Capítulo 55

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@RenSakamaky

Jennie deambuló por los pasillos al no tener ganas de alimentarse, simplemente no tenía apetito. Han pasado varios días desde que ella y Lisa se convirtieron en novias, cada vez que lo pensaba las típicas mariposas hacían un caos en su estómago, una sensación nueva y algo extraña.

Su dinámica no cambió o al menos no en las muestras de afecto en público como Jisoo y Rosé, ellas solo caminaban juntas y ya, no había más. Tal vez ese era el motivo por el cual en estos momentos se halló caminando sin rumbo, quizá de esa forma conseguiría que su cerebro llegue con la respuesta, una respuesta que vino a ella de hace rato porque solo quedaba en preguntar a Lisa y eso sin duda la ponía nerviosa, aunque presumía que la contestación del ángel iba a ser positiva.

—¡Nini!—Lisa la abrazó por la espalda—. ¿Por qué te fuiste? Te extrañé.

Ella no respondió y se dio la vuelta para besarla con fluidos movimientos, sintió como Lisa sonrió a la mitad del beso y le sacó una juguetona risa. Se apartó y acarició esos esponjosos labios que le hacían perder el poco autocontrol que le quedaba en su lujurioso cuerpo.

—Lili quiero preguntarte algo—le dio un piquito.

—Claro, ¿qué sucede?

—Yo quiero que nos besemos en público, ¿tú que piensas de eso?

El motivo tras aquel pedido era que había varias garrapatas alrededor de Lisa queriendo llamar su atención y esta, por supuesto, no se había dado cuenta de nada al estar metida en su inocente mundo, pero ella se encargaría de mostrarles que el ser divino tenía dueña y era ella.

—¡Sí quiero!—la alzó para dar vueltas—¡La verdad es que yo quería ser muy cariñosa!—se detuvo y la puso en el suelo con cuidado.

—¿Y por qué no me lo dijiste?

Jennie vio como bajó la mirada algo nerviosa y fue ahí cuando lo entendió todo, su novia temía decir algo incorrecto tal vez con miedo de que ella no la entienda.

—Lisa—hizo que la mire—, yo también soy nueva en esto de estar con alguien de forma romántica, en mi perra vida jamás me imaginé estar así con alguien y mucho menos con un ángel.

Comenzó con su monólogo, necesitaba decirlo. No era una experta en el amor, pero era muy probable que tenga más experiencia relacionándose con otros que su ángel.

—Pero lo que sí sé es que una relación es de dos, no puedo remar yo sola en esto, necesito que confíes en mí, ¿entiendes Lili? Puedes decirme lo que quieras—la besó de nuevo—, juntas vamos aprender, ¿ok?

—Está bien, ¿entonces puedo preguntarte algo?—se apartó un poco ante el asentimiento—. ¿Puedo... puedo tocarte como la última vez...?

Con las dos manos Lisa sujetó el cuello de su camiseta y la alzó hasta cubrir su rostro, sin duda decir aquello fue demasiado para ella, le ardía tanto la cara de la vergüenza que juró ver vapor salir.

—Hey, cariño, no te cubras, ¿si? No es algo por lo cual sentir pena—con lentitud descubrió el apenado rostro—. Puedes tocarme todo lo que quieras, es más, deseo que lo hagas ya mismo—ronroneó sensual cerca de la oreja.

Fue suficiente para que las manos de Lisa adquieran vida propia y posaran en las nalgas de Jennie. Estrujó y amasó a gusto nuevamente, había extrañado la sensación de aquella parte de la anatomía de su demonio feo era algo fascinante y más con los deleitables sonidos profanos que salían del ser infernal.

El beso fue con toda certeza ardiente que la llevó a consumirse en la ferviente hoguera llamada Kim Jennie en dónde las llamas le quemaron hasta la última pizca de raciocinio.

Por otro lado, Jennie gemía en la boca de Lisa, estar tanto tiempo sin sexo la hizo demasiado sensible y más con las fuertes manos del ser divino en su cuerpo, su ser quería más, su centro palpitó con desmedida urgencia de ser atendida por los dedos del ángel.

—Ah, Lisa... pon tus manos en mis pechos.

—¿Q-qué?—atontada se apartó, ¿había escuchado bien?

Vio al demonio de la Lujuria con las pupilas dilatas y la respiración pesada. Oía el corazón de su demonio latir con rapidez y fuerza. Algo había pasado en esos pocos minutos que se besaron con, ¿hambre? Con una gran voracidad, no entendía lo que pasaba, solo que el ser infernal lucía más hermosa, más bella.

Las manos le cosquillaron y los vellos se erizaron puesto que ahora su mirada bajó hasta ver los senos de Jennie cubiertos por la ropa, tragó grueso.

—Solo dame las jodidas manos—las colocó encima de su blusa y ejerció presión.

La castidad salió volando a no sabe dónde.

Fue difícil respirar y sin querer apretó aquellas pequeñas montañas arrebatándole un gemido al ser infernal. Eran suaves y le complicó la tarea en pensar con claridad, se mareó y sintió que la sangre se le subió a la cabeza, fue demasiado.

Un sonido sordo se oyó, Lisa se había desmayado.

—¡¿Es en serio?!—Jennie gritó frustrada, la había dejado con las ganas.

Se agachó y examinó al ser divino de forma meticulosa, no había heridas. Suspiró con pesadez y puso la cabeza de Lisa en sus muslos mientras acarició su cabellera dorada.

Se permitió pensar más en lo ocurrido segundos atrás y puede ser que haya sido su culpa por lo intensa que se puso, pero en serio quería estar con su ángel, pero debía ir al ritmo de Lisa y no el de ella.

Vio la mano del ángel y se le atravesó una idea, Lisa no iba a despertarse en algunos minutos y no iba a necesitar su mano, pero ella sí, no se dará cuenta, ¿verdad?

Sacudió su cabeza abandonando aquellos pensamientos, esa era una línea que no debía pasar. Llegaría a su casa y se tocaría porque sin dudas la humedad no iba a desaparecer por nada del mundo.

—Eres una idiota que me deja con las ganas—conectó sus labios con los del ángel—, pero yo más por enamorarme de ti.

No me hagas esperar tanto, pero aun si lo hicieras, permanecería a tu lado hasta que Dios te separe de mí.


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Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora