TURN ME ON / SEUNGCHAN

44«Ojos de cachorro»

—Dilo otra vez. —Seungmin pone sus ojos en blanco a la vez que acomoda mi traje de piloto, niega lentamente con su cabeza mientras veo a Jisung dirigirse a nosotros con mi casco en sus manos. —Vamos, dilo otra vez.

—En tus más profundos sueños me escucharás repetir eso.

Una semana, una maldita semana había pasado intentando volver a escuchar esas lindas palabras, sin duda Seungmin no quería volver a decirlo a pesar de que yo se lo repetía cada vez que podía.

Solo déjame escucharlo una vez más...

—¿Por qué pelean ahora?.—Jisung me alcanza el casco y se cruza de brazos.

—Seungmin no me quiere más.

—¡Yo no dije eso!.

—¿Entonces me quieres?.

Estira sus labios haciendo una mueca, sus mejillas se han sonrojado y Jisung no pierde tiempo en soltar una pequeña risa.

—¿ves?, no me quiere.

Jisung pone sus ojos en blanco para seguido darme un buen empujón.

—Pero tampoco lo negó. —dice mi amigo, le regala un guiño a Seungmin y finalmente se va.

—¿Me quieres?.

—Uf, que calor hace aquí. —Agita sus manos cerca de su sonrojado rostro.—La carrera empezará en menos de quince minutos, prepárate, llamaré a Bin.

—¿Por qué?.

—¿Por qué qué?.

Doy un paso hacia él.

—¿Por qué lo llamaras?.

—Bueno, llamaré a todos, vamos a darte suerte.

Una sonrisa se dibuja en mis labios. Lo hace, Hyunjin y Jisung lo siguen por detrás mientras Changbin llega a mi lado sin mucho apuro.
Los cuatro se ponen en fila, deseandome toda la suerte del mundo, pero sinceramente solo me gusta uno de ellos.

Doy otro paso hacia Seungmin, viendo como mis amigos se miran entre ellos con notoria emoción.

—No necesitas suerte.—Susurra. Sus ojos de cachorro parecen iluminarse cuando me miran.

Mi corazón se ha acelerado por su culpa.

—No la necesito. —Repito. —Porque tú eres mi amuleto.

Me inclino hacia adelante, dejando un beso en sus labios que rápidamente me corresponde, se aparta unos segundos para soltar un suspiro sobre mis labios.

—Mucha suerte, neandertal.

Vuelve a juntar sus lindos labios sobre los míos, dejando un corto beso y alejándose con las mejillas encendidas. Está tan avergonzado que me resulta fascinante lo vulnerable que se ve ahora.

Quién diría que se volvería tan tierno.

—Te quiero. —Digo modulando con mis labios, seguido me pongo el casco y camino en dirección al auto.

—¡Te quiero!.

¿Escuché bien?.