84 T E A M O

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Christopher.

Sus labios son delicados, fríos, suaves... deliciosos y adictivos. Mi corazón se acelera a tal punto que temo que Seungmin pueda escuchar el palpitar.

Sus manos se deslizan por mi desnudo pecho y bajan hacia mi abdomen, me toma de la cadera y pega aún más mi cuerpo al suyo. Un escalofrío me recorre, el beso se vuelve salado ante sus lágrimas y las mías.

Mis manos lo anhelan con desesperación, tocan de forma brusca su pequeño cuervo, atrapo sus gemidos, sus suspiros y sus torpes palabras.
Le quito la única prenda que lleva puesta y sus ojos parecen brillar aún más cuando me miran.

Sé que en la mañana probablemente él fingirá que nada de esto pasó.
Paso mi lengua por su cuello y pronto su cuerpo parece volverse caliente debajo de mi cuerpo.

-Te extraño.- Susurra sobre mi oreja, otro gemido sale de sus labios cuando comienzo a frotarme sobre él.

Sus uñas se clavan en mi piel, tira su cabeza hacia atrás, dejándome paso para volver a saborear su cuello. Las lágrimas siguen saliendo de sus ojos y tengo que obligarme a apartarlas rápidamente. Sus labios vuelven a buscar los míos, el beso es tierno y calmado, lento, como si ninguno de los dos quisiera que terminara.
Sus piernas se enredan entre las mías, sus gemidos se hacen más fuertes cuando me quito los boxers y finalmente me abro paso hacia él.

-Demonios. -Escondo mi rostro en el hueco de su cuello.

Siempre me gustó su olor...

-Estas apretado.-Me quejo.

-No te quejes. -hay dolor en su voz. - Esto duele como la mierda,¿sabes hace cuanto que no...? ¡olvídalo!.

-No me digas que me estabas esperando, cariño.

-Cierra la boca y muévete, estoy ansioso y necesito... ¡ah!.

-¿Así?.

La calidez de su interior me hace cosquillas, no retengo mis gemidos, él se retuerce debajo de mí cuerpo, sus puños se cierran en las colchas de la cama, sus ojos están cerrados mientras su cuerpo sube y baja.

-Chris...

«Chris...»

-¿Qué desea su alteza?.

Toma una de mis manos, tímido, con su rostro enrojecido y placer en sus ojos. La posa en su pecho y me mira con aquella intensidad que había visto alguna vez.

Si, yo también...

Yo también.

-¡ah!. -Sus brazos vuelven a mi. -Continúa, por favor no pares.

Las embestidas se vuelven más rápidas y bruscas. El respaldo de la cama golpea la pared con fuerza mientras ese sonido se camufla entre nuestros gemidos y el ruido de nuestros cuerpos convirtiéndose en un desastre.

Esto es magnífico.

-Debí estar ahí... -su voz vuelve a romperse. -Debí estar contigo... yo...

TURN ME ON / SEUNGCHAN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora