Capítulo 38

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—Hola Leo, hola Louis y hola Lego—saludó Jennie cargando a cada uno de los gatitos—. ¿Quieren jugar con Luca?

Recibió un leve maullido de los animalitos y lo interpretó de forma positiva, así que dejó que su fiel compañeros nube jugará con el resto de su, ¿especie?

—Niños, ¿saben de su otra mamá?—los felinos no le prestaron atención—. Sí, lo suponía.

Para Jennie fue extraño que el ángel rubio no haya llegado aun, generalmente es la que se encuentra primero en el lugar.

Hablando del rey de Roma.

Visualizó a Lisa caminando hacia ella un tanto peculiar, pero cuando sus ojos hicieron contacto una gran sonrisa fue lo que se asomó, no pudo evitar sonreír del mismo modo. El ser divino fue hasta ella y la abrazó, apoyó su barbilla en la cabeza más sus oídos captaron un suspiro.

¿Qué le sucede?

—No es que me importe, pero, ¿todo bien Lisa?—también notó unas leves ojeras.

—Sí, solo estoy un poco cansada, nada más—cerró los ojos—. Jennie.

—¿Sí?—con sutileza olió el dulce aroma de la rubia.

—Tú eres amiga de Kim Jisoo, ¿verdad?

¿Por qué pregunta por Jisoo?

—Algo así, ¿por?—se apartó un poco.

—¿Cómo es ella? Solo la he visto de lejos y parece que es inteligente porque responde todo en clase—la miró a los ojos.

—Veo que estas muy interesada en ella—enarcó una ceja.

—Algo así, entonces, ¿cómo es ella?

Lisa solo quería saber como era Jisoo porque su mejor amiga gusta de ella y a su mente vino que la única capaz de despejar sus dudas era el demonio de la Lujuria, pero digamos que Jennie no lo vio de esa manera.

—Te lo digo si me dices porque quieres saber de ella—cruzó los brazos.

—No puedo decírtelo...—era el secreto de su mejor amiga no de ella.

¿Por qué parece enojada?

El ser divino observó como el entrecejo del demonio se arrugó y ni hablar de sus ojos que parecían echar chispas, ¿preguntó algo que no debía?

—Bien, suerte tratando de hablar con ella, Manobal.

Jennie giró sobre sus talones y se fue caminando con su mente hecha un caos, ¿por qué de repente el ángel idiota se interesaba por Jisoo? Se moría de curiosidad por saberlo.

¡Mierdaaaa!

No comprendía porqué le enojó la simple pregunta del ángel y que la hizo arder desde lo profundo de su pecho hasta extenderse por todo su cuerpo sin la mínima intensión de querer apagarse.

—¡Jennieee!—escuchaba como el ángel la llamaba.

No detuvo su andar, no quería ver su estúpida cara angelical, sin embargo, el plan de huida de la pelinegra se vio interrumpido por la extremidad del ser divino que la agarró de la mano.

—¿Qué pasó? ¿Pregunté algo malo?—la rubia no entendía el actuar de la contraria.

—No te importa y deja de tocarme Manobal. Anda a sujetarle la mano a Jisoo que parece que estas muy interesada en ella—se alejó con violencia—. Que sea la demonio con quien cuidas a los niños y la besas porque yo ya no voy a ser—bramó.

Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora