Capítulo 3

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En un punto intermedio se llevaría a cabo la reunión de los demonios y ángeles, la Tierra, específicamente una isla en donde solo ellos podrían estar, nada ni nadie los vería, serían invisibles al ojo humano.

Exactamente a las 07:00 a.m. un gran portal blanco con toques celestes acompañado de trompetas y un aroma a vainilla y miel, se abrió en el cielo permitiendo el acceso a los ángeles, qué, vacilantes, ingresaron a dicho portal que automáticamente los teletransportó a la entrada de un edificio.

—Lisa, ¿qué es esto?—preguntó Rosé sujetando el brazo de la más alta.

—Parece una universidad humana... ¿qué planes tendrá nuestro Señor?—pero aún así lo piense ella jamás sabrá lo que Él tiene planificado, su insignificante mente nunca podría descifrar los planes perfectos de Dios.

—¿Universidad?—la pelirosa es la primera vez que ve dicha edificación humana.

—Sip, es momen...

Todos los seres divinos voltearon a mirar el inmenso portal negro con detalles rojos que de él provenían gritos espantosos junto al característico olor a sangre, humo y muerte. De ese escalofriante portal salieron los demonios como si fueran dueños del mundo con pasos firmes y la frente en alto.

Ambos bandos se estudiaron entre sí, a diferencia de los ángeles los demonios sí sabían como lucían los seres divinos de Dios, romper las reglas estaba integrado en su naturaleza y más cuando fue escrita por el Todopoderoso.

Eran seres con vestimenta blanca con elementos dorados, cabello en su mayoría rubios, rosados o castaño claro; ojos celestes o dorados, de su espalda sobresalían consideradas alas blancas con aura divina.

Al lado opuesto de ellos los demonios vestían conjuntos negros, en general el color de su cabello era negro, gris platinado o rojo fuego; ojos negros o gris oscuro, y, al igual que los ángeles ellos poseían extensas alas negras con aura infernal.

Los ángeles de batalla se colocaron al frente de los demás ángeles no combatientes, todo su ser les advertía que los seres de enfrente eran peligrosos. Los demonios al ver ese movimiento se rieron.

—¿Acaso nos tienen miedo, dulzuras?—comentó con sorna Jennie—. Acérquese, no mordemos, ¿verdad chicos?—se escucharon afirmaciones—, a menos que ustedes lo pidan—se lamió los labios. Se oyeron varios silbidos y risas mal intencionadas.

Jisoo no le dio importancia a lo que dijo Jennie, ciertamente no le interesaba los seres alados de Dios, así que se dedicó a leer su libro. Solo intervendrá si la situación lo requiere.

—Jennie, estoy segura que su rectitud divina no les permite hacer un acto tan pecaminoso como lo es el sexo, pero con gusto me sacrifico por tan nobles seres—el demonio Jeongyeon imitó una voz solemne llena de burla, aunque sus ojitos mostraban somnolencia.

—De seguro saben a gloria, que rico—añadió el demonio llamado Momo con ojos depredadores.

—Y yo quería escuchar los coros celestiales en mi cama—expuso Jennie imitando gemidos obscenos—. Pregunta seria, ¿cuándo gimen suena a trompetas o como el arpa?

Los ángeles se pusieron rojos de la furia, como se atrevían a decir tales cosas en su presencia y sobre ellos de una manera tan vulgar e irrespetuosa.

—¡Cállate asqueroso demonio, tú presencia es tan repugnante como el resto de tu calaña!—espetó Lisa con los ojos en encendidos mirándola.

—El fuego del infierno te fundió el cerebro, demonio—declaró tajante Dahyun.

—No vale la pena, Lisa, Dahyun. Ellos solo provocan lástima, hay que tener consideración porque incluso Dios no puede salvar su miserable alma—comunicó el ángel Nayeon con una sonrisa condescendiente.

La risa de los demonios finalizó al escuchar lo que dijo el último ángel, porque Nayeon sin saber tocó una fibra sensible en los seres infernales o más bien fue una palabra en específico, lástima. Ellos odian con todo su ser esa maldita palabra. Ahora era ellos quienes optaron una posición de batalla. De repente dos estelas de luz aparecieron junto a dos masas negras de humo.

—Les sugiero que todo el mundo se tranquilice, no queremos empezar el día con problemas—informó el arcángel Yongsun severa.

—Qué aburrida eres, Miguel. Mis muchachos solo jugaban, ¿verdad?—aclaró Moonbyul con una sonrisa ladina. Se oyó varias afirmaciones falsas camufladas de verdad.

—Si son como tú, dudo que sean juegos, Beelzebub—puntualizó Seulgi acercándose a los ángeles.

—¿Acaso en el cielo no juegan, Gabriel? Con razón los humanos prefieren el infierno—Joohyun soltó una risita vacía.

—Terminemos esta inútil conversación aquí y comencemos la orientación—Yongsun se aclaró la garganta—. Demonios sigan a sus... superiores y ángeles ya saben a quién seguir.

Lisa sintió como una parte de su ropa fue jalada, volteó a ver y era Rosé.

—¿Estás bien?—murmuró la rubia.

—Sí, Lisa. Solo me siento un poco incómoda con los comentarios—se abrazó asimisma. Era la primera vez que escucha tales burlas y cosas tan feas. Quería regresar al cielo.

—No hagas caso a esos miserables demonios, yo estoy contigo pequeña Foodsé, puedes confía en mí—sujetó la mano de Rosé.

—Gracias, Lisa. No sé qué haría sin ti—gesticuló una inocente sonrisa.

Ingresaron al lugar el cual contaba amplios espacios verdes y flores, los hicieron formarse, les pareció sin sentido, pero no protestaron. Las mayores les dieron un papel con un número correspondiente y al terminar de distribuir los papelitos comenzaron las indicaciones.

—¡Vamos a materializar siete portales! ¡En la parte superior estará un número, ingresen al portal correspondiente de acuerdo al número que tienen!—ordenó Yongsun.

Ahora todos sabían el propósito de aquella numeración, los estaban dividiendo y si no fuera poco, los estaban mezclando entre ellos.

Lisa le preguntó a la pelirosa su número y al verlo se alivió a verificar que les había tocado el mismo número, no tendrían que separarse.

—¡Es mejor que ingresen rápido! ¡No tengo la paciencia suficiente como los arcángeles!—exigió Moonbyul hastiada.

—Vamos Rosé, no te separes de mí—le sujetó la mano al ver que asintió con la cabeza.

Ambas pasaron por el portal y llegaron al pasillo, miraron por la ventana y comprobaron que era la tercera planta. Observaron el lugar y supusieron que debían entrar a la puerta que se hallaba frente a ellas, en la parte superior estaba rotulado como 07-S, Lisa abrió la puerta y se encaminó a los asientos en dónde estaban los ángeles y sintió tranquilidad al encontrar caras conocidas, no regresó a ver a los demonios que le seguían con la mirada.

Ángeles y demonios fueron ingresando a medida que pasó el tiempo, hasta que llegaron ellas pavoneándose como si fueran las reinas, Lisa chasqueo la lengua y decidió que era mejor ignorar a todos los demonios de aquella habitación.

Minutos después llegaron las princesas infernales y arcángeles.

—Ahora sí comienza la orientación y comenzaré diciendo que ahora ustedes se han convertido en "estudiantes", felicidades—dijo Seulgi sonriendo con los ojitos.


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Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora