Una vez regresamos a la casa Andrew hizo llamar al doctor y como suponía todo estaba bien en mi. El no se quedó tranquilo con el diagnóstico y prometió buscar a otro doctor en la mañana.Desde ese mismo instante decidí olvidar lo que había vivido esa noche, quizás si lo ignoraba y hacia como que nada había pasado todo sería más fácil para mí.
Al día siguiente apenas si disfrute de la presencia de Andrew, partió pronto para la capital en busca de un doctor competente. Así es como él lo llamo, por las que le dije que estaba bien, por más que le le imploré que lo dejara pasar, que todo había sido fruto del cansancio. Él no cedió ni un ápice, su preocupación por mí era mayor a cualquier otra cosa.
Pase el resto del día con Mariam, estaba tan animada como siempre o si cabe un poquito más. Paseamos por los jardines, jugamos al criquet, leímos en grupo junto a la señora de la casa y otras damas. Ese día se creo el club de lectura de la casa de campo.
La señora Mattwhite, sugirió un libro nuevo para la semana siguiente. Un libro de los catalogados por ser poco adecuados para una dama refinada y de una digna posición social.
Hubo alguna que otra que se escandalizó por tal petición, pero la mayoría estuvo de acuerdo en leer tan amena lectura. Claro no hay que decir quién fue la que más feliz se sintió de todas ellas por descubrir nuevas cosas...
Cuando cayó la noche Andrew aún no había regresado. Cené y me acosté algo intranquila, sabía que estaba bien y que si demora se debía a que el mismo quería traer el doctor a la casa de campo. Ya en la tarde había recibido una nota.
Mañana al mediodía estarían aquí.
Me desperté al escuchar unos ruidos extraños, no estaba segura de la hora que era pero estaba segura de haber escuchado una puerta y pasos.
Me levanté de la cama, me puse la bata y camine hacia la puerta, con cuidado la abrí, asome mi cabeza y en la oscuridad pude ver a la figura de un hombre deslizarse por el pasillo.
Cerré rápido e intentando no hacer ruido y volví a la cama, mi cabeza no dejaba de dar vueltas. Era real? O quizás solo estaba en mi imaginación?
Y si me estaba volviendo loca? Y si estaba perdiendo la cabeza. Esa fue la primera de muchas noches en las que vería esa figura en el pasillo.
Los primeros rayos de sol entraron por el gran ventanal de mi dormitorio, con mucha pereza conseguí levantarme, me asee y me vestí al mirarme al espejo el reflejo que este me devolvió no me gustó demasiado. Tenía los ojos hundidos y las ojeras marcadas. Gracias a una noche de insomnio, cogí un poquito de polvo y lo aplique sobre mi rostro.
Me encamine hacia el comedor y al salir de mi dormitorio vi que Mariam hacia lo mismo.
No tenía mucho mejor cara que yo, pero a diferencia mía ella sonreía, también note que caminaba con molestias.
— Mariam no has dormido bien?— pregunto curiosa y a la vez preocupada.
— Si...— respondo sonrojada y agachándo la cabeza.
Es raro en ella responder con monosílabos, pero en fin supongo que estará cansada.
Tomamos asiento en la gran mesa, Mariam lo hace a mi lado. Pero Lord Stevens no se sienta frente a Mariam como es de costumbre, en vez de eso se sienta cerca de un señor bastante mayor, pero ahora que me fijo bien. Los dos tienen cierto parecido. No estoy segura pero creo que se trata de su padre. Más tarde le preguntaste a Mariam por él.
***
— La señora está perfecta, su salud no podría ser mejor y su mente también es lúcida...—
Escucho como el doctor que ha traído Andrew desde la capital, le comenta mi estado. Ahora espero que me deje respirar, tampoco le volveré a comentar nada del pequeño cementerio y menos lo acontecido en la noche. Todavía no tengo claro si eso está real o solo estaba en mi imaginación.
De seguro que me internaría en un sanatorio de saberlo. Así que lo guardaré para mí. Escucho como despide al doctor y pasa al dormitorio.
— Tenías razón, debí haberte escuchado ayer pero estaba tan preocupado por ti, que no me podía quedar simplemente parado—.
— Te dije que solo era cansancio, no debes de preocuparte tanto por mí. No me voy a romper como un vidrio—
Andrew se acerca a mí y me abraza fuertemente, siento que me va a romper una costilla. El parece darse cuenta y suelta su agarrare.
— Estoy pensando en que es momento para tener un bebé si tú estás de acuerdo claro — dice Andrew acariciando mi pelo.
— Bueno... pero igual no puedo darte un hijo, hemos hecho eso... —digo bajito y avergonzada. — Y no he quedado embarazada yo me siento igual y no noto que tenga un bebé en mi vientre—.
Escucho a Andrew reírse, me enfada tanto cuando hace estás cosas. Yo le abro mi corazón, le hablo de cosas incómodas y él solo se ríe.
— A veces las mujeres no se quedan embarazadas en la primera relación, ni en la segunda. Además siento que no estoy cumpliendo como esposo, te tengo desatendida en las noches... Pero eso va a cambiar a partir de ahora. He adelantado todo el trabajo que tenía para poder pasar más tiempo contigo—. Dice tumbamdome sobre la cama y posicionándose sobre mi.
Sus labios se pegan a los míos, convirtiéndose en uno. El calor recorre mi cuerpo, sus manos acarician mi cuerpo por encima del vestido, hasta que consiguen levantarlo y tocar la piel desnuda de mis muslos.
Eso me hace retroceder y asustarme.
— Andrew esto no esta bien, todavía no es de noche—.
— Anwen mi amor, esto lo podemos hacer a la hora que queramos...—dice sin dejar de besarme.
— Pero me verás desnuda y yo te veré desnudo a ti.—
— Eso es lo que te preocupa de verdad?—
— Si— respondo avergonzada.
Bueno iremos poco a poco entonces hoy probaremos una cosa. Se levanta y se dirige al armario saca dos pañuelos, cierta el pestillo en la puerta y me entrega uno de los pañuelos.
— Yo me tapare los ojos con él y tú harás lo mismo con el tuyo, así no podremos vernos. Te parece bien?—
— Si—.
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Lady Adefesio
RomanceAnwen queda huérfana de madre, después de unos meses su padre decide casarse de nuevo para darle una madre a su adorada pequeña. Pero no será una madre lo que encuentre precisamente la pequeña Anwen sino más bien un verdugo, ella se encargará de ens...