Seungmin es un patinador artístico , famoso, majestuoso, delicado como la nieve, pero tan frío como el hielo, tan capaz de cortar con una sola palabra.
Christopher es un corredor de autos de carrera luchando por su sueño de ser el mejor. Ambos pasan...
La casa se siente bien, quizás un poco diferente. He tropezado varias veces con mis propios pies, hay cosas que no estaban antes y algunos muebles incluso están en posiciones diferentes.
Pero se siente bien.
Dejo mi bolso sobre la cama, notando como ésta está perfectamente tendida.
Yo jamás la habría hecho.
Hay otro bolso a un lado de la cama, es deportivo y de un color azul llamativo. Estoy a punto de tomarlo si no fuera porque Bin lo tomó antes.
—¿Qué es eso?.
Su mirada se aparta rápidamente, sé lo que se viene, lo conozco demasiado bien como para no saber que me mentira.
—Mis cosas, me he quedado aquí mientras no estabas. —Seguido sale de la habitación. Le sigo el paso, sintiendo un extraño vacío en el lugar.
¿Acaso algo falta?.
¿Alguien me robó?.
—¿De quién es ese bolso, Bin?.
Me cruzo de brazos esperando una respuesta sincera de su parte, él no tiene dónde ir y lo sabe, sin embargo, el mundo parece estar a su favor hoy porque Sana aparece en el momento perfecto. Camina hacia mi con una bolsa de comida tal y como prometió hace una hora, vuelve a abrazarme por tercera vez en el día y finalmente se pone de puntas de pie para dejar un beso en mis labios.
—¿Tienes hambre, Cariño?.
—No realmente, solo quiero descansar.
Una cuarta persona hace presencia, está de pie en la puerta, sus manos estan entrelazadas frente a su cuerpo, nos mira con una expresión vacía en el rostro y es algo que no puedo entender.
—¿S-Seungmin?.—Sana se aleja un poco apenada. —¿Q-qué haces aquí?.
El pequeño Seungmin no dice nada, camina avergonzado hacia Changbin, toma el bolso de sus manos y vuelve a mirarnos con la misma expresión de antes, tan fría, tan vacía... tan...
... Triste...
—Lo lamento, solo vine por... esto. —Levanta su mano en nuestra dirección y finalmente se da vuelta. Veo a Sana correr detrás de él y es entonces que aprovecho para volver a mi conversación con Changbin.
—¿No qué era tuyo?.
Bin rasca su nuca apenado.
—¿Qué hacía el bolso de ese chico aquí?.
—Le renté la casa mientras no estabas, eso es todo.
Ha vuelto a mentir.
Changbin no miente, casi nunca lo hace.
¿Por qué de repente se esfuerza en hacerlo?.
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Seungmin.
—Por favor, detente. —Sana me sujeta de mi abrigo, intento contener mis lágrimas pero me es imposible.—Y-yo...
—No tienes que...
—No pido que lo entiendas, Seungmin.—Hay lágrimas en sus ojos también, lleva una de sus manos a su pecho. —Chris no puede recordarlo nada y para él nunca nos separamos, esta es mi segunda oportunidad Seungmin, y quiero que sepas que voy a aprovecharla.
Mi corazón va tan rápido que no puedo respirar. Asiento con mi cabeza de forma lenta, calmada. Entiendo la situación y sinceramente, no hay forma de poder sacar ventaja de todo esto.
Ganó.
Y yo, tal y como lo supuse, he terminado con el corazón roto.
Mi corazón esta destrozado, nadie juntará mis pedazos más que yo mismo.
Me gustaría decir que te lo dije, Chris, yo era el único que saldría perdiendo de todo esto.
—Lo siento Seungmin, realmente lo siento.
La forma en que tomó su cintura mientras ella se ponía de punta de pies, como sonrió luego de besaría, el brillo en sus ojos.
Él y yo no existimos en este momento.
Chris recordaba su accidente, el accidente que dejó su brazo adolorido, el accidente antes de conocernos. No recuerda los ejercicios de rehabilitación junto a mi, no recuerda la primera vez que se dirigió a mi, no recuerda lo mal que lo traté.
No recuerda haberme llevado a casa, tampoco hacer comentarios sexuales, no recordó nuestra primer noche conviviendo ni la primera discusión, no recordaba mis miedos, tampoco la forma en que nos acurrucabamos antes de dormir. Él no podía recordar nuestro primer beso, el beso de la suerte, el beso del amuleto. No recuerda la forma tonta en que mis manos lo tocaban y mucho menos la forma en que me erizaba toda la piel con solo uno de sus besos.
Él...
Él no recuerda nada de mi.
No recuerda nada de nuestro amor.
—¿Qué hacen aquí?. —Envuelvo mi cuerpo en la enorme manta, Jisung y Hyunjin de miran entre sí, hay bolsas en sus manos y una sonrisa en sus rostros.
—El estúpido de Christopher no podrá recordarte pero nosotros seguimos siendo tus mejores amigos. —Jisung se abre paso en el cuarto. Se saca el abrigo y camina hacia el sofá. —Por cierto, ¿cuál es la razón por la que escondes la verdad?, ¿no es más fácil decir que eran pareja y ya?.
—¿Quieres que a Chris le dé un colapso?. —Suelto un suspiro. —No quiero obligarlo a que tenga que estar conmigo Jisung, no quiero obligarlo a amarme, es mejor así, es mejor... que... que no lo sepa.
—Tonterías. —Hyunjin se cruza de brazos.—¿Y que harás tú?, no puedes quedarte de brazos cruzados viendo como él y Sana tienen una relación espantosa frente a tus ojos, es jodidamente doloroso.
—Ese es el punto. —Murmuro.— Me mantendré lejos de ellos, Chris ni siquiera me conoce, no lo notará. Mientras más rápido me aleje, más fácil será olvidarme de él.
Hay un largo silencio, un silencio que hace que pueda escuchar el palpitar de mi propio corazón.
—Pero tú lo amas.
—Pero eso ya no importa.
Esa noche ambos se quedaron junto a mi. Quizás olvidaron el tema o tal vez no, tal vez intentaron convencerse de que había algo más que hacer. Pero se acabó, sé que así es mejor.
Entonces, vuelvo a leer la maldita carta, esa carta que me atormentó toda la mañana.
