Estoy súper nerviosa, sera verdad que vendrá Lord Stevens a hablar con mi padre? Bueno si no viene, al menos seré la única que sufra la decepción. Ya que no he dicho nada en casa.
Me levanto y me aseo, busco en el armario el vestido más bonito que encuentro. Elijo uno rosa pastel, estoy deseando ser declarada una solterona oficial ya que no creo que me casé para poder usar vestidos de colores más fuertes. Estoy cansada de los pasteles.
Dejo mi pelo suelto y pongo unos pocos de polvos sobre mi rostro. También saco el pequeño frasquito de perfume que me regaló papá. La última navidad.
Es un fragancia importada de Francia y solo la uso en ocasiones realmente especiales. Ojalá y el día de hoy lo merezca.
Bajo a desayunar con la mejor de mis sonrisas. Pero esta no dura demasiado ya que mi madre no deja de criticar mi aspecto.
— Se puede saber por qué te has puesto ese horrible vestido hoy? Además hueles al perfume odioso que te regalo tu padre, juro! Que un día lo encontraré y no lo volverás a usar, pareces una mujer barata.—
Esas palabras hoy no me causan dolor, se que desea mi perfume y que siente celos de mi. La verdad es que nunca lo he entendido. Una madre debe de cuidarte y amarte... pero en cambio la mía solo desea humillarme. Según ella eso me hará más fuerte.
Desayuno la última y sin que se enteren papá me guarda un bollito en una servilleta, cuando abandona el comedor me lo entrega y me hace un gesto de que guarde silencio.
Es tan bueno conmigo...
Me siento en el alféizar de la ventana, desde ahí veo pasar carruajes y transeúntes. Un caballero llama mi atención, se acerca con paso firme y elegante hasta la casa.
Es Lord Stevens, como prometió ha venido a casa. Para pedirle a mi padre ser cortejada formalmente. Los nervios me invaden. Solo espero que mamá, acepte y no me monte un escándalo después.
Desde la sala puedo escuchar como el mayordomo le pregunta su procedencia y sus intenciones. Unos minutos después mi padre llega hasta la entrada y le pide que lo acompañe hasta su despacho.
— Qué has hecho ya! Desgraciada...— dice mi madre cogiéndome del pelo.
— Pero mamá, yo no he hecho nada malo— digo entre sollozos.
— Estoy segura de que has faltado el respeto a ese caballero y viene a cobrarnos tu falta. Vete a tu habitación y no salgas de allí hasta que yo te lo ordene— dice gritando y soltando al fin mi cabello.
Subo a mi dormitorio llorando y sintiéndome de nuevo humillada, yo que pensaba que hoy sería un día inolvidable. Me miró al espejo y mi maquillaje está arruinado, mi cabello esta enmarañado y para colmo el bollito que me dio papá era de mermelada por lo que mi vestido se ha arruinado también.
Recojo mi pelo y cambio mi vestido. Ahora mi vestido es verde manzana, no me queda demasiado bien. Por qué los que me quedan limpios son los que elige mamá para mí. Demasiados adornos y demasiado grandes, ahora sí parezco una mesa camilla.
Tampoco es que importe demasiado, mamá no me dejara salir del cuarto y la pena es que no podré ver a Lord Stevens.
Pasada media hora veo como mi Lord abandona la propiedad, no consigo ver la expresión de su rostro. Tampoco es como si importe demasiado ya que mamá, ha arruinado mi única oportunidad de ser feliz.
Comienzo a llorar desconsolada me tumbo en la cama y me quedo dormida. Ni si quiera escucho cuando tocan a mi puerta. Me despiertan las palabras de papá.
— Pastelito, ponte bonita Lord Stevens vendrá por ti en una hora, además aún no has comido.... te he subido un plato de sopa y un filete.—
— Papá no me llames así, ya sabes que así es como me llama esa mujer en sus gacetas... No entiendo... creí que mamá no quería que saliera de la habitación hasta nueva orden.—
— Perdona a tu madre, ella no era así... pero relacionarse con determinadas damas la ha cambiado... ya no estás castigada. Y más desde que le he dicho que tú pretendiente es el hijo de unos de los mayores empresarios de Londres.-
— Gracias, papá! —
— Por cierto, sabía que este día llegaría. Al final un hombre inteligente ha visto lo que yo veo todos los días en ti. La belleza por dentro y por fuera— dice papá desde la puerta de mi habitación.
Me doy un baño y me como toda la comida, cojo el vestido y lo miro, supongo que sí le quitó los adornos dejaré de parecer un árbol de navidad. Miro el reloj y aún tengo media hora para que llegue Lord Stevens.
Termino de arreglarlo y no queda del todo mal, me miró en el espejo y me siento bonita, arreglo mis rizos, recojo dos mechones y les pongo un prendedor en la parte de atrás. Saco de nuevo mi perfume y colocó dos gotitas detrás de cada oreja. Aplicó un poco de rubor en mi rostro y de nuevo me miró en el espejo.
— Señorita, Lord Stevens la esta esperando en la entrada de la casa— dice el mayordomo desde la puerta.
—Ya bajo, Wilson...—
Cojo mi sombrero y mi bolso, bajo las escaleras y al final de ellas está mi apuesto caballero. Camino hasta él y le saludo con cierta verguenza.
Él me ofrece su brazo, miro a mi padre y me da su permiso con un gesto y una sonrisa. En cambio mi madre no sonríe pero tampoco parece enfadada. Algo es algo! Salgo a la calle y comenzamos a pasear.
— Le gusta el té, Mariam?—
Me está tuteando! será que yo puedo hacer lo mismo? Si él lo hace supongo que yo también puedo hacerlo.
—Si, Stevens y a usted?—
— Puedes llamarme Harry si lo deseas, conozco una tetería tranquila y muy agradable en el centro. Me encantaría llevarte allí.—
— Gracias, Harry...—solo con decir su nombre mis vellos se ponen de punta.
La tetería es un lugar precioso y como dijo Harry es tranquila y poco bulliciosa. Tomamos un te y unos pastelitos, el me mira con disgusto porque no he tomado ninguno.
— Siento que no te gusten Mariam, estaba seguro de que te encantarían. Son mis preferidos de canela y crema...—
— Estoy segura de que están deliciosos— cojo uno y lo saboreo. Él no me mira con disgusto, tampoco se ríe de mí. Así que eso me da cierta tranquilidad.
Es hora de volver a casa, mi dama de compañía se adelanta un poco y en ese justo momento Harry me roba un beso.
Un beso que sabe a canela y a crema de limón. Pero que para mí sabe al mismísimo cielo.
— Lo siento Mariam, no he podido contenerme.—
— No importa, Harry...— respondo ligeramente ruborizada.
Este ha sido mi primer beso! Me siento en una nube. El suave tacto de sus labios sobre los míos, su sabor dentro de mi boca...
Creo que estoy enamorada de este hombre.
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Lady Adefesio
RomanceAnwen queda huérfana de madre, después de unos meses su padre decide casarse de nuevo para darle una madre a su adorada pequeña. Pero no será una madre lo que encuentre precisamente la pequeña Anwen sino más bien un verdugo, ella se encargará de ens...