada. Siento la necesidad de ir al baño, por lo cual me excuso y me levanto. Christine se ofrece a acompañarme, pero declinó esa oferta ya que se que lo hace porque la abuela se lo ha pedido. Ellas se creen que no las he escuchado pero si lo he hecho. No me importa ir sola al baño, tampoco es como si me fueran a robar, o me fuera a perder.
Al salir del baño me encuentro a mi madrastra rodeada de un grupo de matronas, escucho como le dicen que si no soy su hijastra. También le regañan por no haberlas invitado a la boda con el Duque. No escucho demasiado bien lo que les dice, pero de una cosa estoy segura de que miente.
Se separa un poco del grupo y se acerca a mí.
— Anwen, querida cómo estás? Esperábamos recibir la invitación de tu boda pero supongo que debió perderse, cuando vas invitarnos a conocer al bebé?—
Sus palabras me producen risa, pero aguanto estoicamente. Veo como mi padre se acerca a ella por detrás.
Suspiro y pienso muy bien lo que voy a decir, ni siquiera pienso que no estamos solos y que aquí hasta las paredes tienen ojos y oídos.
— Ahora ya no soy un estorbo? te has dado cuenta de que existo y no soy molesta para la vista, ni os produzco vergüenza. Lo siento pero vuestro tiempo ha pasado. Os perdono de corazón lo digo. Pero no puedo olvidar todo el daño que me habéis causado y tampoco puedo dejar de ver el porqué de vuestro repentino interés hacia mi persona. Ustedes y yo no somos nada! a lo sumo conocidos por llamarlo de alguna manera. Gracias por su atención y que pasen una buena velada.— respondo a mi madrastra.
— Ellas no tienen tu sangre, no seas desagradecida Anwen— dice mi padre lleno de amargura.
— Poco me importan tus palabras, cuando me regalaste a un viejo para librarte de mi no era Anwen, solo Lady Adefesio. Así que no te atrevas a juzgarme y ni siquiera sugieras hablarme de moral. Ya que cuando murió mamá y tú te volviste a casar, no solo te olvidaste de mí, sino que permitiste los abusos físicos y verbales de esa mujer contra mí. No eres mucho mejor que ella. No tengo más que decir, solo quiero estar con mi familia y disfrutar de la velada. Poco me importa si mañana salgo en la gaceta de Lady Cotilla. Ya nunca más...— respondo marchándome.
Mi corazón late con fuerza, nunca pensé que fuese capaz de enfrentarme así a mi padre y a mi madrastra. Vuelvo a nuestra mesa y me siento sonriente junto a mi esposo y mi familia.
Veo como Christine no deja de mirar al joven que está sentado en la mesa de la izquierda, quizás sea ese muchacho del que hablaba la abuela. Tendré que preguntarle a Andrew por él. No quiero interponerme entre ellos pero quiero saber qué clase de chico es. Christine ya ha sufrido suficiente en esta vida. Y yo me siento en la posición de cuidarla.
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Lady Adefesio
Storie d'amoreAnwen queda huérfana de madre, después de unos meses su padre decide casarse de nuevo para darle una madre a su adorada pequeña. Pero no será una madre lo que encuentre precisamente la pequeña Anwen sino más bien un verdugo, ella se encargará de ens...