Capitulo 10. Mariam, no me casare contigo Harry

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No fui capaz de decirle que no, a partir de hay lo deje cortejarme. Pero un cortejo de verdad, uno sincero y conforme a las reglas de la sociedad.

En menos tiempo del que esperaba mi corazón había sanado, gracias a mi doctor! Mi vida comenzaba a ir bastante bien.

Una mañana me dirigía hacia el mercado como casi todos los días, un gran revuelo se había formado en la plaza. Escuché a unas señoras diciendo que un gran diste había llegado hasta allí, de seguro que vendría a hablar con el gobernador.

No le di demasiada importancia y seguí a lo mío. Compré todo lo necesario y regrese hacia la taberna. A la mitad del camino la presencia de una dama me removió el corazón, no podía tratarse de ella... de seguro me estaba equivocado y esa dama se parecía mucho a ella.

— Mariam, Mariam... al fin te he encontrado—

Esa dama no era otra nada más que Anwen, mi Anwen venía corriendo hacia mi. De un momento a otro nos estábamos fundiendo en un tierno abrazo. Las lágrimas caían descontroladas por mi rostro y por el suyo.

Cuando conseguimos tranquilizarnos nos dirigimos hacia la taberna. Arthur estaba súper gracioso, no sabía cómo actuar, estaba nervioso de estar cerca de alguien noble. Después del rey, Andrew era el que más poder ostentaba en toda Inglaterra.

— Tengo que presentarte a alguien.. — dijo Anwen acercándome a una linda bebé.

— Es tú hija?—

— Si... Mariam, ella es Beth, no te preocupes lo sé todo. Ya se que has tenido un hijo. Yo nunca te juzgaria. No te imaginas lo que me ha costado encontrarte, tu madre no me lo ha puesto fácil, siempre me contaba la misma historia. Tu tía enferma y aislada y tú de buena samaritana...—

— No tengo tías.—

— Ya lo se. Por eso tuve que contratar un detective privado. Llegué a temer por tu salud y tu bienestar.—

— Que linda eres Anwen, mira te presento a Gael, por lo que veo solo es un par de meses mayor que tu hija.— respondo cogiendo en brazos a mi hijo.

Pasamos largo rato hablando, ella me relata todo lo que le ha pasado desde mi ausencia. Pobre Anwen, nadie merece pasar por tanto...

Lo único que le puedo ofrecer es una habitación. Se que no hay lujos pero al menos está limpia. Ellos quedan muy agradecidos por nuestra hospitalidad. Ya que sin el consentimiento de Ingrid y Arthur, mi invitación no serviría de nada.

El gobernador llega hasta la taberna, es la primera vez que lo veo aquí, también lo acompaña su esposa, ella está más soberbia si cabe de lo habitual. Claro hay que pensar que no todos los días se presentan en el pueblo los duques de Windsor.

Le presentan sus respetos a Andrew y le sugieren hospedarse en su casa. Alegando que este es un lugar de dudosa moral, ya que en él hospedan a una madre soltera... una dama caída en desgracia por su lujuria y mala vida.

— Esa a la que vosotros despreciaís. Es una gran dama y mejor persona. Que cometió el error de amar al hombre equivocado. No hay día en el que no me arrepienta de haberlos presentado... Si le faltáis el respeto a ella me lo estáis faltando a mí!—responde a Andrew muy enfadado.

Ellos se disculpan y se marchan avergonzados, nadie en su sano juicio tendría el valor de enfrentarse al mismísimo Duque de Windsor.

Durante un mes Anwen, Andrew y la pequeña Beth se hospedan con nosotros, no recordaba lo que los echaba de menos. Ellos son esa familia que no comparte tu sangre pero que la vida te la pone por delante y te lo da todo a cambio de nada.

Andrew y Anwen me ofrecen volver bajo su protección, ellos me darán el lugar que siempre merecí, pondran en su lugar a quien se atreva a juzgarme o a humillarme... Pero mi vida ya no está allí, mi vida está aquí junto a Ingrid, Arthur y Jhonatan.

Declinó su oferta y les digo que siempre estaré aquí para ellos. Cuando estime que ha pasado el tiempo necesario iré a visitarlos. La despedida es triste como lo son todas al fin y al cabo.

Prometen volver este verano y yo estaré encantada de pasar el tiempo con ellos. Este mes ha sido uno de los mejores de mi vida...

****

— Creo qué cierto doctor va a pedirme muy pronto tu mano!—

— Arthur, por qué dices eso. Apenas si nos estamos conociendo...—

— A Ingrid y a mi solo nos hizo falta un mes para saber que éramos el uno para el otro. Y miranos....— dice sonriendo.

— Bueno, cuando te lo pida ya me lo contarás... jajaja— respondo mientras pelo unas patatas para el guiso.

— Mariam, querida. Aquí hay un caballero que pregunta por ti?— dice Ingrid desde la puerta de la cocina.

Limpió mis manos en el mandil y salgo a la sala. Me quedo de piedra cuando veo de quién se trata, no soy capaz de hablar, ni de moverme.

Ni siquiera siento dolor, rabia o ira... simplemente no hay nada más que asombro en mi interior.

— Mariam, he de decir que no me ha sido fácil encontrarte... mira tus manos y tu ropa no son los de una dama!—

— A que se debe tu visita Harry? Y se breve por qué tengo muchas cosas que hacer...—

— Tú siempre tan directa! Sabes que eso fue una de las cosas que mas me gustaron de ti.—

No respondo, no merece una respuesta por mi parte, en cambio cruzo mis brazos y espero a que diga lo que tenga que decir.

— He venido hasta aquí, para cumplir mi promesa de matrimonio y reconocer a mi hijo.—

— No crees que es un poco tarde, desde cuándo lo sabés?—

— Supongo que desde que te fuiste de Londres—

— Ah, pensaba que estabas en América?—

Estás palabras lo desconciertan parece nervioso, se mueve sobre su sitio y juguetea con el dobladillo de su chaqueta.

— Bueno eso no importa, el caso es que he venido a buscarte.—

Cuando habla no se refiere nada más que a mí por lo que me da la impresión de que ha venido por algo más. Ni siquiera ha pedido ver a Gael y eso es verdaderamente extraño ya que se trata de su hijo.

— Lo siento, pero no voy a casarme contigo.—

— No sabes lo que estás diciendo, te daré un día para que lo pienses. Mientras tanto me estaré hospedando en la casa del gobernador.—

— No necesito tiempo, mi respuesta será la misma. No me casaré contigo Lord Harry Stevens, ni hoy ni mañana...—

— Si no lo haces me arruinaras, él no me dejará nada...— se calla cuando se da cuenta de que ha hablado de más.

— Lo siento Harry, tu no me amas y yo tampoco. Olvida que existimos como yo te he olvidado a ti. Y ahora si me perdonas tengo que trabajar.—

— Esto no se quedará así, te arrepentirás gorda estúpida! Quién va a querer casarse contigo? Acaso no te has mirado en un espejo últimamente...—

— Mí aspecto no puede ser agradable para tus ojos. Pero poco importa el ser bello si estás podrido por dentro.—

Esas palabras me habrían hundido hace tan solo un año, pero ahora no y menos si es él. El que las pronuncia.

Después de estas palabras. Paso a la cocina y con el corazón palpitante suspiro aliviada. Solo espero no volver a cruzarme nunca más con él.

Lady AdefesioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora