Capítulo 56

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Rosé pasó por el baño para lavarse el resto de manchitas que se quedaron en su boca al comer los dulces que Jisoo le regaló. Salió del sitio y vio al demonio de la Soberbia esperándola con la espalda recargada en la pared y la mirada en su preciado libro.

No dudó en ir hacia ella para darle un piquito. Amaba la sonrisa que se formaba en el ser infernal después de aquella acción y se notaba al agitar sus alitas con alegría.

Caminaron tomadas de las manos en un cómodo silencio, esta vez el ser divino quiso apreciar a Jisoo en el mutismo, ¿cómo un demonio puede ser tan hermoso? Porque estaba segura que ni los ángeles poseían tal belleza.

—E-eres muy h-hermosa—dijo totalmente perdida en ella.

Jisoo paró su andar e iba a contestar con un ya lo sé, pero cuando su mirada cayó en su tartamuda fue incapaz de generar alguna palabra al contemplar la inconmensurable belleza del ser angelical. Con la mano sujetó el mentón y se aproximó a besarla.

—Tú eres mucho más hermosa que yo.

La vio enrojecerse y supo que hizo lo correcto porque incluso escuchó los estruendosos latidos del corazón de su enamorada, claramente, esos latidos le pertenecían y no pudo más que sonreír con superioridad.

—¡Hey, chicas!—saludó Momo yendo abrazar a Rosé.

—Tienes tres segundos para apartar tus asquerosas manos glotonas de mi enamorada y ya pasaron dos—los orbes de Jisoo se tornaron peligrosos.

—Qué agresiva eres ya hasta te pareces a Tofu—bufó como niña pequeña apartándose.

—¿Así que soy agresiva, eh?—Dahyun cruzó los brazos.

—¡Tofuuuu!—fue corriendo a abrazarla—. ¡Eres mi agresiva, así que está bien!

—¡Aléjate, tú, pegajosa!—a pesar de haber dicho eso el rojizo de su cara la delató.

El demonio de la Soberbia oyó la risita de Rosé, volteó a verla con una sonrisa divertida sin malicia alguna. De pronto sus amigas llegaron, el grupo estaba completo y no pasó por alto las manos unidas de Jennie con Manobal.

No perdiste el tiempo, Jennie.

Conocía a la perfección al demonio de la Lujuria y no pudo hacer otra cosa que reírse ante los celos posesivos de ella porque no se molestó en ocultarlos cuando alguien se acercaba a Manobal con intenciones nada puras.

—Jisoo, v-vamos a c-comer, ¿si?—Rosé hizo un puchero, tenía mucha hambre.

Antes de responder observó un demonio conocido acercarse y sonrió por el posible caos que formaría, el entretenimiento siempre es bienvenido y más cuando pone en apuros. Así que de su espacio demoníaco extrajo un sanduche para su tartamuda quien agradeció y se alimentó muy contenta.

—Jennie y chicas—saludó Minnie.

El restó de demonios devolvió el saludo con un gesto y los ángeles notaron que una extraña camaradería con los seres infernales, en especial con Jennie.

—Veo que están en muy buena compañía—sonrió pícara—, pero si quieren "acción" ya saben dónde buscarme, como en los viejos tiempos—les guiñó coqueta—, en especial tú—miró al demonio de la Lujuria.

—Esa "acción" como dices, con la única que tendré es con Lisa ya que es mi novia—Jennie besó los labios del ángel rubio.

El demonio de la Lujuria no era ninguna tonta, ella había notado como Minnie veía a Lisa, no la culpaba, su novia era el ser angelical más hermoso, pero por ningún motivo dejaría que Minnie piense que tiene oportunidad con su ángel.

Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora