TURN ME ON / SEUNGCHAN

26«ESPUMA».

Christopher.

Tentador.
Seungmin tenía el poder de ser malditamente caliente y majestuoso, al mismo tiempo y sin siquiera intentarlo.
Llevó el cigarrillo a sus labios, mientras la espuma cubría por completo nuestros cuerpos.

Hacia unos minutos me había metido junto a él.

—¿Por qué te volviste piloto de carreras?.

No resultaba una historia importante. Papá era corredor de carreras, mi abuelo también lo fue, si, fue algo de familia.

—Viene en la sangre.

—Entiendo, entiendo. —Dice con una sonrisa.

El ambiente es cálido y cómodo a pesar de que hace unos minutos no lo estaba. Resultaba intimidante desnudarte frente al chico, agradecí que me pidió que dejara puestos mis boxers o me asesinaría.

—¿Tú por qué te volviste patinador?.

Tal sonrisa desaparece de su rostro, parpadea varias veces, apartando su mirada algo incómodo y vuelve a darle una calada al cigarro.

Okey, acabo de tocar un punto débil.

—No respondas. —Me apresuro a decir. —No quiero que lo hagas, cuando te sientas cómodo conmigo lo harás.

Eso espero.

Él se mueve incómodo, me pasa el cigarro para poder acomodarse bien en la bañera. Las pequeñas gotas de agua gotean de su cabello, recorriendo su rostro, cuello y pecho.

—También me disculpo por lo de la otra noche.

Seungmin levanta su mirada.

—¿Qué cosa?.

—Sabes de que hablo.

Él relame sus labios, asintiendo una y otra vez.

—¿Y por qué te disculpas?.

Muy buena pregunta, campeón.

Me aclaro la garganta antes de hablar, sin embargo, antes de hacerlo me llevó el cigarro a la boca.

—No fue apropiado, me aproveché de la situación, no estuve bien y me disculpo.

Se inclina hacia mi, retengo mi respiración cuando saca el cigarro de mi boca y lo lleva a la suya, luego lo vuelve a poner donde estaba.
Su rostro está tan cerca que me resulta aún más lindo.

Suelta el humo sobre mis labios, de una forma tan provocativa que pronto la piel se me eriza.

¿Qué hace este chico?.

—Que quede claro que si me has tocado es porque yo quise.

Quiero concentrarme en lo que dice, pero el saber que él es el único que está completamente desnudo y casi sobre mi me pone los pelos de punta.

—Entonces...—alargo.—¿Quisiste que te tocara?.

No se esperaba aquello, pues sus ojos se abren un tanto sorprendidos mientras el color de sus orejas cambian a uno rosado. Está avergonzado, me ha querido intimidar pero ahora soy yo quien se divierte.