Un beso cargado de pasión y anhelo. Un beso que deja mi cuerpo confunso.
Un beso que parece no tener fin.
Un beso que me lleva a otro mundo.Andrew se separa de mi, con los ojos brillantes. Su semblante serio ya vuelto a su rostro, no entiendo estos cambios de actitud.
— Andrew todo está bien? Hice algo mal?—
Veo como se remueve por la cocina y suspira.
— No, Anwen. Todo está bien, aquí el único problema soy yo... Te deseo tanto que aveces cruzó los límites. Deseo tanto hacerte mi mujer, deseo tanto perderme en tu cuerpo...—
Ante esas palabras no encuentro respuesta, mi rostro debe de haber tornado a rojo. Tras unos segundos consigo articular palabra.
— Andrew ya solo faltan dos semanas y seremos marido y mujer—. En mi cabeza sonaba mejor que en mi boca, he dicho algo evidente, me siento abochornada y un tanto estúpida.
— Si pudiese nos casaríamos mañana mismo pero necesito la autorización del Rey y no estará lista hasta dentro de unos días. Lo más difícil es tenerte en casa todos los días y no poder tocarte, no poder...—
— Andrew quieres que me marche hasta el día de la boda?—
— No, eso sería aún peor. Sólo necesito tranquilizarme y darme un baño— dice dejando un beso sobre mi frente, qué diferente se siente este beso al anterior.
Me quedo sola en la cocina, cojo mi vela y subo hasta mi dormitorio.
Estoy en la cama pensando en como aliviar la angustia de mi prometido. Pero como hacerlo? Se que se puede hacer con un hombre antes de casarse, pero si lo hago Dios me castigará, eso es pecado! Por otra parte tampoco es que yo haya consumado mi matrimonio anterior por lo que mis nociones sobre lo que pasa entre un hombre y una mujer en la intimidad de la alcoba son nulas.
Ojalá mi madre estuviese aquí y me pudiese explicar estas cosas! O si tan solo tuviese alguna amiga...
Me quedo dormida a altas horas por lo que me despierto más tarde de lo habitual, bajo al comedor y Andrew ya no está allí. Después de desayunar voy a buscarlo a su despacho pero tampoco se haya en él. El ama de llaves me dice que partió temprano y no sabe muy bien hacia donde.
Necesito salir para comprar mi vestido de novia, no compraré el típico vestido ya que para mí es una segunda boda pero tampoco iré como en la primera.
He elegido la boutique dónde mi esposo solía comprar mis vestidos, allí siempre me trataron bien y con educación espero que ahora no sea diferente.
No he pedido cita, quizás no me puedan atender, me acompaña una de las chicas del servicio, no quiero ir sola, todavía no me siento segura y después está el que dirán aunque eso debería importarme poco, porqué gracias a esa estúpida sección estoy en boca de todo el mundo. Al menos no me conoce mucha gente aquí.
En la puerta hay bastantes damas, vaya debo de haber elegido el día de cambio de temporada, los vestidos estarán rebajados y luego también los de nueva temporada.
Estoy a punto de marcharme cuando escucho como alguien me llama.
— Señora Anwen, Señora Anwen...—
Me volteo y veo como la dueña de la boutique es la que me llama. Me acerco un poco más a ella, todas las damas me miran con descaro. Y estás son las que presumen de educación y buenos modales. En fin...
— Había escuchado de su vuelta a Londres y lo de su próxima boda, tengo preparados varios modelos y podemos ponernos ahora mismo con la confección de su vestido de novia y su ajuar...—
No tengo tiempo a reaccionar en unos segundos soy arrastrada al interior de la tienda, creo que tengo un problema serio, no se decir que no! Creo que no tengo personalidad, toda mi vida he obedecido órdenes y no se hacer otra cosa.
Al final salgo de la tienda con tres vestidos, más los complementos, además de un vestido de novia en proceso. Al menos he podido escoger lo que deseo, no ha sido facil convencer a la modista y a la dependienta pero estaba vez me he mantenido firme.
El problema es que he gastado todo lo que tenía ahorrado, no he querido pagar de mi asignación ya que de ella pago los gastos y los sueldos de los empleados de la casa de campo.
Al salir de la tienda escucho como esas señoras cuchichean sobre mí, no estoy segura de poder con esto. Me recuerdo a mi misma que Andrew me quiere y ha apostado por mí. No le puedo fallar y menos defraudarlo.
Pasó por mi antigua casa y veo como un niño rubio está jugando y una niña rubia está sentada bordando. Está claro que son mis hermanos y han crecido mucho. Echo un último vistazo y sigo avanzando, lo que menos deseo ahora es encontrarmelos a ellos en estos momentos.
Vuelvo a casa y Andrew aún no ha llegado, me estoy empezando a preocupar, intento ocupar la mente para no pensar en cosas negativas. Aunque no me resulta nada fácil la verdad.
Cuando el reloj toca las diez estoy a punto de entrar en pánico. Esto no es nada normal. Subo a mi dormitorio y me pongo el camisón me meto en la cama pero soy incapaz de dormír.
No sé el tiempo que pasa pero escucho pasos erráticos, cojo mi bata y salgo al pasillo allí veo a Andrew en un estado lamentable está borracho y huele a perfume de mujer. Eso me parte el alma, vuelvo a mi habitación y comienzo a llorar.
Media hora más tarde, me calmo y tomo una decisión. Cojo mi bata y voy hasta la habitación de Andrew tocó la puerta y al no recibir respuesta paso sin permiso.
Andrew está tumbado y dormido sobre la cama, me quito la bata y me meto en la cama, lo abrazo y comienzo a besarlo como él me ha enseñado. No tardó en recibir sus besos y sus caricias. Abre los ojos pasado un momento y me mira con los ojos brillantes.
— Qué haces aquí Anwen, esto no está bien—. Dice separándose de mi y saliendo de la cama.
— No quiero que busques el calor de otras mujeres por qué yo no te lo doy— respondo avergonzada.
— Que estupideces estás diciendo Anwen. Yo no he estado con una mujer desde hace mucho pero que mucho tiempo. En verdad me ofende la duda— dice en ese tono que tampoco me gusta.
— Yo... yo lo siento, en verdad soy estúpida como dices. Perdóname no volveré a rebasar los límites...— respondo y salgo de la cama en dirección hacia la puerta.
— No eres estúpida, perdóname a mi..., después de lo de anoche no quería verte por temor a no poder controlarme, es verdad que fui a un sitio de dudosa reputación pero no gaste ni dinero en cortesanas solo en licor. No te sientas ofendida no solo te deseo también te amo con locura, eres mi perdición. Pero no quiero que esto pase así, quiero que te entregues a mi por amor y en nuestra noche de bodas.— dice abrazándome dulcemente.
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Lady Adefesio
Storie d'amoreAnwen queda huérfana de madre, después de unos meses su padre decide casarse de nuevo para darle una madre a su adorada pequeña. Pero no será una madre lo que encuentre precisamente la pequeña Anwen sino más bien un verdugo, ella se encargará de ens...