Tengo todo preparado en unos minutos debe de llegar Andrew con su invitado y por otra parte Mariam no debe de tardar en llegar.Estoy nerviosa, no sé cómo ser va a tomar lo de comer con un extraño. Igual se piensa que es una encerrona, supongo que debi escribir una nota, explicándole la nueva situación. Pero ya es un poquito tarde para eso, debe de estar al llegar.
Tocan a la puerta, me asomo por la ventana ya que tengo totalmente prohibido abrir la puerta. Esta mujer es muy buena y atenta pero me saca de mis casillas que más da si abro o no abro. Eso no me define como dama! En fin no la quiero disgustar ya Andrew me advirtió de su mala salud. No quiero que por mi culpa enferme.
Veo a Andrew pasar a la casa con un hombre moreno de ojos castaños. Lleva una ligera barba y sus facciones son muy masculinas. Debo decir que se le ve un hombre bastante atractivo.
No quiero parece ser superficial pero si es un poco inteligente y buena persona podría ser un buen partido para Mariam.
Pero en qué demonios estoy pensando! Ahora soy yo también la que le busca un marido a mi mejor amiga.
Una vez dentro de la casa me lo presenta como Lord Stevens. Al parecer es hijo de uno de los mayores proveedores de té de toda Inglaterra.
No tiene sangre noble pero si una gran fortuna y una muy buena posición social.
Se le ve un hombre muy educado y agradable. Pero tengo la extraña sensación de que esconde algo. Simplemente no puede ser tan perfecto.
Suena de nuevo la puerta. Ahora sí que estoy nerviosa me levanto de un salto y Andrew me dedica una miradita. Intento calmar mi efusividad un poco y espero para recibir a mi invitada porque debe de tratarse de ella.
Unos segundos después pasa al saloncito Lady Mariam, está preciosa lleva un sombrero rosa a juego con sus cachetes y su vestido. Sus rizos rubios le caen en cascada por los hombros y sus ojos azules chisporrotean felicidad. Hasta el momento que fija su mirada en Lord Stevens, en ese justo momento, en el que sus miradas se cruzan ella baja la mirada ruborizada.
— Señor Stevens le presento a Lady Mariam, ella es la mejor amiga de mi esposa —. Dice mi esposo educadamente.
— Encantado —dice cogiendo la mano de Mariam y dejando un beso sobre su guante. Ahora que lo pienso conmigo no ha actuado de la misma manera, a mí me ha dado un simple apretón de manos. Ya estoy con mis paranoias...
Mariam es incapaz de articular palabra, esto sí que es una novedad, se ve tan extraño en ella que eso me produce risa.
Pasamos al comedor, Mariam se sienta a mi lado y justo enfrente de ella lo hace Lord Stevens, nadie le ha dicho el sitio que debía ocupar así que ha decidido sentarse cerca de Mariam.
Sirven la comida y veo a Mariam cohibida. Agarro su mano y le susurró al oido:
— Recuerda a lo que has venido, si él está interesado en ti. Te amara tal y como eres... —.
Me sonríe y coge la cuchara. Los siguientes minutos los pasamos degustando las exquisiteces que ha preparado la cocinera y charlando animadamente.
Bueno Mariam a sido principalmente la que ha hablado y los demás la hemos escuchado. Pero aún así no he visto cara de disgusto en ninguno así que supongo que nadie se ha aburrido.
Después de comer pasamos a la sala, allí los caballeros toman una copa de whisky y encienden un cigarro. No es algo que me guste mucho así que tomo la opción de salir a pasear por el jardín con Mariam.
— Mi jardín no es tan bonito como el tuyo pero tiene su encanto— digo sonriendo.
— Todo en ti es perfecto... —.
— No digas eso, sabes que no es verdad —.
— Eres bella, inteligente, culta y estás casada con un hombre bueno, guapo y poderoso. Eres la envidia de todas las damas... —responde Mariam.
— No me importa lo que piensen ellos sobre mi, solo me importa lo que piense Andrew y lo que opines tu. Vamos a sentarnos por favor —.
Seguimos conversando por un largo rato, comienza a refrescar por lo que es buen momento para volver a la casa. Mientras caminamos hacía el interior aparece Lord Stevens.
— Lady Anwen me permite un último paseo por el jardín con Lady Mariam, si usted lo ve oportuno?—
Esa pregunta me pilla desprevenida, no veo bien dejar a Mariam sola con este señor. Ella es una dama soltera y está bajo mi protección.
Mariam me mira con ojos de corderito. Ante eso que más puedo hacer.
— Está bien Lord Stevens le permito un paseo. Pero recuerde que mi lady es una dama soltera y no me gustaría por nada del mundo que se dañara su reputación —.
— No se preocupe soy todo un caballero, mi intenciones son totalmente adecuadas —.
Veo como ofrece su brazo a Mariam, ella lo acepta gustosa y juntos comienzan a caminar por el jardín.
Poco a poco se alejan de mi campo de visión. Estoy un tanto preocupada pero no debo molestar. Tengo que ser positiva y pensar que las intenciones de ese hombre son buenas. Pero por qué algo dentro de mi me dice que no me fie.
Haber se lo bella que es Mariam, también se que su corazón es noble, es atenta, cariñosa, graciosa y habladora. Pero eso solo lo veo yo y pocas personas más. Los demás la ven con un poco de sobrepeso. Porque de repente a Lord Stevens no le importa? Y si es un libertino? Y si resulta que solo la quiere seducir y luego la deja tirada?
Arruinaría su reputación y estaría desahuciada para toda la sociedad londinense. Cuál sería su futuro entonces? Tendría que marcharse de Londres y qué... Ser repudiada por sus seres queridos y lo peor de todo y lo que más le dolería es que estaría en boca de toda la sociedad.
— Anwen, que haces ahí parada?—pregunta Andrew a mi espalda.
— Tu amigó es buena persona?—
— Si, ayuda en caridad y asiste cada domingo a la misa dominical —.
— No me refiero a eso, más bien quiero saber qué opina sobre el matrimonio? —
— Pues no sabría decirte, hasta hace poco pensé que se quedaría soltero, nunca le interesaron los matrimonios. Y menos los compromisos pero...—
— No digas más...—.
— Anwen, la gente cambia. No sé que es lo que te ronda por esa cabecita pero creo que estás montando una montaña por un grano de arena —.
Quizás tenga razón, ni siquiera se de lo que están hablando. Y estoy segura de que cualquier hombre no me parecería el adecuado para Mariam,le he cogido mucho cariño y por nada del mundo quiero que le hagan daño.
Escucho risas acercándose hasta nuestra posición. Puedo ver cómo Mariam junto Stevens caminan hacia nosotros sonrientes.
— Gracias Lady Anwen se la devuelvo sana y salva — dice volviendo serio su semblante.
— Señorita Mariam, el cochero de su padre le está esperando en la calle— dice el ama de llaves.
— Mañana te cuento...— dice Mariam susurrando sobre mi oído. Después de eso se despide y se marcha hacía la calle.
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Lady Adefesio
RomanceAnwen queda huérfana de madre, después de unos meses su padre decide casarse de nuevo para darle una madre a su adorada pequeña. Pero no será una madre lo que encuentre precisamente la pequeña Anwen sino más bien un verdugo, ella se encargará de ens...