Seungmin es un patinador artístico , famoso, majestuoso, delicado como la nieve, pero tan frío como el hielo, tan capaz de cortar con una sola palabra.
Christopher es un corredor de autos de carrera luchando por su sueño de ser el mejor. Ambos pasan...
Hay partes del cuerpo que no puedo sentir, el intento de moverse es demasiado fuerte, pero inútil. No puedo moverme, no puedo salir de aquí.
Seungmin.
¿Dónde está Seungmin hoy?.
—Lo siento, él no vendrá hoy. —Responde Minho, como si hubiera leído mi mente. Quiero preguntar el por qué, pero aquello no es necesario. —Minnie está triste, creía que al llorar estabas mostrando un avance, pero al parecer eso suele ser normal en pacientes como tú. Es el único que parece aferrarse a ti Christopher, por favor no lo decepciones.
No quiero...
No voy a decepcionarlo.
Estaré ahí para él, estaré a su lado.
Yo...
Por favor, que alguien me ayude a salir de aquí.
Dios o quien sea.
Por favor... por favor no me dejes aquí.
Por favor, no quiero irme.
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—Chris.
Es él, él, su dulce y voz y cálidas manos me han vuelto a encender el corazón. No sé cuánto tiempo ha pasado, todo está oscuro.
—Yo vine a decir que...
Hay una larga pausa, siento su mano temblar sobre la mía. Hay otro sonido a nuestro alrededor, todo mi cuerpo se estremece al oírlo llorar.
—Vine a decirte que está bien si estas cansado. —Su voz se rompe por completo, noto como cubre su boca para evitar hacer el menos ruido posible. —No es necesario que sigas luchando... ¿me oyes?, puedes irte si así lo deseas, voy a aceptarlo. Te amo y eso no cambiará nada, te amo y te amaré en nuestra siguiente vida. ¿Puedes oírme?, por favor, escucha con atención, aceptaré que quieras irte, solo quería que supieras eso... por favor... por favor, cualquier decisión que tomes esta bien para mi.
Abro mi boca, aunque eso es lo que creo que hago, en realidad mi cuerpo no responde a mis acciones. Quiero insistir, quiero que cierre su boca, jamás me iría.
No podría irme sin verlo una vez más.
Por favor.
Por favor, no me dejes.
No sueltes mi mano.
Pero lo hace, su mano se desliza con cuidado sobre la mía, sus dedos se van despegando de mi piel a cada segundo que pasa y la desesperación por detenerlo se hace aún más fuerte.
