Capitulo 3. Mariam, mi primera vez

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Estoy emocionada, mi padre ha permitido que me vaya por unas semanas con Lady Anwen y su esposo a una casa de campo. Pero esto no es lo mejor de todo, Harry también asistirá.

Ya tengo mis baúles llenos, como no sabía que llevar. Pues lo llevo todo!
En unos minutos deben de pasar a por mi equipaje y a por mi, claro está.

Durante todo el viaje no dejo de hablar, creo que Anwen, pretendía dormir y yo se lo he fastidiado. Pero es que simplemente no lo he podido evitar. Todo me parece tan fantástico, tan nuevo, tan diferente, tan fuera de lo común... que siento que voy a perderme algo en el camino.

Está es la segunda vez que salgo de viaje, si cuento que la primera vez fui a una casa de campo que heredero mi madre de una tía abuela suya. Todavía no he podido borrar de mi memoria el olor de esa casa, la podredumbre y la humedad embargaban aquel lugar.

Llegamos hasta la casa que nos ha de acoger por las próximas semanas, es un lugar acogedor. Tiene un gran bosque frondoso detrás, la verdad es que ese lugar me produce escalofríos...

Hoy no he tenido demasiada suerte, Harry al parecer aún no ha llegado.

Me siento un poco decepcionada, no se quizás esperaba una nota, unas flores o algún detalle de su parte. Disculpándose por su tardanza...

Supongo que idealizado un poco el concepto del amor, teniendo de referencia a Anwen y Andrew. No todo el mundo puede ser así.

Aún así, no ha estado mal el día, hemos creado un pequeño club de lectura y no de lectura convencional, sino de esa que te saca el rubor en la cara.

Es hora de dormir, la verdad es que estoy cansada por el viaje y es el momento de descansar, ojalá y en mis sueños vea a mi enamorado!

Después del desayuno salgo a dar un paseo por las caballerizas, siempre he deseado aprender a montar. Pero mi madre dice que esa no es una postura adecuada para una dama decente. Y montar de lado como que no lo veo la verdad.

Me acerco a un caballo blanco, tan blanco como la nieve. Le doy una zanahoria y este se deja acariciar.

Siento como alguien me abraza por la espalda, reconocería ese aroma en cualquier parte del mundo.

Me vuelvo sonriendo y veo a Harry.

— Pensaba que estarías ayer aquí.—

— Surgieron unos problemas que tuve que resolver...—

— Tienes un morado en el cuello? Que te ha pasado?—

— Nada, ayer me di un pequeño golpe, nada importante...— dice mirando hacia otro sitio.

No tengo tiempo de responder, cuando sus labios ya estan pegados a los míos. Sus manos suben por mis caderas y se acercan a mis pechos, esto me resulta un poco incómodo y me separó de él.

— No te gustan mis besos, ni mis caricias...?— pregunta con el tono de voz agrio.

— Si, pero me siento un poco incómoda. Creo que no está bien. Lo mejor es esperar a estar casados.—

— Eres una mojigata, nunca pensé que fueses tan remilgada y más con tu prometido...— dice esto y se marcha enfadado.

Durante el resto del día, pienso en sus palabras. Quizás tenga razón y no sea algo malo. Además cuando volvamos a Londres, anunciaremos nuestro compromiso a la sociedad.

***

Una semana ha pasado desde que estamos aquí y Harry apenas me ha dirigido la palabra. Si lo ha hecho ha sido en público. Parece que no quiere estar conmigo a solas.

Lo hecho de menos, creo que tiene razón. Me he portado como una niña. No hay nada de malo por unos besos y unas caricias con la persona que va a ser tu esposo.

Después de cenar, lo espero en la puerta de su dormitorio. Seguro que hay me escuchará.

Espero bastante tiempo, pierdo un poco la noción del tiempo y me quedo dormida apoyada en la pared.

— Qué haces aquí Mariam? Y a estas horas?—

— Yo, quería hablar contigo. Me he dado cuenta que me he comportado como una niña. No hay nada de malo en compartir unos besos y unas caricias.— respondo un tanto ruborizada.

Una sonrisa se forma en su rostro y sus ojos brillan de manera extraña.

— En media hora pasaré por tu habitación, no eches el seguro. Allí nadie nos podrá molestar.—

— Está bien...— respondo con dudas, pero será algo normal.

Me siento en la cama y espero hasta que llegue. Puntual como un reloj, llega hasta mi habitación.

Se acerca a mi y comienza a besarme, pero de una forma diferente, está vez no es dulce, ni tierno. Esto es más bien brusco, desesperado y animal.

— Harry, podemos hablar un rato y después seguir con los besos?—

— Mariam, no me digas que vuelves a hacer que pierda mi tiempo contigo. Creía que ya estaba todo aclarado.—

— Tienes razón —respondo bajito.

El vuelve a besarme y me tira contra la cama de una manera muy brusca, sus manos comienzan a levantar la falda de mi vestido. Eso realmente me pone muy nerviosa, veo como desabrocha su pantalón. No entiendo que está haciendo y menos que es lo que le pasa.

— No quiero seguir Harry, esto no me gusta. No es lo que habíamos hablado...—

— No te hagas ahora la estrecha, tu eres la que has venido a buscarme, recuerdas?—

Intentó levantarme pero con sus piernas sujeta las mías, su brazo izquierdo me impide levantarme...

Con su mano libre arranca mi rompa interior.

— Si sigues, gritaré!—

— Y qué crees que pasará querida. Todos hablarán mal de ti y tu reputación estará dañada. Yo lo negare todo y diré que me engañaste para seducirme. A quién crees que creerán?—

De un movimiento noto un dolor horrible en mi zona íntima, el se mueve durante unos segundos. El dolor es casi insoportable. Pero gracias al cielo no dura mucho. Él se detiene y sale de mi interior.

Se viste y se marcha de la habitación. Antes de irse se vuelve hacia mi:

— Hasta mañana querida, no ha estado del todo mal. Pero no eres lo que esperaba.—

Una vez que se ha ido, me siento sobre la cama, observó que por mis piernas corre un hilo de sangre. Las sábanas también están manchadas.

Las quito rápidamente y las dejo en la zona de lavado. Quito toda mi ropa, cojo el jabón y la palancana de agua. Y me froto fuertemente todo el cuerpo.

Me siento asqueada, no sé lo que acaba de pasar, no lo entiendo. Creía que sería algo bonito. En cambio el resultado es que esta ha sido la experiencia más desagradable de toda mi vida.

Después de lavarme y dejar mi piel colorada por tanto frotar, me pongo el camisón y me meto de nuevo en la cama. Me hago un ovillo y me quedo dormida llorando.

Lady AdefesioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora