Saco el vestido del baúl, es un vestido malva muy elegante, con sombrero y bolso a juego. También tiene los zapatos combinados.Este es el vestido con el que vine al pueblo, gracias que lo guarde bien y las polillas no lo han hecho su almuerzo.
Bajo con el niño en brazos, todo a Sido tan rápido que no he tenido tiempo de coser nada para Gael. En fin su trajecito de punto será suficiente.
— Estás preciosa, toda una dama de la sociedad... dame a Gael te tengo una sorpresa!— ordena Ingrid, por qué ella no te lo pide te lo ordena, aún así la quiero como si fuese mi propia madre.
Le entrego a Gael, qué sera lo que está tramando? Le entrego a Gael y espero junto a la puerta. Arthur llega corriendo a casa, se le ve fatigado por la tremenda carrera que se acaba de dar.
— Qué bien que aún estáis aquí! Toma me gustaría que Gael llevará esto— dice entregandome una medallita de plata de San Jorge.
— No puedo aceptarlo, es demasiado Arthur...—
— No digas eso, ya se que yo no puedo ofrecerle oro, ni joyas preciosas, pero está medalla se la dió mi abuelo a mi padre en mi bautismo. Y ahora quiero hacer yo lo mismo...—
— Gracias, se la pondré ahora mismo y no dudes de que tú eres su abuelo.—
Ante estás palabras Arthur me abraza y comienza a llorar.
— Qué me he perdido?— dice Ingrid levantando una ceja.
Me entrega a Gael con un faldón y un gorrito. Está perfecto, no puedo creer lo que veo, es un vestidito como los que llevan los hijos de las damas de la sociedad.
— Ya veo que tienes la medallita, solo le faltaba la ropa adecuada. No digas nada esto era de mi pequeña y ahora es para mi niño...—
— Sois los mejores abuelos del mundo...— respondo con lágrimas en los ojos.
— Vamos que no quiero llegar tarde, a saber si lo hacemos por dónde saldrá el padre.— responde Ingrid tratando de ocultar la emoción.
Caminamos hasta la iglesia. Cómo ordenó el padre, esperamos en la puerta de atrás. Justo cuando termina la misa, llega Jhonatan... está guapísimo, luce un traje negro, con un chaleco en color vino burdeos, ha limpiado su rostro de barba y se ha peinado para la ocasión. Está verdaderamente arrebatador, aunque a mí me parece más atractivo con la barba de unos días.
Me acerco a él y le agradezco su asistencia y su compromiso con mi hijo.
— No es como si tuviera otra opción—dice sonriendo, cosa que me confunde, nunca he entendido muy bien el sarcasmo. No sé si está molesto o por el contrario feliz. Puff, esto es complicado de verdad.
Pasados unos minutos el párroco sale en nuestra busca, se queda sorprendido al ver al doctor, pero no dice nada. La ceremonia es muy corta pero para mí la más bonita del mundo. Diez minutos después mi hijo está bautizado.
— Doctor, vaya a buscar a su abuela. Les esperamos para comer en la taberna—
— Gracias, pero no es necesario...—
— Si, que lo es! Todos los días no bautizo a un nieto.— ordena de nuevo Ingrid.
Al final no le queda más remedio que acceder, contra Ingrid no se puede hacer nada y menos ganar.
La comida es muy agradable, verdad que comemos un poco tarde. Ya que primero hay que atender a los clientes.
Ingrid se ha encargado de poner queso y carne seca de aperitivo. He intentado servir mesas pero no me han dejado. Han dicho que arruinaría mi vestido. Poco me importa el vestido pero en fin. Hoy me dejó cuidar y disfruto de la pequeña fiesta en honor a Gael.
Después de la comida, Arthur lleva a la abuela a su casa en el carro, no está para andar demasiado la pobre ya.
— Mariam, me concedería el honor de dar un paseo?— dice Jhonatan con una voz que me hace estremecer, un escalofrío recorre toda mi espalda.
Esto en verdad no me lo esperaba, por mucho que lo desee tengo que negarme. A mi mente llegan los recuerdos del primer paseo con Harry...
— Yo lo siento pero no...—
— Claro que puedes, yo me quedare con Gael. No vuelvas tarde, querida—
Jhonatan me ofrece su brazo y yo se lo cojo gentilmente.
— Igual deberíamos buscar una carabina?—
— No se preocupe por eso, no es como si tuviese una reputación que mantener, más bien me podría molestar que alguien hablara mal de usted por encontrarse en mí compañía.—
— Bobadas... desconocía que los posaderos fueran sus padres...—
— Y no lo son. Pero me cuidan y me protegen como si lo fueran—
— Y sus padres? Perdón no debí preguntar por eso— dice clavando sus profundos ojos azules en mi rostro.
Aunque ando tentada en mentir, no lo veo necesario. Voy a ser totalmente sincera no tengo nada que perder,así que para que sumar más pecados en mi historial.
— Doctor... —
— Por favor, llámame Jhonatan o Jhon como prefieras pero no doctor—
— Está bien, Jhonatan, mis padres se deshicieron de mí al saber que me encontraba en estado de buena esperanza. Desde entonces no he vuelto a saber de ellos. Me abandonaron totalmente, se olvidaron de mi. Total solo fui una mancha en su vida...— respondo un poco apenada.
— Y él...?—
— Él, el padre de Gael, me engaño! me enamoro, y prometió casarse conmigo, en un momento dado se sobrepaso conmigo... Después de conseguir lo que quería simplemente desapareció. Así que aquí estoy una Lady convertida en posadera, granjera y lo que sea... con tal de sacar a mi hijo adelante.—
— Es un canalla! qué clase de caballero le hace eso a una dama!— dice levantando la voz.
— Uno no muy bueno, supongo... Qué hay de usted alguna dama le saca los suspiros...?—
Se queda en silencio y puedo ver cómo se sonroja un poco.
— Lo siento, fui demasiado osada. Una dama no debe preguntar esas cosas, aunque por otra parte ya no soy una dama. — digo hablando deprisa y sonriendo.
— Una dama nunca deja de serlo. Hay alguien... pero es complicado, nunca he sido bueno en estos temas— dice bajando la mirada.
— No debe sentirr vergüenza, qué dama en su sano juicio le rechazaría! Es usted doctor, de buena familia y si me permite muy apuesto también. —
Sin darnos cuenta hemos llegado de nuevo a la taberna. Jhonatan coge mis manos y se arrodilla. Mi corazón parece salirse de su ubicación. Solo con su toque mi cuerpo se llena de calor.
— Señorita Mariam, me gustaría cortejarla, mis intenciones son buenas, si usted me lo permite la convertiré en mi esposa y seré el padre de Gael.—
El miedo me invade, el dolor vuelve a mi corazón. Miro sus ojos y veo sinceridad en ellos. No puedo negar que parece ser un hombre perfecto.
Pero... hay está el problema y si tan solo quiere aprovecharse de mí? Y si cree que soy fácil por tener un hijo?
Si hubiera sabido que se refería a mí nunca le habría alentado a declararse.
Voy a recharzarlo amablemente cuando el se adelanta y no me deja responder.— No se aflija Mariam, la única intimidad que tendremos será la de algún paseo siempre que usted lo desee. Podemos vernos bajo la tutela de mi abuela o bajo la de sus padres. Pero por favor no me diga que no.—
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Lady Adefesio
RomanceAnwen queda huérfana de madre, después de unos meses su padre decide casarse de nuevo para darle una madre a su adorada pequeña. Pero no será una madre lo que encuentre precisamente la pequeña Anwen sino más bien un verdugo, ella se encargará de ens...