Capitulo 31. Andrew no me olvides

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Pasado un rato vienen a buscarme a mi, rezo porque Christine y Lucy hayan conseguido escapar. Ojalá y estén sanas y salvas.

Me introducen en un carruaje este también tiene las ventanas tapadas, mis pies están atados aunque no lo estuvieran tampoco sería tanta la diferencia ya que todavía andan muy dañados como para poder correr.

Se hace extraño viajar sola, todavía no he visto a mi amo, ahora no soy libre ya nunca más lo seré. Quizás con el tiempo pueda lograr escapar, pero cuanto más tiempo pase más difícil será poder hacerlo. Aún recuerdo el vientre de Ana y como sus tobillos habían desaparecido por la hinchazón.

Una lágrima recorre mi mejilla, la limpio con el dorso de mi mano, y respiro profundo. Esto no va a poder conmigo encontraré la forma de volver a mi casa y volver con Andrew.

Andrew no me olvides...

El viaje está durando más de lo esperado durante dos días no hemos dejado de viajar, ni siquiera hemos dormido en ningún lugar que no sea el carruaje. Bueno al menos yo, por qué desde que me montaron aquí solo he visto a un hombre y no demasiado bien. Se que es algo mayor y corpulento pero no sabría decir más sobre él. Solo lo he visto para dejarme bajar a hacer mis necesidades o alimentarme y todas las veces su cabeza estaba tapada por una capucha negra.

He perdido la noción del tiempo no se si llevó fuera de casa una semana o quizás ya sea más tiempo. Intento asimilar mi nueva situación y pensar en la anterior solo como un regalo, un sueño o un bonito recuerdo al que aferrarme en mis momentos más bajos, pero es tan difícil cuando lo has tenido todo y de repente te encuentras sin nada.

El carruaje para y esta vez es demasiado pronto para hacerlo, no entiendo muy bien el por que, la portezuela se abre y el señor que hace de mi guardián tapa mis ojos con una venda. Cosa que no entiendo en principio pero después creo entender que se ha de deber a algún tipo de plan.

Si no conozco nada de mi ubicación, más difícil será para mí armar un plan de huída. El señor me coge en volandas y me lleva a donde quiera que sea el lugar.

Intento escuchar cualquier cosa, cualquier sonido o ruido me podrá ayudar para poder hacerme una ligera idea de dónde nos encontramos pero no es nada sencillo. Por más que lo intento no soy capaz de escuchar nada.

De nuevo me hayo en el suelo, desatan mis pies y me advierte que no debo quitarme la venda hasta que no haya escuchado la puerta cerrarse.

Aunque al principio lo obedezco finalmente levanto un poco la venda de mis ojos, quizás es una imprudencia pero para que negarlo soy demasiado curiosa e impulsiva. Nunca antes hubiera desobedecido una orden pero desde que Andrew me enseñó que podía decidir y formar opiniones sobre mi misma y sobre los demás ya no hubo vuelta atrás. Esto fue un antes y un después en mi vida.

No he conseguido ver mucho la verdad solo le he visto la espalda a ese señor y cerrar la puerta. Al menos el no me ha visto desobecer lo que es algo bueno para mí, supongo.

Estoy en una habitación, dentro hay dos camas me acerco a la ventana y abro la cortina un poco, me llevo un gran sorpresa al ver que la misma está tapiada por lo que ni yo puedo ver ni a mí me pueden ver.

La habitación es muy pequeña, la recorro varias veces pero no hay otra salida más que la puerta por la que he llegado, y si abro la puerta? No he escuchado un cerrojo sonar! Me armo de valor y me acerco hacia la puerta, pongo la mano en el pomo y escucho como unos pasos se acercan hasta mi posición. Me alejo de la puerta lo más rápido que puedo y no es mucho la verdad. Ya que una vez que la puerta se abre estoy por la mitad de la habitación.

Me vuelvo asustada, quizás ya sea hora de ver la cara a quien me ha comprado y se hace llamar mi dueño.

No puedo creer lo que mis ojos ven, las lágrimas recorren mi rostro. La tristeza y la impotencia le embargan.

Delante de mí están Christine y Luci. Pero cómo puede ser? Cómo puede ser que su mala suerte sea tan grande? Recuerdo perfectamente que a ellas las compro una mujer y a mi un caballero.

Pero que hacen ellas aquí, como puede ser posible. Las habrá capturado este señor también. Se acercan a mí, nos abrazamos y comenzamos a llorar.

— Qué hacéis aquí? Qué salió mal?— pregunto entre sollozos.

—Nada salió mal, nosotras estamos bien y lo mejor es que volvemos a estar juntas—.

—Pero a qué precio? Vosotras también habéis perdido la libertad—

Me siento en la cama abatida, me lo jugué todo para que ellas pudiesen ser libres y tener una segunda oportunidad y ninguno de mis esfuerzos han servido para nada. De nuevo las tres estamos cautivas.

— Cuándo habéis llegado?—

— Está mañana —responde Luci sin ningún tipo de emoción.

— Os han tratado bien? Sabéis dónde estamos?—

Ninguna de las dos responde, se miran entre ellas pero no dicen ninguna palabra. Eso me irrita en sobremanera. Me recuerda a Andrew cuando me oculta algo.

— Se puede saber que demonios os pasa? No creo que estemos mucho mejor ahora que al principio, solo hemos cambiado de propietario! Christine olvidas que tú abuela te espera en casa? Y Luci que pasa con tu prometido y tus hermanos? A caso os habéis vuelto locas... —argumento en voz alta y alterada.

De nuevo se miran y se sonríen.

— Él nos pidió que no te dijéramos nada. No te enfades todo estará bien solo queríamos verte antes de marcharnos a dormir—

— Él, quién ese bastardo mal nacido! que nos ha comprado como si se tratara de ganado...—

— Yo también me alegro de verte —dice Andrew mirándome desde la puerta.

Lady AdefesioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora