Capítulo 52

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Ha pasado exactamente una semana y los demonios no se presentaron a las clases, nadie sabía absolutamente nada de ellas excepto que fueron al Noveno Círculo y no regresaron.

Cada día que pasaba era peor que el anterior porque sin duda el grupito de ángeles les tomó cariño a esos demonios algo singulares incluso Dahyun, pero ahora la preocupación era la dueña de sus mentes.

—Como iba diciendo... ¿si, señorita Park?—Seulgi dio la palabra a Rosé.

—¿A-aun no s-saben nada de e-ellas?—fue una pregunta dirigida a las princesas infernales.

—No—negó Moonbyul bufando, era la misma pregunta todos los días.

—¿Las han buscado por lo menos?—Lisa inquirió con seriedad.

—No, querida—Joohyun se distrajo con sus uñas.

—¿Por qué no? ¿Acaso no son sus estudiantes?—Nayeon no entendía la frialdad con la que respondían sus preguntas.

—Suficiente, estoy harta de ustedes, así que voy a dejar algo muy en claro—el límite de paciencia de Moonbyul se quebró—. Antes de ser estudiantes son demonios, cada quién es responsable de su propia vida en el infierno, no sé como manejen estos asuntos en el cielo y que, sinceramente, no me interesa saberlo. Si ellas decidieron hacer un suicidio colectivo en el Noveno Círculo no es algo que a mí me incumba—terminó con dureza.

El pecho de Rosé se hizo chiquito, ¿por qué Jisoo iría a un lugar tan peligroso con sus amigas? ¿Por qué cuando todo iba tan bien entre ellas? Todas las noches con lágrimas pedía a Dios que las cuidara en especial al demonio de la Soberbia, no sabía si sus oraciones funcionarían en un demonio, pero no perdía nada con hacerlo y también volvía su carga más llevadera.

Me mentiste, Jisoo. No puedes cuidarme si no estás cerca de mí.

Trató de tragarse las rebeldas lágrimas que amenazaban con salir y exponer lo mal que se sentía ante la incertidumbre que le provocaba no saber sobre Jisoo.

Por otro lado, Lisa se halló con los puños apretados y el entrecejo fruncido, Jennie podría estar en peligro y a nadie en el infierno le importaba un comino. Ella poseía muy poca información en cuanto al Noveno Círculo, pero oyó que era un lugar extremadamente peligroso y no solo porque alberga a los mayores pecadores de la historia sino por las feroces criaturas que residen en aquel paramo de hielo.

Intentó convencer a las princesas infernales que le permitan ir en busca de su demonio, pero los ángeles tienen prohibido el acceso al inferno y eso es absoluto. Su único consuelo es el peluche que le obsequió Jennie ya que su aroma aun está impregnado en el muñeco de felpa.

Jennie, por favor regresa a mí... Nini, no me dejes sola, dijiste que ya no me ibas hacer daño.

Se mordió los labios para no llorar.

La clase continúo a pesar del denso ambiente que se formó y es que ninguna prestó atención a lo que decían sus profesores al tener su mente en otro lado.

—Qué curioso queridas, al parecer sus oraciones fueron escuchadas.

Antes de preguntar a lo que se refiera la puerta se abrió dejando ver a los demonios que tanto les hizo preocupar. Estaban cubiertas con resto de nieve, bastante a decir verdad, heridas por doquier con rastros de sangre, pero lo curioso es que esas heridas gozaban de un color azulado blanquecino como el hielo.

Rosé fue la primera en reaccionar y fue corriendo a tropezones hasta llegar a Jisoo, la envolvió en un fuerte abrazo.

—¡E-estas viva! ¡T-tuve m-mucho miedo d-de no volverte a v-ver!—Rosé dejó que las lágrimas fluyeran con libertad porque ahora ya no lloraba de tristeza sino de alivio aunque el cuerpo del ser infernal se encontró helado, pero no le importaba porque ella le daría el calor que necesita.

Milagrosamente PecaminosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora