Capitulo 1. Mariam un caballero encantador

3.1K 262 13
                                    

Estoy tan emocionada por salir de casa y por fin comer algo que no sea verdura. Gracias a Anwen podré descansar un rato la mente, allí nadie me juzga por mi peso ni por mis aspecto. Allí puedo ser yo misma sin temor a las represalias.

Me despido de mi viejo padre con un beso y un abrazo. Mientras me marcho hacia casa de Anwen puedo ver cómo el me sonríe... hasta que llega ella...

No entiendo por qué es tan dura conmigo? Cuando está claro que he sacado su físico. Estoy tan Casandra de vivir así y con ella.

La próxima temporada será la última, a partir de ahí, ya no estaré obligada a asistir a ningún baile. Oficialmente seré una solterona de veintitrés años.

Ojalá y pueda viajar? salir de esas cuatro paredes, recorrer el mundo y sobre todo viajar a Francia, según cuentan allí la gente es muy diferente, mucho más abierta de mente.

El problema es que mamá se opondrá, como hace con todos mis deseos. Dirá que una vez soltera ya no podré hacer otra cosa nada más que cuidarla y ofrecerle mi compañía.

Pero por otra parte, esa señora ya no volverá a hablar de mi en sus estúpidas gacetas de cotilleos. Eso realmente me saca una sonrisa.

Veo como mi dama de compañía, camina sonriendo y negando con la cabeza. No hace falta que le diga nada, ya se sobradamente porque se ríe. Tengo la fea costumbre de hablar sola y en voz alta.

Una vez escuché que no es loco el que habla solo, sino el que no lo hace! Será verdad?

Llegó a la puerta de Anwen y mi dama se despide de mi. Tocó a la puerta y pronto soy recibida por el ama de llaves, a esto todavía no me acostumbro. Ya que lo normal es disponer de mayordomo pero se ve que Anwen y Andrew son poco convencionales.

Anwen me recibe con un beso y un abrazo. Es tan amable y dulce, no puedo creerme la suerte que he tenido al conocerla. Oficialmente es mi mejor amiga. Nos es como si tuviera muchas amigas, para ser sincera pero con ella no me hacen falta más.

Le pido ir al baño y una vez allí me quito la faja que mi madre me obliga a usar, el corpiño lo dejo porque no creo que sea apropiado.

Vuelvo y paso al comedor, me quedo helada al comprobar que no estamos los tres solos, alguien más nos acompaña en el comedor.

Me lo presentan como Lord Stevens, es un hombre apuesto, moreno y de ojos oscuros. Por primera vez en mucho tiempo no se de qué hablar, se me ha secado la boca y el corazón se me ha acelerado.

Intento tranquilizarme, disfrutar de la  comida, pero no le resulta demasiado fácil, ya que ese caballero no deja de mirarme en toda la velada.

Una vez acabada la comida, los caballeros pasan a otra sala, se sirven una copa y encienden sendos cigarros.

Anwen aprovecha para pedirle salir al jardín. Cosa que agradezco sinceramente ya que ese señor me tiene el estómago un poco revuelto. Es como si cientos de mariposas se hubiesen instalado en él.

Anwen me enseña su jardín, se disculpa tantas veces que al final pierdo la cuenta. Su jardín es realmente precioso, no necesita comprarlo con el de mi madre. Ella solo vive por y para su jardín. Bueno si no contamos cómo hobby el amargarme la existencia.

Después de un rato, nos sentamos en un banco de piedra junto a una pequeña fuente. Esta es de mármol y está adornada con dos angelitos. Uno echa agua por la boca y otro por el...

Anwen se siente avergonzada, dice que la hizo esculpir su primer marido por petición de su primera esposa. Esta tenía un sentido del humor un tanto peculiar. Andrew no la ha querido cambiar por las implicaciones emocionales y Anwen no le ha puesto impedimentos.

Después de una charla, bueno solo he hablado yo, otra vez... siento tanto ser así, comienzo a hablar y no puedo parar. Ni siquiera parece importarme que me respondan. No suelo ser consciente de ello hasta pasado un rato. Y cuando llegó a ese punto me siento avergonzada. Mi madre tiene razón con lo de que no se escuchar.

Comienza a hacer fresco, la tarde comienza a caer nos dirigimos hacia la casa cuando salen a nuestro encuentro Andrew y Lord Stevens.

— Lady Anwen me permite un último paseo por el jardín con Lady Mariam, si usted lo ve oportuno?—

Esa pregunta le pilla desprevenida, no parece convencida en  dejarme  a solas con este señor. Supongo que tiene miedo por mi reputación, al ser soltera.

La miro con ojos de corderito. Esta es la primera vez que un hombre se interesa en mí y quizás sea también la última. Que hay de malo en aceptar un paseo.

— Está bien Lord Stevens le permito un paseo. Pero recuerde que mi lady es una dama soltera y no me gustaría por nada del mundo que se dañara su reputación —. Responde Anwen no muy convencida.

— No se preocupe soy todo un caballero, mi intenciones son totalmente adecuadas —.

Me ofrece el brazo izquierdo y yo paso mi mano por él. El sentirme tan cerca hace que en mi pecho se instale una sensación nueva, aterradora pero agradable.

Caminamos en silencio, es tan abrumadora su presencia que me deja sin voz.

— Lady Mariam, está siendo actualmente cortejada?—

Esas palabras consiguen que me de un ataque de tos.

— Está bien Lady Mariam? —

— Si, lo siento, se ve que cogí un poco de frío pero ya estoy bien...— respondo avergonzada y con la voz entrecortada. Estoy haciendo el ridículo, para una vez que alguien se fija en mí, yo no dejo de meter la pata.

— No ha respondido a mi pregunta señorita?—

— No, nadie me está cortejando actualmente, ni nunca...—

Ay! Dios porque he dicho eso último, venga Mariam que todavía lo puedes hacer peor.

Mis palabras parecen producirle risa a Lord Stevens, bueno al menos es feliz en mi desgracia.

— Me alegra mucho saber que no tengo competidores actualmente, así seré el primero en ganar su corazón—

— Me está pidiendo ser cortejada Lord Stevens?— respondo asombrada pero segura en mis palabras.

— Si, señorita. Estoy realmente interesado en cortejarla formalmente, si me acepta mañana mismo iré a hablar con su padre—

— No es que no me sienta agradecida, pero no entiendo su postura. Ya que no me conoce más que de unas horas y no es que ya podido ver mucho de mi, nada más que mi aspecto—

— Es usted realmente graciosa Mariam, la llevo ya con Lady Anwen, no quiero causarle mala impresión—

Nada más llegar del paseo, Anwen me informa que han venido a recogerme, vaya siempre pasa igual cuando todo es más interesante es hora de marchar.


Lady AdefesioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora