Seungmin es un patinador artístico , famoso, majestuoso, delicado como la nieve, pero tan frío como el hielo, tan capaz de cortar con una sola palabra.
Christopher es un corredor de autos de carrera luchando por su sueño de ser el mejor. Ambos pasan...
Me encargué de obedecer a Changbin durante el primer día. Fui a casa, comí, aunque siendo sincero, la comida no resultaba deliciosa, quizás porque mi apetito no existía. Dormí durante mucho tiempo, las luces permanecieron encendidas en toda la casa. Me sentí solo, un poco frío y triste.
Jisung me visitó en la noche para pasar tiempo conmigo, ninguno de ellos quería que estuviera aislado, así que sabía de su plan para turnarse conmigo también.
Por dios, ya suficiente tienen...
—Aquí están. —Dice en un murmullo, como si tocar el tema no fuera de su agrado.
—¿Qué cosa?.
Jisung saca las llaves del bolsillo de su abrigo y me las deja en la palma de la mano, hay una sonrisa tierna en sus labios.
—Las llaves de su casa. —responde tranquilo.— Esa es tu casa también, él siempre lo decía. ¿Por qué no te quedas ahí?.
La idea de estar en su casa me estremecía, sabía que esperaría por el, se sentiría solitario y frío. Estaría recostado en su cama, abrazando su almohada con ese característico perfume suyo, encendería las luces de la casa, pues no podría soportar la oscuridad estando yo solo.
—No sé si podría quedarme ahí.
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Fue exactamente lo que hice, usurpar su casa, recostarme en su cama y refregarme en sus almohadas. Lloré esperando que él llegara a mis brazos a decir que todo estaba bien, pero por supuesto eso no pasó.
¿Despertarás mi querido Chris?.
La puerta de la habitación se abre una segunda vez. Levanto mi vista por encima de mi hombro para encontrarme con Sana, se ha cruzado de brazos en el marco de la puerta.
—No puedo verte así de solo, Seungmin. —La forma dulce de hablar me hace querer llorar aun más.
Me hace sentir un niño pequeño.
—No necesito estar acompañado. —Digo.
Necesito a Chris.
—Todos necesitamos a alguien. —Se sienta en la cama, puedo sentir sus delicadas manos acariciar mi brazo.—No tienes que pasar por esto solo.
—¿Por qué hablas así?. —Me incorporo de forma rápida.—Tú también estas sufriendo, no te preocupes por mi.
—Me gustaría poder explicártelo, pero no puedo hacerlo como me gustaría. —La curva de sus labios se elevan en una sonrisa. — El corazón se Christopher es tuyo, y en esta situación solo puedo cuidar lo que él más quiere.
Mi corazón se hace pequeño en mi pecho en cuanto la escucho.
—Él también te quiere.
—Pero no me ama. —peina un mechón de su cabello detrás de su oreja.—Mis sentimientos por el son fuertes, pero sé que esos sentimientos se irán en algún momento, me gusta ver a Chris feliz contigo y... realmente les deseo lo mejor.
Pone una de sus manos sobre la mía.
—Estoy aquí para ti, Seungmin.
Sana permaneció conmigo esa noche, encendí las luces de la casa mientras ella observaba en silencio pero no preguntó nada. Se sentó en el sofá, canto una canción tranquila para mí y cuando su voz se rompió, ambos lloramos abrazados el uno al otro.
Changbin llegó poco después, nos trajo la cena y se quedó hasta que terminamos de comer. Nos quedamos en silencio lo que pareció una eternidad, Chris hubiera hecho algún mal chiste para molestar, sonreí inconscientemente imaginando aquello.
—Seungmin. —Changbin me dió una última mirada. —Llámame si necesitas algo, ¿esta bien?.
Doy un asentimiento con mi cabeza.
Esa noche la cama se sintió más fría de lo normal, Sana se quedó en el sofa a pesar de que insistí en que usara la cama.
Mis ojos no dejaban de ver el techo, la pequeña lámpara de la esquina me hacia compañía en la madrugada. Las horas pasaban y mi cabeza seguía pensando en la cantidad de días que había evitado ver a Chris.
Los miles de mensajes, las llamadas y sus cartas.
Tomo nuevamente el celular de la mesa de luz.
Chris:
Buen día Minnie!.
Hoy es tu noche, trae esas medallas a casa.
Te desearía toda la suerte del mundo, pero no lo necesitas, tú mismo eres un amuleto.
Iré a verte en cuanto la carrera termine, ¿esta bien?.
Espérame, Seungmin, espérame.
Te amo <3.
Recibido a las 10:23 a.m.
Escondo mi rostro sobre la almohada, sintiendo las lágrimas volver a salir. Llevo leyendo ese mismo mensaje cada diez minutos.
