Capítulo 44

7.7K 995 389
                                    

El demonio de la Soberbia intuía que algo estaba mal con ella al no leer en clases cuando claramente su profesora le permitió hacerlo puesto que era la mejor alumna, pero no lo hizo porque alguien se había robado su atención.

¿Desde cuándo observarte se hizo más interesante que leer?

Jisoo no supo en que momento leer ya no era tan fascinante como contemplar a la tartamuda.

Admirar los gestos de alegría y sus inocentes pucheros que fueron estudiados como si de una materia se tratase, la más importante de todas, aquella que puede provocar que repruebes el año y, aparentemente, el ser infernal quiso graduarse con honores.

De pronto observó como salió del salón, de seguro a quitarse las manchas de la boca al comer chocolate. Fue el instante perfecto para reflexionar sobre sí misma ya que no estaba presente su reciente adquirida distracción y de la cual jamás pensó tener.

No era novedad para nadie que Jisoo sea cercana a dicho ángel, ahora todo el mundo lo sabía y que le importaba una reverenda mierda lo que digan, pero lo que no era capaz de ignorar era su propia voz, sus propios pensamientos porque mientras más se hundía en aquellos textos románticos solo pudo reafirmar que el amor era un sentimiento distópico, ¿quién en su sano juicio está dispuesto a caer en la trampa más venenosa y con los brazos abiertos? Porque eso era el amor para ella, un veneno mortal o mejor dicho una maldición.

El amor era una maldición que se graba en el corazón del ser poco a poco sin percatarse lo ambicioso que es en querer poseerlo todo y el cual marca el alma con una asquerosa huella, los humanos lo llaman "almas gemelas".

Absurdo.

—Hemos acabado de hablar sobre la Virtud Celestial de la Caridad. Como nos queda tiempo haremos una breve introducción sobre la Virtud Celestial de la Paciencia—avisó Seulgi viendo su reloj.

—La gracia que rige esta virtud es Tiffany Young. Bien, sí la caridad es el perdón de Cristo, ¿qué creen que es la paciencia?—preguntó Yongsun.

Pasaron los segundos y nadie parecía tener la respuesta aquella pregunta y que en verdad era algo ambigua, la paciencia podía ser muchas cosas dependiendo en el contexto que se preguntaba, en este caso el religioso, y aunque Jisoo tenía una ligera idea no podía afirmarlo ya que si aun quisiera dar un contestación digna de la Soberbia no podría hacerlo ya que los demonios no pueden leer la Biblia, aquél texto era tan sagrado que no eran capaces ni de tocarlo ni de verlo o sufrirían grandes consecuencias, solo podían escuchar.

—Lo dejaría para mañana, pero creo que es algo importante que sepan así que escuchen con atención—dijo el arcángel Yongsun—. Ángeles, ¿quién me puede decir primera de Corintios capítulo trece versículo cuatro al siete?—varios alzaron la mano—. Señorita Minatozaki, por favor tenga la bondad de recitar los versículos favoritos de su virtud.

—La palabra de Dios dice así: "El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta"—terminó de decir Sana.

—Gracias, con esto podemos decir que la paciencia es el amor de Cristo, el amor es paciencia, no lo olviden.

—Si así es el amor entonces no quiero nada que ver con el—comentó Tzuyu cruzada de brazos.

—¿Por qué?—Seulgi quiso saber el pensar de su alumna.

—No me gusta la última parte, ¿por qué debo perdonar todo? ¿Por qué debo creer? ¿Por qué debo soportar?

Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora