Capítulo 62

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Los rayos solares acompañaron a Jennie en su andar hasta que llegó su ángel favorito.

—¡Nini!—Lisa con una brillante sonrisa la abrazó y la besó.

—Lili—se rio feliz—. Yo también estoy feliz de verte.

—Cierto, vamos con los niños, quiero presentarles a Love—mencionó con la mirada fija en ella.

—¿Aun no se conocen?—alzó una ceja.

—¡No me mires así que me pones nerviosa!—giró el rostro.

—¿A pesar con todo lo que hicimos, hacemos y vamos hacer?—se puso de puntitas y ronroneó cerca de la oreja—. Sabes a lo que me refiero.

—¡J-Jennie!—puso un puchero, la cara le ardía—. ¡No seas un demonio feo y acompáñame... por favor!

La mano del demonio de la Lujuria fue sujetada con delicadeza y con algo de torpeza. Ahogó una risita al ver como su ángel caminaba delante de ella refunfuñando y con las orejas rojas, jamás se cansaría de molestarla porque a pesar de haber hecho el amor Lisa aun sentía pena con esos temas, pero estaba bien porque el ser divino igual la deseaba.

Llegaron a su destino y sacó a los gatitos de la casita de madera, han crecido bastante durante estos meses, ya no eran pequeños.

—También llama a Luca—observó como Jennie hizo lo pedido—. Muy bien, Love, ellos son tu hermanos Lego, Leo y Louis; tú hermano mayor se llama Luca—señaló al gatito nube—. Espero que se lleven muy bien o sino su mami—esta vez indicó al ser infernal—, se va a enojar y sabrán porque es un demonio.

De pronto el ángel sintió un ligero manotazo en la cabeza.

—Sigue así Manobal y no podrás tocarme durante un mes.

Eso evidentemente era una mentira, el demonio de la Lujuria no era capaz de respirar sin las caricias de su ángel y sus amorosos besos, pero eso es algo que el ser divino no se debía enterar.

—Pero yo quiero tocarte...—puso ojitos de perrito.

Eso también era otra razón por la cual Jennie no podía cumplir con su "amenaza", era incapaz de negarle algo a su amada novia y menos con su carita toda tierna de perrito arrepentido.

—Jennie...

—¿Qué pasa, Lisa?—se acercó.

Generalmente cuando el ángel la nombra de esa manera es porque alguna pregunta existencial ha estado rondando por su mente, así que como el buen demonio que era le pondría atención.

—¿Crees que estoy haciendo algo malo al querer hacer cositas contigo muchas veces?—bajó la mirada.

—Amor, cuando me ves, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente?—empezó acariciar su mejilla, notó que eso la calmaba.

—Qué eres muy hermosa y que doy gracias a Dios por ponerte en mi camino. De hecho, le doy gracias todas las mañanas antes de venir.

Ahora fue el turno de Jennie para bajar la mirada y ocultar su rostro en el pecho del ser divino, la declaración de Lisa fue demasiado para ella que terminó desarmándola. Sabía que su ángel la amaba, pero no de tal manera de dar gracias a su Dios por ella y eso no era todo, sino que de seguro el Todopoderoso conocía su relación con el ángel, y se sintió bien, muy bien porque ella era un demonio y de alguna forma sintió que obtuvo su aprobación, que las bendijo en su relación.

—Te amo demasiado—susurró Jennie por la gran proeza que realizó su ángel sin darse cuenta—. Lili, ¿te acuerdas que dijo la profesora Seulgi de tu virtud?

—Umm... la verdad no—era algo olvidadiza.

—Eres muy distraída, ¿sabes?—se rio y le dio un piquito—. Resumiendo, dijo que el acto sexual debe ser hecho únicamente con alguien especial, puesto que no solo nos uniremos en carne sino también en espíritu. Así que no haces nada malo.

—Eso es algo muy bueno porque no me arrepiento de nada—manifestó con una amplia sonrisa.

Ya no dijo nada y la besó con el mismo amor que su ángel. Ella no la culpaba por tener esos pensamientos ya que Lisa pertenece a la Virtud Celestial de la Castidad, así que de vez en cuando puede sentir duda, pero el hecho que haya dicho que no se arrepentía de haber estado con ella la llenó de una inmensa dicha.

—Jennie, no enfrente de los niños—frenó Lisa al notar las intenciones de su demonio lujurioso.

—Tú también estas igual que yo, boba. Solo por esta vez te dejaré ir, Manobal—tampoco le parecía correcto hacerlo en frente de sus niños, debía poner ejemplo.

Lisa se ruborizo porque no se había percatado que sus manos aun apretujaban las nalgas del ser infernal por debajo del pantalón, ¿en qué momento sus manos se deslizaron debajo de la ropa? Negó con su cabeza con vergüenza.

Ella la amaba tanto y cuando Jennie le hizo aquella pregunta de qué es lo primero que piensa también fue una forma de hacerle ver que sus pensamientos no eran únicamente relacionado con hacer cositas con el demonio de la Lujuria, por supuesto que no, porque Jennie era más que eso, muchísimo más, era el demonio con quién quería pasar toda su eternidad aun si no hacen nada de eso.

—Eres mi infernal delirio, perder mi cordura angelical nunca se sintió tan bien como navegar en tu endemoniado corazón—suspiró con eterno amor.

—No digas esas cosas—no dejó que vea su rostro o se iba a dar cuenta lo nerviosa que se puso por lo romántica que es, aunque su rostro enrojecido no fue de ayuda.

Pero al parecer Lisa no pensó lo mismo así que la sujetó de la barbilla con dulzura e hizo que sus miradas se conecten, no había otra cosa que amor y cariño.

—No te ocultes de mí, amor. Me pondré muy triste si no puedo ver esas dos hermosas lunas que tienes por ojos. Ahora entiendo a los humanos porque esperan que cada noche salga la luna, yo también lo haría—pasó el dedo pulgar por esos esbeltos labios.

Esta vez ambas se besaron con lentitud balanceando sus cuerpos, en ningún momento el besó se tornó sensual o algo por el estilo, era un beso dulce y cariñoso.

—Vamos Nini, hay que jugar con los niños—dijo Lisa al percatarse que la dejó sin palabras.

Jennie se dejó arrastrar ya que aun no se recomponía de las palabras románticas de su novia que eran tan peligrosas como cuchillos porque sin duda dejarían marcas en su demoníaco corazón.

Espero que jamás se hagan cicatrices y sigas "hiriéndome" con tus palabras por siempre.

Tal vez Jennie ni los otros demonios se enteren, pero sus ángeles siempre dan gracias a Dios por ellas y fue visto con buenos ojos, después de todo, el Altísimo lo sabe y conoce todo.


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Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora