Seungmin es un patinador artístico , famoso, majestuoso, delicado como la nieve, pero tan frío como el hielo, tan capaz de cortar con una sola palabra.
Christopher es un corredor de autos de carrera luchando por su sueño de ser el mejor. Ambos pasan...
Era la tercer vuelta que daba, había varios niños que apenas comenzaban en el mundo del patinaje. De cierta forma me sentía humillado.
¿Por qué estoy aquí?.
Minho, quien se encarga de dirigir la clase, se cruza de brazos mirándome con el ceño fruncido mientras parpadea varias veces.
Eso es aterrador.
—¿Por qué te detuviste, Seungmin?.
Aquella pregunta había llamado la atención de los niños a mi alrededor, esperando que le dé una clara respuesta a nuestro profesor.
Me siento un niño pequeño.
Uno bastante intimidado la verdad.
—¿Es necesario hacer estos...?
—Si. —vuelve a poner atención a los demás. —Si quieres estar listo para la competencia entonces será mejor que perfecciones todos tus movimientos. Tu última presentación fue un asco y...
—¡Lo estás haciendo bien, Seungmin!.—Grita Chris desde las gradas, tiene una sonrisa radiante en su rostro, incluso desde aquí puedo ver su lindo hoyuelo.
Minho bufa, poniendo sus ojos en blanco.
—Es igual a Changbin, demon... ¡recorcholis!. —lleva una mano a su boca, casi dice una grosería delante de sus alumnos.—¡Bueno sigan!, ¡¿por qué se detienen?!, ¿dije que se detuvieran?.
Me deslizo una vez más sobre el hielo, bajando mis brazos y volviéndolos a subir, hago un giro simple, viendo como los niños se han detenido a verme e incluso Minho parece verme más de la cuenta.
No hay música, pero podía imaginarme la canción en mi cabeza.
—No estuvo mal. —Dice el pelinegro. —Pero necesitarás más que eso si quieres ganar.
—Quizás no quiero ganar.
—Eso no es algo que diría Kim Seungmin. —dice con una sonrisa.
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Era fascinante, la forma majestuosa en que se deslizaba por el hielo, como si nada más que él existiera. Lo seguí con la vista, viendo sus lindas y delicadas manos moverse en el aire, su rostro muestra tranquilidad, felicidad absoluta.
